
Ver fotos
El centro de Santander se llena de locales hosteleros cerrados en el arranque del año
Santander ·
Reformas, traspasos, vacaciones o directamente ceses de actividad salpican las calles más concurridas de persianas bajadasSecciones
Servicios
Destacamos
Ver fotos
Santander ·
Reformas, traspasos, vacaciones o directamente ceses de actividad salpican las calles más concurridas de persianas bajadas«Ese ha cerrado hace muy poco y ese otro ha durado un suspiro, nada», dice un vecino de los que conoce las barras del ... barrio mientras señala a los dos lados de la calle. Está en Gándara, en la cuesta. Cerca del Paseo de Pereda. Pegado a la taberna Al Punto (esquina con Ataúlfo Argenta), que tiene los letreros de una inmobiliaria en los cristales. Es el que ha bajado la persiana hace poco. El otro, el que duró «un suspiro», la tiene a medio bajar. Se llamaba De Cuchara y Limón, aunque sonará más si se recuerda que es el antiguo Mexsia. Su breve nueva etapa terminó y esta misma semana estaban haciendo obra para empezar otra vez de cero con el cartel del antiguo nombre cubierto.
Negocios que cierran, negocios que abren. La calle Gándara es un ejemplo de lo que pasa estos meses con muchos locales de hostelería del centro de Santander. Que entre cierres, traspasos, vacaciones (en el restaurante Zissou, allí mismo, se han tomado unos días de descanso, como en el Cadelo o en el Umma) o reformas (el Días de Sur, en la cercana Hernán Cortés, está de obra tras cambiar de manos) han dejado un reguero de persianas bajadas en el arranque del año.
Si uno pasea, lo ve. Es muy llamativo. En la misma zona (Gándara con Hernán Cortés) también está cerrado, por ejemplo, el Shore, un 'cocktail room' (una coctelería) que se instaló en el local que ocupó durante años el restaurante La Fontana. Al lado (en la misma Hernán Cortés) es visible desde hace meses el frontal 'chapado' del mexicano '¡Viva Zapata!', un local con un tamaño considerable. Lleva tiempo, como La Bocana (Puertochico), el Café Inicio (Valliciergo), el Eros Rocamar (el que pusieron en Santa Lucía esquina Pizarro, donde estuvo el Eh Marcelino, entre otros) o el De Salitre (calle Ataúlfo Argenta, cerca de la Plaza del Príncipe). Mirando este último uno se topa con una línea de hasta cuatro locales sin actividad (entre comercios y el Hotel Central). En el último llama la atención que han puesto una exposición de bicicletas y unos carteles en los cristales bien visibles explicando que las bicis «carecen del sistema principal de funcionamiento» -o sea, que no valen ni «para andar ni para vender»-, por lo que ruegan «a los señores ladrones utilicen su 'micropene' en otros menesteres».
Ángel Cuevas | Presidente Asociación Hostelería
Puestos a repasar curiosidades, una en Daoiz y Velarde. Al preguntar en una mercería por el cercano El Rincón de Gaby (un pequeño restaurante cerrado, antes con carteles de 'se traspasa' que ahora han retirado), dicen que su local -el que ahora ocupa la mercería- también es hostelero, que se trata del antiguo café C'est L'amour y que se ofrece su alquiler. Lo que ocurre es que, mientras encuentra destinatario, los propietarios han dejado a la mercería instalarse allí porque su establecimiento de Lope de Vega está en un edificio en obras. Así que, por unos meses, venden hilos o pijamas detrás de una barra.
Hay un poco de todo. Traslados que dejan locales libres (La Vaca Pasiega se movió a otro número de Santa Lucía y Vía Mazzini se fue de Peña Herbosa a Castelar), reformas (La Tolva, en Casimiro Sainz, o Portal 25, en el Paseo de Pereda), establecimientos que funcionan estos meses con horario de invierno (Papanao, en Hernán Cortés)...
