Ciriego contará con un jardín donde esparcir las cenizas de los difuntos

«Lo que más se solicita es el enterramiento de las cenizas en nichos, criptas, panteones, en un espacio de tierra y en columbarios», de ahí que este mismo año esté prevista la construcción de una nueva nave con capacidad para 680 osarios, cada uno de los cuales admite hasta tres urnas. Pero, ¿y los que no quieren reposar en una urna? En algunos países europeos como Francia o Alemania está prohibido sacar las cenizas del cementerio. En España, en cambio, ninguna ley obliga a dejarlas en el camposanto, de ahí la aparición de nuevos espacios que unen el pragmatismo y con lo emocional.

En Santander, ese espacio se llamará 'Jardín de las Cenizas' y supondrá habilitar un terreno de unos 300 metros cuadrados donde se podrán depositar los restos. La obra saldrá a licitación en las próximas semanas y se llevará a cabo sobre una parcela de la manzana 71 de Ciriego. El proyecto pretende acondicionar el espacio con el fin de crear un ambiente «acogedor e íntimo». El sistema elegido funciona con riego, un caudal de agua que se accionará una vez la familia proceda al esparcimiento de los restos en el jardín. De esa manera, el agua filtrará las cenizas en la tierra hasta quedar inhumadas y descansar allí para siempre: «Nuestro compromiso es que Ciriego siga siendo, como hasta ahora, un lugar donde reposar y al que acudir; un lugar que nos recuerde nuestro pasado, nuestra historia personal y colectiva».

Ciriego se suma a una dinámica de sepelios que ya funciona en otros cementerios de España. El modelo en el que se han fijado es el de Santa Cruz de Tenerife. En Zaragoza, por ejemplo, funciona con el mismo sistema, en una parcela de más de 4.000 metros cuadrados de superficie que se riega varias veces al día. El de Montjuic, en Barcelona, ofrece una variante llamada el jardín de los aromas, donde dan la opción a la familia de dejar las cenizas y plantar después una planta aromática. En Granada, el sistema de agua funciona mediante una cascada, y en Girona, se encierran en urnas biodegradables para que sirvan de abono de los árboles en los que se colocan las placas conmemorativas.

Otra particular forma de gestionar las cenizas es la opción de convertirlas en joyas, incluso en muebles, y ya hay varias empresas que ofrecen este servicio en nuestro país. Todo esto es posible dado que la legislación en España no obliga a depositar las cenizas; sólo la Iglesia lo hace y, por tanto, su obediencia queda adscrita a la fe. «La normativa sólo dice que no se pueden depositar en la vía pública», explica María Bolado, lo que dejando abierta una polémica interpretación. ¿Se puede o no echar las cenizas donde uno quiera?

La regulación viene dada por el Reglamento de Policía Sanitaria y Mortuoria. Dice así: «Las cenizas resultantes de la cremación serán colocadas en urnas apropiadas y entregadas a la familia para su posterior depósito, a su conveniencia, en sepultura, columbario, propiedad privada o esparcidas al aire libre con excepción de las vías y demás zonas públicas». Dicho esto, si una normativa municipal prohibe el vertido de sustancias a la bahía de Santander, ¿una urna biodegradable o cenizas mortuorias entrarían dentro de esa prohibición? Ante el posible vacío legal, Bolado lo niega: «No creo que exista un vacío legal, pero personalmente creo y deseo que, con los años, la regulación de cenizas venga dada como en el resto de países europeos, donde cada vez son más los que únicamente entregan las cenizas a aquellas familias que garantizan que el destino final sea un cementerio».

En Ciriego las opciones pasan en la actualidad por inhumar en panteones, criptas o sepulturas familiares. Las sepulturas de tierra son por diez años de alquiler, los nichos de fila quinta se pueden adquirir por cinco o diez años en alquiler, o a perpetuidad, que son 99 años de concesión. Nichos de primera a cuarta son todos a perpetuidad. Todas estas opciones son válidas también para la inhumación de cenizas, además de los columbarios, que son a perpetuidad y específicos para cenizas (admiten enterrar hasta tres urnas).