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Es inevitable. El paso del tiempo, la intemperie, la lluvia, la cercanía del mar y, cómo no, el vandalismo. Es el listado de las principales causas que hacen mella en los monumentos de Santander. Por eso, cada cierto tiempo, el Ayuntamiento pone en marcha un plan para restaurarlos y recuperar así su color o su forma original. De hecho, ahora mismo están en ello. Ya han rehabilitado cinco monumentos, están en mitad del proceso para tener un sexto a punto y quedan cuatro más en su lista de pendientes.
Obra del artista Manuel Cacicedo, fue inaugurada en 1983. La peana, debido a las inclemencias del tiempo y la fragilidad del material, se encontraba en mal estado y tenía las esquinas fragmentadas. Y la pieza de bronce acumulaba grafitis, cera, pintura plástica e incluso chicles. Para rehabilitarla, de la peana se retiraron restos de pintura y grafitis, se reintegraron las esquinas y bordes, se sellaron lagunas, se repararon pequeños agujeros y se aplicó imprimación selladora. En el bronce, se limpiaron los grafitis, se renovó la capa que protege al bronce de la corrosión y se aplicó cera microcristalina para darle a la obra aún más protección.
Pórtico de piedra que daba acceso a un antiguo lavadero y que se cedió al Ayuntamiento en 1986 para construir viviendas en el solar. Labrado en piedra de sillería, se trasladó a su ubicación actual piedra a piedra. Antes de la renovación, se podían apreciar partes sucias por la contaminación, ennegrecimiento y oxidación, así como la presencia de musgo en la superficie. Se limpió el monumento con agua y equipos industriales de alta presión, equipos de proyección con válvulas de alta precisión y regulación del abrasivo que, junto con una técnica especializada, permitieron una limpieza controlada para no dañar la superficie.
Al cumplirse cien años del paseo de la Alameda santanderina con el nombre de Oviedo, se instaló una escultura en bronce réplica, de dos metros de altura, de la Catedral gótica de Oviedo, donada por el Ayuntamiento de la ciudad asturiana. La tarea de rehabilitación se ha producido tras la reciente notificación, por parte de los vecinos de la zona, del robo de la cruz ubicada en lo más alto del monumento. Rematando la torre. A raíz del suceso, desde el Ayuntamiento contactaron con la empresa que realizó la pieza en su día para solicitarles la producción de una nueva cruz con la que restituir la que se había sustraído.
Debido al paso del tiempo y al consecuente deterioro del monumento, se observaban grietas, fisuras, así como grafitis realizados con spray y daños en la parte del pedestal. La restauración integral, que está actualmente en marcha, incluye la limpieza, la protección y la consolidación de la pieza. Se han limpiado hongos en superficie, algas, excrementos de aves y líquenes y se han eliminado masillas y cementos de intervenciones anteriores. Con esta restauración también se reintegrará algún volumen y el tono de la obra, se sellarán grietas, se consolidará, se hidrofugará y, si se detecta alguna diferencia de color, se matizará.
Monumento compuesto de dos estructuras ortogonales de cemento en cuyo centro se ubica el busto del poeta Rubén Darío, que fue cincelado en bronce por el escultor murciano José Planes Peñalver. El estado de conservación era delicado y el hormigón se encontraba en mal estado. En algunas zonas, la estructura metálica estaba oxidándose y desprendiéndose. Para rehabilitarlo, el busto se trató contra las sales y se le aplicó un tratamiento estructural en las zonas más delicadas. Para prevenir, se aplicó una mano de hidrófugo de nanopartículas para prolongar la efectividad de los tratamientos aplicados y evitar la absorción del material.
Fue inaugurada en 1932 y levantada en honor al periodista José Estrañi y Grau. Originariamente, en el centro de la misma se colocó un bajorrelieve de bronce con la efigie de Estrañi, obra del escultor Alfredo Felices, pero desapareció tras la guerra. En su lugar, se colocó una placa de bronce dedicada al periodista. La imagen actual del monumento deja mucho que desear y, por eso, el Ayuntamiento la ha incluido en su listado de monumentos pendientes de rehabilitar. A pesar de ser una fuente, hace meses que no tiene agua y su estructura de hormigón está ennegrecida debido a la humedad, ya que la fuente de Estrañi está ubicada a escasos metros del mar, en la avenida de la Reina Victoria.
Este monumento dedicado a la Asunción de la Virgen se encuentra desde 1949 en la plaza de las Atarazanas, junto a la Catedral de Santander. Fue diseñada por el arquitecto Enrique Huidobro Pardo y realizada por el escultor Manuel Álvarez-Laviada Alzueta.Es de piedra tallada y ya se sometió a una rehabilitación en 2010. En aquella ocasión, se realizó una limpieza superficial de la piedra con aplicación de tratamiento biocida, rejuntado y sellado de grietas y fisuras. La virgen recuperó también uno de los ángeles que sustentan la peana. Ahora, catorce años después, el monumento está ennegrecido y pide a gritos someterse de nuevo a una limpieza integral de la piedra que lo forma.
Obra de 1927 del arquitecto Mariano Deogracias Lastra, ubicada en el Paseo de Pereda. Se sufragó mediante cuestación popular para homenajear al Doctor Quintana, destacado cirujano que fue el último director del hospital de San Rafael y posteriormente del Hospital Madrazo. Construido íntegramente en piedra caliza de Escobedo o similar, es de estilo clasicista-ecléctico, de geometrías sencillas y líneas depuradas, como recoge el Colegio de Arquitectos de Cantabria. Está formado por una solera general sobre la que se asienta un banco, con apoyabrazos en forma de voluta derramada y con un escalón sobre el que descansan los pies. Como la fuente de Estrañi, está ennegrecido por la humedad.
Instalado en 1945 en la Plaza de las Brisas, es un mapa en relieve de la comunidad autónoma de Cantabria cuya autoría corresponde al artista gaditano José Torné. Su última rehabilitación se produjo en 2012, cuando se llevaron a cabo labores de recuperación del volumen, la policromía, la textura y la rotulación. Estas actuaciones se completaron con tareas de limpieza, recogida de faltas y sellado de juntas realizadas en toda la superficie, además de intervenir la obra con pintura estable a los rayos solares y, posteriormente, hidrofugarla. Ahora, doce años después, la pieza pide de nuevo un lavado de cara que se realizará en verano, ya que necesita altas temperaturas para secar.
Monumento obra del escultor Mariano Benlliure, en el que aparecen las figuras de ocho niños y en la parte superior se encuentra el busto de la marquesa. Su emplazamiento original, elegido en 1928, fue el jardín de la Casa de Maternidad y Jardín de Infancia, del cual era una gran benefactora la marquesa de Pelayo. En 1988 se trasladó a la avenida de la Reina Victoria, junto a la calle Luis Martínez. Actualmente, la figura de la marquesa, de piedra, tiene la cara ennegrecida por el paso de los años. Algo similar ocurre con las figuras de los niños, de bronce, que también se han visto afectados por el tiempo. Por ello, el monumento ha sido elegido para pasar pronto por chapa y pintura.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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