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El edificio no presenta un aspecto ruinoso, ni mucho menos. De no ser por las planchas de madera que ciegan la entrada y por el solitario andamio instalado en la terraza, justo encima, nadie diría que el MAS se encuentra -más o menos- en obras ... , ni tampoco se ven paredes ennegrecidas que recuerden el fuego que estuvo a punto de arruinarlo. Sigue siendo una construcción palaciega, de fachada recargada, que llama la atención de cualquiera que pase por ahí.
El Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria, nombre completo del MAS, cumple dos años cerrado; en realidad más, porque ya estaba en remodelación cuando se declaró el incendio. «No se puede concretar la etiología del siniestro ni la fuente de ignición», concluyó la investigación.
Todo este tiempo no ha sido suficiente para empezar a trabajar en su reconstrucción: el Ayuntamiento tiene un proyecto (3,8 millones, que financiará íntegramente), que, al afectar a un inmueble catalogado como Bien de Interés Cultural, requiere el visto bueno de la Comisión de Patrimonio, dependiente de la Consejería de Cultura (se lo envió en agosto de 2018). Esta (que lo devolvió en febrero de 2019), ha puesto una serie de reparos, alguno de los cuales supone una reducción de la superficie destinada a exposición, un aspecto que quieren 'renegociar' los responsables municipales antes de empezar a echar cemento. En esta situación, y con los cálculos más optimistas, los dos organismos podrían celebrar una reunión definitiva en las próximas semanas y ponerse de acuerdo, con lo que el Ayuntamiento redactaría enseguida el proyecto de ejecución, que rápidamente se adjudicaría. A ese lapso habría que añadir los quince meses de plazo que tienen los trabajos. Así, el museo podría volver a abrir sus puertas mediado 2021.
Gema Igual | Alcaldesa de Santander
El problema de la superficie no sería tal si se ejecutase su planeada ampliación, pero al entrar en juego más Administraciones, todo se complica: baste decir que la nave de Gráficas Martínez se adquirió con tal fin en 2008 y ahí sigue.
«Esto se está retrasando mucho -lamenta Manuel Ángel Castañeda, presidente del Ateneo de Santander-; que te tomes un año para catalogar, ver los desperfectos y todo eso, vale, pero a partir de ahí tendría que haber empezado ya el proceso de rehabilitación. Yo estoy a favor de que la obra se lleve a cabo cuanto antes y que no se pongan trabas burocráticas y retrasos, que es algo muy de esta tierra: como lo queremos hacer mejor, lo paramos. Y se paran tantas cosas para repensarlas... Y así pasan otros dos o tres años, hay elecciones, cambian los responsables y volvemos a empezar. Creo que la remodelación debería empezar lo antes posible, que se haga incluyendo las naves de Martínez (en las que caben un montón de salas y de todo), y sin ser tan tiquismiquis, que parece que todo es medieval y no se puede tocar».
El nuevo MAS, que se está haciendo desear tanto, está llamado además a liderar otro plan más ambicioso, el de la creación del Espacio Cultural La Florida, dentro de esa estrategia de hacer de Santander una ciudad en la que la cultura se convierta en motor económico, foco de atracción de visitantes y generadora de actividad y empleo. El proyecto en la zona englobaría, junto a la rehabilitación y ampliación del MAS, las intervenciones en la Biblioteca de Menéndez Pelayo y en la Municipal de Gravina. Forman también parte de este núcleo cultural el Centro de Documentación de la Imagen de Santander (CDIS) y la Fundación Gerardo Diego.
José Luis de la Fuente | Galerista
Aparentemente, la demora en la recuperación del museo, su activo fundamental, deja descabezado ese eje cultural, algo que la alcaldesa, Gema Igual, rechaza de plano. «El MAS es una pieza más, pero no la única, del proyecto del eje cultural, por lo que no está descabezado en absoluto. El desarrollo del barrio de la Florida ha sido una de las prioridades que nos hemos fijado para esta legislatura en materia cultural. Hemos dado ya grandes pasos para avanzar en este proyecto, como son el traslado del archivo catastral al edificio de Tabacalera de Castilla-Hermida para comenzar las obras de la nueva biblioteca municipal en lo que era el edificio del antiguo Archivo Provincial, o la aprobación del proyecto para la rehabilitación integral de la Biblioteca de Marcelino Menéndez Pelayo, que ya hemos remitido al Ministerio de Fomento para que licite y comience las obras cuanto antes. El barrio de La Florida está en plena ebullición, con más intensidad que nunca. Con proyectos ya en marcha que ilusionan a los ciudadanos porque saben que en unos pocos años van a tener un espacio en la ciudad rebosante de arte, de artistas y de cultura. Nuestro objetivo es consolidar a Santander como destino turístico cultural con una oferta potente que va a servir para desestacionalizar el turismo. Cada museo tiene su público y sus peculiaridades y queremos que los turistas vengan a visitarlos todos y alarguen su estancia en la ciudad».