Pero lo más llamativo es encontrar la persiana bajada de negocios que estaban en plena actividad hasta hace pocos días. Es lo que ha ocurrido con el Puerta 23, en Tetuán. «No llegará a un mes que lo han cerrado», comenta un vecino en la puerta de uno de los muchos bares que hay en la zona. Dice que en enero, después de las fiestas. Y ahora hay carteles de 'se alquila' con los teléfonos para informarse.
Allí mismo, un poco más arriba también, acaba de cerrar el Dr. Luisito, un negocio de «cafés y orgánicos» según podía leerse en el escaparate, en el que ahora hay escrito un mensaje para clientes e interesados. «Traspaso este precioso local preparado para licencia de hostelería». Hay eso y hasta una carta de despedida. «Año nuevo, proyectos nuevos. Quizá a algunos no os ha llegado, pero empezamos una nueva aventura fuera de este local». Tras fijar una fecha para despedirse de los habituales (les citaban el pasado 12 de enero en una fiesta «de hasta luego»), terminaban diciendo que cerraban «una maravillosa etapa».
No hay que confundirse. En un local anexo a La Flor de Tetuán, que también está rotulado con su nombre, hay carteles de 'se alquila', pero se refieren a ese espacio pegado a su negocio. Ellos siguen funcionando. Y seguirá, pero con otro nombre a partir de abril, el que hoy ocupa el Bellasombra. Es el que está sobre la Plaza Amaliach, a un lado del túnel de Puertochico. «Cerró en los últimos meses del año pasado, pero ahora vamos a abrir en abril y se va a llamar Viento en Popa», dice el nuevo responsable, que esta semana estaba ya dentro, manos a la obra con los preparativos.
Hay lugares en los que el cierre ha dejado la calle prácticamente huérfana. En el paseo de Menéndez Pelayo pasa eso. Cerró el tradicional Café Maravillas. Uno. El Gaucho del Puerto (donde estuvo durante décadas El Segoviano) «lleva cerrado desde agosto», según los vecinos. Aunque uno mire por el cristal y lo vea impoluto y el mobiliario de la terraza siga fuera, candado. Dos. Y así, impoluto, está el restaurante La Mestiza. Sin rastro que explique si sigue o no abierto. En el barrio dicen que «lleva casi un mes así», que estuvieron «de vacaciones, pero han seguido sin abrir» y varios aseguran que «se ofrece su traspaso». Tres seguidos.
Como en Santa Lucía. Un pequeño escarnio. Letreros de 'se vende' en La Tertulia o de 'se alquila' en el local que hay justo en frente y que vendía perritos calientes (Los de La Estación)...
Porque hay muchas causas, pero enero y el fracaso económico es una de ellas. De las más importantes. Según la Unión de Trabajadores Autónomos de Cantabria, en el primer mes del año el número de autónomos en hostelería se redujo en 81 personas. Y en el sector es sabido que el segundo mes del año no es bueno. «Noviembre y febrero son los peores. Por eso se aprovecha para hacer reformas o cogerse vacaciones». La realidad confirma lo que dice Ángel Cuevas, presidente de la Asociación de Hostelería. Pero dice eso y algo más. «Esto es mucho más difícil de lo que se cree y perjudica mucho que se abran y se cierren constantemente negocios. Se ve tan fácil desde fuera que se lanzan a poner negocios y hay muchos establecimientos. Seguro que no hay tanta demasía de talleres mecánicos, por ejemplo». Él insiste en que en la Asociación ofrecen de forma gratuita estudios de viabilidad a los que quieren empezar y hasta se han lanzado a dar cursos de formación en los propios locales. Para ayudar a los que empiezan.
Porque cierran, pero también abren. «Esperamos empezar en un par de semanas». Eso lo dicen justo delante de un local en obras en la calle del Medio. Había una tienda de moda y ahora va a ser el Apapacho Café.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.