![La cirugía del escudo de Carlos III de la sede de Hacienda](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2025/02/05/Imagen%20escudo%20hacienda-1-kRu-U230770775182KSD-1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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El escudo de Carlos III lleva coronando la entrada de la actual sede de Hacienda más de doscientos años, aunque el edificio no tenía el mismo uso en aquel entonces. Cuando esta pieza, que mandó tallar el propio Rey, se colocó en la entrada del ... inmueble, era la recién inaugurada Real Aduana de Santander. Fue también, cien años después, el Gobierno Civil. Y aunque las llamas del incendio de 1941 arrasaron parte del edificio, la 'carcasa' y el escudo fueron lo único que sobrevivió. Ahora, la Fundación Santa María de Toraya lo acaba de rehabilitar.
La empresa Cannor fue la adjudicataria de la obra que, a su vez, contrató a la Fundación Santa María de Toraya para realizar la restauración. El estado de conservación, como explican desde esta entidad dedicada a rehabilitar patrimonio y arte, «era delicado». Lo primero que se abordó fue la retirada de «numerosas intervenciones anteriores». Para eliminar los restos, se picaron revocos, masillas y cementos. Después, se procedió a la limpieza a punta de bisturí de forma mecánica y también mediante agua nebulizada. Sin restos y con la pieza ya limpia, llegó el momento de llevar a cabo las reconstrucciones volumétricas, para lo que se colocaron pernos de acero inoxidable «para facilitar esta labor y poder modelar los morteros de restauración según las necesidades». Con la reparación finalizada, se procedió a la desalinización de las zonas originales, que tras las mediciones daban «conductividad eléctrica». Finalmente, se hidrofugó el escudo para garantizar su conservación.
Aunque el edificio de Hacienda, tal y como se conoce a día de hoy, se erigió en 1948, su historia comenzó mucho antes. Fue en 1786 cuando Carlos III ordenó la edificación de la Real Aduana –y coronarlo con su escudo– y su construcción tuvo lugar en un contexto de transformación económica, social, institucional y urbanística que experimentó la ciudad en la segunda mitad del siglo XVIII. El comercio a través del puerto era el gran motor y en aquel entonces esa zona era la primera línea del muelle, porque la ciudad aún no le había ganado metros al mar. En un periodo de algo más de cien años, Santander evolucionó de una villa marinera a una ciudad portuaria que vivía del comercio con las colonias ultramarinas.
La Casa de la Aduana pasó a ser, en 1854, sede del Gobierno Civil. También fue residencia real y, en el verano de 1861, Isabel II se alojó allí dando inicio a los veraneos regios en Santander. Años más tarde, en 1881, acogería la recién creada Delegación de Hacienda y en 1893 fue testigo cercano de la explosión del vapor Cabo Machichaco. En tiempos de la II República se acometieron obras de ampliación en una altura y otras modificaciones de orden estético. La fachada reformada sería más tarde el referente estilístico del resto de la plaza Porticada y por eso el edificio actual recuerda tanto al que arrasaron las llamas en 1941.
Así, el actual edificio de Hacienda abrió sus puertas el 20 de agosto de 1948, tras siete años de obras a raíz del incendio que motivó el derribo de la práctica totalidad de su antecesor. Fue un sacrificio que permitió salvar al resto de la ciudad y, desde allí, los bomberos utilizaron ingentes cantidades de agua para enfriar el inmueble y lograr frenar las llamas que iban hacia el Paseo de Pereda. De él solo quedó la 'carcasa' de piedra, muy maltratada, aunque parte de ella pudo reutilizarse en el edificio actual. Además, sobrevivió este escudo de Carlos III, que nunca ha abandonado la entrada del edificio. Otro de los elementos históricos que siguen formando parte del inmueble original es la rejería de la puerta y las ventanas, con grifos y dragones que, según narra la mitología, son criaturas que protegen los tesoros.
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