
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El 26 de diciembre de 2012, tres personas se reunían en un bar de El Sardinero. No se conocían en persona, sólo de las redes ... sociales, pero compartían una afición común: la tauromaquia. De esa cita, casi íntima, salió la Asociación Taurina de Cantabria, que no sin dificultades por culpa de su nombre creció con el paso de los años hasta convertirse en una peña que actualmente conforman 600 personas y que ayer celebró su década de vida con una fiesta en la que el invitado de honor fue Cayetano Rivera.
A José Miguel Álvarez, Alfonso Rivas y Tomás Amparán se unieron pronto aficionados, jóvenes y mayores, que en torno a la sede ubicada en el Bar El Coso dieron forma a la filosofía de la entidad: fomentar los toros entre los garantes de su futuro, la juventud. «La idea era aglutinar a todos los aficionados que vivían la fiesta a título individual en torno a un grupo, para que pudieran participar y compartir sus vivencias con más personas. Nos quisimos centrar sobre todo en la gente joven», aclara José Miguel, presidente de la peña desde su fundación.
Su puesta de largo, su presentación en sociedad, tuvo lugar el día de Santiago de 2013, cuando El Juli, Miguel Ángel Perera y Alberto Aguilar, los integrantes del cartel de esa tarde, enseñaron a los niños a torear de salón en los Jardines de Piquío. A partir de ahí la peña creció, incorporó personas a la directiva y se dejó ver en actos a lo largo y ancho de España y Francia: visitas a ganaderías, a ferias, a festejos populares, organización de charlas, varias clases más de toreo de salón (El Cid, Paco Ureña, Javier Castaño, Miguel Ángel Perera), un certamen de escuelas taurinas y así hasta llegar, hace un par de años, a la culminación de su obra (hasta ahora): la puesta en marcha de la Escuela Taurina de Santander, centro asociado a la Escuela de Palencia y que tuvo como germen los encuentros de aficionados prácticos organizados cada sábado en la plaza de toros.
Bilbao, Vic, Gijón, Pamplona, Madrid, Cenicientos, Beas de Segura, Astudillo... el rosa de la Asociación Taurina de Cantabria es habitual en los festejos más importantes de España, un éxito sobre todo porque nació casi de la nada, de algunas conversaciones en redes sociales. «Cuando arrancamos no pensábamos en llegar hasta donde estamos ahora» apunta Álvarez. Y ese ahora abarca, incluso, la modificación del reglamento de espectáculos taurinos populares, cuya modificación del pasado año sale del trabajo de varios miembros de la asociación.
Como diez años no se cumplen todos los días la asociación lo quiso celebrar a lo grande, con una fiesta que comenzó con el retorno al comienzo, al santo y seña de la peña: el toreo de salón. Cayetano Rivera emuló a sus compañeros una década después. El diestro repartió sonrisas, charló con los más pequeños, encandiló a sus madres y, sobre todo, explico paso a paso el desarrollo de una faena taurina desde que el toro sale por la puerta de toriles hasta que se va por el desolladero. Cercano y amable, el torero cortó la primera oreja de la tarde de la mañana a pie de calle.
La calle se quedó pequeña para compartir un rato con el diestro, una forma de acercar a los a veces inaccesibles toreros a los aficionados que acuden cada tarde a la plaza que, de alguna manera, humaniza a los profesionales y calienta el ambiente para lo que ocurre posteriormente sobre el ruedo. Cayetano se hizo fotos con los más pequeños y aprovechó para mostrar su faceta lejos del coso, donde siempre se ha mostrado reivindicativo en favor de la tauromaquia y de la vuelta de las retransmisiones taurinas a la televisión pública.
Y tras la clase, una comida popular de las buenas, de las de patatas a la riojana en olla ferroviaria para cerca de 250 personas que convirtieron la zona en una marea rosa que brindaron por la salud de y el futuro de una peña cuyos objetivos pasan ahora mismos por «consolidar el Certamen de Escuelas Taurinas de Cantabria, cuya primera edición se celebró en Rasines en mayo de 2022, celebrar una novillada sin caballos en el coso de Cuatro Caminos y, por supuesto, mantener el fomento y la didáctica de la fiesta de los toros entre los más jóvenes», aclara su mandatario.
Por la calle Padre Rábago pasaron aficionados guipuzcoanos, madrileños, andaluces e incluso franceses en una fiesta de convivencia para una entidad, la que más socios aglutina de cuantas peñas taurinas hay en Cantabria. El próximo objetivo, superar el millar de socios. No tardarán mucho en lograrlo.
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Ana del Castillo
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