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A pesar de que por la calzada no circulaban coches desde primera hora de la mañana, los peatones seguían caminando por las aceras. Cuestión de costumbres. Y de fondo, los claxon de los coches atronando. Pitidos por la calle Cisneros de todos los coches metidos ... en el atasco que se formó ayer desde el hotel Coliseum hasta La Gota de Leche. Y todo a causa del cierre de la calle de Cervantes para el inicio de la transformación integral de esta céntrica vía. Durará tres meses, hasta el puente de la Constitución.
Los vecinos están entre satisfechos por tener una calle nueva y remontados por las obras que deberán sufrir. Los conductores están cabreados y los comerciantes, preocupados por el posible descenso de las ventas.
Y eso ayer, primer día de las obras. Cerrada la calle, con la primera retroexcavadora levantando el asfalto y la retirada de contenedores de basura y las motos aparcadas y algunos vecinos no se habían enterado ayer de que se iniciaban las obras. Un vecino se quejaba de que el Ayuntamiento no les ha informado bien. «Podrían habernos comunicado el día del inicio por escrito, para estar atentos», decía un veterano habitante de la calle.
Lo gordo llegará el día que empiecen los obreros en serio a levantar la calle. Será por fases, empezando por Jesús de Monasterio, para ir avanzando hasta la calle del Cardenal Cisneros. Los vecinos deberán convivir durante más de noventa días con las obras y las incomodidades que generan. Los residentes con plaza en alguno de los cuatro garajes de la calle podrán seguir entrando a ellos. Pero no siempre, porque cuando las obras lo requieran también se les impedirá entrar. Así que la vida se complica en la calle dedicada al autor El Quijote.
Miguel Arroyo Mir es uno de los empleados de la 'Zapatería Rápida', en esta transitada calle de Cervantes. Tiene un buena visión del asunto. «Son obras necesarias pero no tenemos claro, ni en el Ayuntamiento creo que tampoco de, si una vez que acabe la renovación de la calle, se permitirá pasar a los coches. Y es necesario para que la vía no quede muerta». Tiene algo muy claro: «Es necesario que se renueve, que se transforme.Yo creo, por lo que me cuentan los vecinos, que están contentos con que se mejore.Estamos en el centro», acaba.
Los conductores no están contentos. Ni lo estarán durante tres meses. Ayer, el atasco fue importante desde primera hora de la mañana y eso que agentes de la Policía Local regularon la circulación. La retención afectó a Isabel II hasta Calvo Sotelo, desde el hotel Coliseum hasta La Gota de Leche, a Los Escalantes, a Guevara... en general a todo el área. Hay más obras en marcha en el entorno. Desde ayer está cortada la calle del Marqués del Arco, por obras de transformación.
Ayer se formaba en Cervantes un corrillo de vecinos y vecinas, que opinaban sobre la obra: «Está muy mal que se corte el tráfico». «Si solo dejan un carril, el atasco será monumental en el futuro». «Las obras perjudican al centro». «Que se convierta en calle peatonal será fenomenal». Opiniones para todos los gustos y animada jornada de vida de barrio.
Los comerciantes están preocupados por las ventas futuras. Lo dice Inma Díaz, propietaria de la tienda de confección de mujer 'Inmapuntocass'. «Es una obra necesaria, porque está la calle indecente, pero tenemos todos los comerciantes (son una docena) mucho miedo por las ventas, porque ya es sabido que si hay dificultades para que pasen los peatones, las compras se resienten mucho. Deseamos que sean obras organizadas y rápidas, por el bien de todos, comerciantes y vecinos. Espero que mi clientela fija no deje de venir a verme y comprar».
En la calle Cervantes hay un comercio variado y un edificio cerrado. En un piso estaba una pensión y los vecinos del barrio dicen que todo el inmueble se va a convertir en un hotel. En la esquina de Jesús de Monasterio, junto al establecimiento 'La Ermita', están en proceso de reforma dos pequeños locales. Y es que la «actividad comercial de esta calle siempre ha sido muy interesante», dicen los comerciantes. En 'La herboristería' llevan la obra «con resignación. Lo peor será cuando entren las excavadoras. Estas obras pueden retraer al público. En fin –dice una empleada–, hay que tomárselo con paciencia».
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