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Nada más entrar al centro de visionado y control del tráfico de Santander, ubicado en la planta superior de la Estación de Autobuses desde 1992, uno ya se puede hacer una idea de cómo está el tráfico en ese momento: el día de esta ... visita la circulación era fluida en las calles Castilla y Marqués de la Hermida, dos de las arterias de entrada y salida de la ciudad y por donde más coches pasan a diario. Tranquilidad también en la turborrotonda de Valdecilla y en el túnel de Tetuán, zonas que acostumbran a sufrir retenciones en horas punta.
«Esta es buena hora (son las diez y media de la mañana). No hay problema», comenta uno de los técnicos del centro que llevaba desde las ocho vigilando los 177 cruces regulados por semáforos de la ciudad, las 49 cámaras que supervisan la circulación y los túneles y pasos inferiores. «Hay que tener los ojos muy abiertos», añade. «Lo que se hace desde aquí es observar el estado del tráfico los 365 días del año. Y si hace falta modificar actuaciones sobre lo que está previsto para descongestionarlo, se realizan», explica Javier Mantilla, jefe del servicio de la red de semáforos de la empresa SICE, encargada del mantenimiento y conservación de la red semafórica. Es decir, regulan los semáforos de la ciudad «en función de la densidad de circulación que se experimenta en cada momento», añade Mantilla.
«Que quede claro, nosotros no multamos ni tenemos nada que ver con los sensores de las Zonas de Bajas Emisiones. Para lo que nos sirven nuestras cámaras es para comprobar si las decisiones que se han tomado respecto al tráfico y los ciclos de los semáforos son adecuadas», subraya. El equipo de profesionales que constituye el cerebro que dirige el tráfico de Santander muestra a El Diario Montañés su forma de trabajar.
Para que haya servicio durante todo el año, en este centro siempre hay un encargado de sala y dos operadores de ocho de la mañana a diez de la noche. «Se organizan por turnos de tal forma que siempre haya un equipo aquí». Hay que contar también al grupo que trabaja desde la calle, que está formado por seis personas. «Su trabajo es crucial. Por ejemplo, si hay una avería en un semáforo o si estos se caen por algún motivo, desde el centro se ponen en contacto con el equipo de calle y ellos van a solucionarlo». Y si durante el visionado de las cámaras observan que se está produciendo un colapso por un accidente, «automáticamente» avisan a la Policía Local.
Una comunicación permanente y coordinada que desde hace un mes es mucho más «eficaz» ya que han renovado la tecnología con la que trabajan. Ahora, un 'vídeo wall digital' de última generación con tecnología de micro-leds (una configuración de monitores colocados en mosaico de forma contigua para formar una pantalla grande) preside la sala y sustituye a la anterior pantalla, formada por monitores analógicos. «Mira, así era la sala antes», comenta uno de los técnicos mientras enseña una fotografía de hace varios años. «Era necesario este cambio. Hablamos de tecnología digital frente a tecnología analógica y sin duda es beneficioso».
En este sentido, la modernización de los equipos continuará durante este año, ya que el Ayuntamiento de Santander sacará a licitación la digitalización de 27 de las 49 cámaras de control de tráfico de las que disponen actualmente. Precisamente es la tecnología la que permite que, hasta este centro, llegue la señal de las 49 cámaras de control del tráfico, los 16 paneles de radar informativos y los otros cinco paneles que ofrecen información sobre la circulación y los túneles y pasos inferiores de la calle Burgos, Cuatro Caminos y La Marga, Pasaje de Peña, Tetuán, Centro Botín y Cazoña-La Albericia (antigua Residencia Cantabria). Además, también reciben los datos que generan las espiras detectoras de vehículos ubicadas bajo el asfalto en cada uno de los cruces que están monitorizados. «Toda esa información nos llega a nosotros y se envía a la base de datos para tener un compendio de los vehículos que pasan por cada zona en concreto», dice Mantilla.
La duración del ciclo de un semáforo puede ser muy larga o muy corta dependiendo de si el que espera se encuentra en el lado del conductor o del peatón. De hecho, Mantilla reconoce que encontrar el equilibrio entre ambos «es muy complicado».
Aunque todo está influenciado por los cambios y las mejoras que ha experimentado el tráfico a lo largo de los años. «Estos avances se explican por el descenso del tráfico, es un hecho que cada vez hay menos». A su juicio, otro factor «clave» para entender la nueva dinámica en las carreteras de la ciudad es la mejora de las infraestructuras. «Antes no estaba la S-20 ni el Distribuidor de La Marga. Era todo sí o sí por la calle Marqués de la Hermida. Entonces cuando llegaban las horas punta o un puente en el que la gente viajaba, los atascos eran tremendos. Ahora ya no». Y recalca la importancia de la coordinación que ejecutan desde el centro. «Es fundamental», concluye.
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