El cierre del comercio tradicional da paso a pisos turísticos, trasteros y garajes

Los locales que se quedan vacíos en Santander en calles de segunda y tercera fila reviven con negocios enfocados a servicios, aunque hay muchos que siguen aún sin uso

Ángela Casado

Santander

Domingo, 8 de diciembre 2024, 01:00

Cada vez es más difícil ver una carnicería o una pescadería en una calle comercial. En Santander, esos viales de segunda o tercera fila respecto a una principal -como pueden ser Juan de Herrera o San Fernando- aunaban todo tipo de comercios que daban ... servicio a los vecinos de la zona: alimentación, textil, droguería... Ahora, los negocios 'de toda la vida' están en peligro de extinción y surgen nuevos establecimientos entre los que cada vez son más comunes los alojamientos turísticos, los trasteros, las consignas y los garajes. Se suman a los que ya llevan tiempo proliferando: centros de estética -sobre todo de manicura-, clínicas -dentistas, podólogos o fisioterapeutas- u oficinas como despachos de abogados que, hace unos años, eran más habituales en las plantas de los edificios. Esta renovación en los locales se produce en el mejor de los casos, ya que en muchas de estas calles, céntricas pero no principales, se acumulan cada vez más los espacios vacíos. «La ciudad en la que vivimos es el reflejo de nuestra actividad. Los locales no se quedan vacíos porque sí, sino porque no los necesitamos como los necesitábamos», explica el decano del colegio de arquitectos (Coacán), Román San Emeterio.

Porque lo que ocurre en las calles es un reflejo de la sociedad. Cada vez hay menos carnicerías, pescaderías y fruterías, pero cada vez hay más supermercados porque los consumidores tienden a comprar en grandes superficies que aúnan todos los productos. Aumentan las consignas para dejar maletas, fundamentales en una ciudad turística; y los trasteros, que suman metros extra a pisos cada vez más pequeños para guardar esos objetos que no son del día a día pero se usan a menudo, como las bicis. Los garajes son otro de los 'negocios estrella', ya que Santander se caracteriza por su dificultad para aparcar. En fechas concretas como el verano y la Navidad, hasta los aparcamientos subterráneos cuelgan el cartel de 'Completo', lo que deja claro que estacionar en superficie es misión imposible. Aunque es el negocio más demandado, no prolifera tanto porque requiere locales de muy grandes dimensiones. Eso sí, si se vacía un local que cumple con las condiciones para desarrollar en él un garaje, se hace. La empresa Distrito Inmobiliario está construyendo dos: uno en Tetuán y otro en Santa Lucía. «También se están haciendo, cada vez más, aparcamientos para vehículos de dos ruedas», apunta San Román. Esto se debe a que cada vez hay más bicicletas y motos en Santander y es más sencillo destinar un local para estos vehículos que para coches.

Los alojamientos turísticos son otro de esos negocios que proliferan en los bajos. De hecho, cada vez se tramitan más licencias para convertir locales en viviendas, paso previo para desarrollar esta actividad. Además, muchos promotores destacan su preferencia por abrir estos alojamientos en planta baja con entrada independiente para que los clientes no molesten a los vecinos de las plantas superiores.

¿Cómo se configuran actualmente esas calles de segunda y tercera fila que tradicionalmente han destacado por su comercio? El Diario Montañés ha recorrido Cisneros, Guevara, Rualasal y Santa Lucía para hacer recuento de negocios. Aunque los trasteros, los pisos turísticos y los garajes son cada vez más habituales, no se encuentran entre los negocios más repetidos de estas calles secundarias. Sí destacan los centros de estética, las clínicas y las oficinas, que en las últimas décadas han ido relegando a comercios tradicionales enfocados, sobre todo, a la alimentación y el textil. Pero, si hay algo que destaca sobre todo lo demás, son los locales cerrados a cal y canto.

La calle Cisneros, en 'tercera fila' tras San Fernando, tiene 128 bajos. De ellos, la friolera de 49 están vacíos (el 38%). Y algunos llevan mucho tiempo así, ya que acumulan pintadas, suciedad y están en mal estado. Los negocios que más se repiten -sin contar con la hostelería, que hay once- son los centros de estética y peluquerías, con nueve en total. También hay nueve negocios de clínicas y oficinas (podólogos, dentistas, arquitectos...) y después están los garajes, con cuatro, los talleres de coche (otros cuatro) y las panaderías, las tiendas de textil y los estudios de tatuajes (tres de cada).

En Guevara hay 93 locales, de los que 35 están cerrados (el 38% también). Las peluquerías y centros de estética son también en esta calle los negocios más habituales (diez), hay cinco clínicas u oficinas (dentistas, fisioterapeutas, correduría de seguros...), tiendas de alimentación de otros países y tiendas de ropa (tres de cada una).

Donde termina esta calle empieza Santa Lucía, con 106 bajos comerciales de los que 29 están cerrados (el 27%). En este vial predominan los establecimientos hosteleros (26), seguidos, una vez más, por los de estética (siete), arte (cinco) y oficinas y clínicas (tres: asesoría, empresa de reformas y ortopedia). Por último, en Rualasal hay 60 bajos, de los que trece están cerrados. Allí predomina la estética (siete), las tiendas de moda (seis) y las clínicas (cuatro: podólogo, centros de audición y óptica).