Lali Aja | Bodega Antonio
Mientras esa gran idea se pone en marcha, los viandantes continúan pasando por delante del edificio cerrado. Cualquier visitante ocasional del MAS sabe que lo que se dice colas, nunca había, de forma que no es fácil decir cuánto se le echa de menos.
«Notamos que la gente se queda extrañada de que lleve tanto tiempo cerrado», explica Lali Aja, de la vecina Bodega Antonio. «Vienen turistas, miran, hacen fotos...». Ella regenta el restaurante familiar en la calle Rubio -está muy contenta con la peatonalización, a pesar de la falta de aparcamientos-, y confía, como otros propietarios de negocios en la zona, en que el proyecto de La Florida puede serles de ayuda. «Salvador (Carretero, el director del MAS), suele venir por aquí a comer y me ha dicho que van a hacer una obra estupenda. Si además ponen en marcha la biblioteca y abren un par de hoteles, como he oído decir, esto puede mejorar mucho».
Joaquín Martínez Cano | Pintor
Carretero, con quien se ha puesto en contacto este periódico, prefiere mantener «un perfil bajo» y no hablar del tema. Quien sí lo hace, y reconoce que extraña el museo, es el pintor Joaquín Martínez Cano. Suya fue una de las cuatro obras que se perdieron en el incendio ('Pintura', llevaba por título el cuadro; le compraron otro de la misma época para reponer los fondos). «Es un museo necesario, porque es donde estaba la obra de los artistas cántabros; la pintura histórica, donde está representada la gente que tenemos como referencia».
Martínez Cano opina que pese a la avalancha de espacios expositivos en Santander (Centro Botín, Colección Banco Santander, Fundación Enaire, Archivo Lafuente...), el MAS sigue teniendo su hueco. «Mucha gente cree que lo que se necesita son museos locales, que estén arraigados en el lugar. Los museos internacionales a veces tienen las mismas cosas, o una oferta similar. Cuando vas a un sitio te gusta encontrar artistas de allí, y para ellos es su punto de promoción. Es un museo que tiene una labor clave como promotor y presentador de la obra de la zona, de lo más peculiar, como cuando vas a un sitio y ves cuáles son sus productos típicos, distintos de los que hay en los grandes almacenes».
Juan Riancho | Galerista
Es una opinión que comparte el galerista José Luis de la Fuente. «Todo este tipo de dispositivos culturales que se están anunciando como si fueran municipales, no lo son, no son de la Administración; hace falta uno que se ocupe del contexto local y regional y que ponga en valor la historia del arte en nuestra región y en nuestro país. Los otros tienen su programa privado y están en su derecho de no ajustarse a un tipo de programa que debe cubrir un museo público».
Otro galerista, Juan Riancho, se muestra crítico con cómo ha desarrollado el MAS ese cometido. «Todas las ciudades del norte y del sur de España que tienen una burguesía emprendedora a finales del siglo XIX y principios del XX crearon su museo de bellas artes: Oviedo, Oruña, Santander, San Sebastián,... La única que se ha desprendido del museo y nadie sabe bien para qué, ha sido Santander. Todos sabemos lo que es un centro de arte contemporáneo, lo que es un museo de bellas artes, pero la desgracia de los santanderinos es que no sabemos lo que es un MAS, a qué se va a dedicar y, sobre todo, cuál va a ser su programa. No se puede invertir dinero público sin que haya un programa museológico y museográfico consensuado. Es inadmisible que eso se haga estrictamente con criterios de un funcionario municipal -se refiere a su director, Salvador Carretero-, y sin información pública».
Como Riancho, la comisaria de arte Mónica Álvarez Careaga, cree que ya había un 'incendio' en el MAS antes de que ardiera el edificio. «No hay ningún artista de Cantabria que pueda decir que el museo le apoyó, que hiciera una exposición importante con su trabajo y que luego viajara a otra sede, que tuviera repercusión, que fuera importante para su carrera. No ha querido acompañar el trabajo de nuestros artistas y, por supuesto, ha ignorado totalmente el trabajo de los comisarios locales y de otros actores del mundo del arte que estamos aquí y trabajamos en Santander. Lo que quiero recordar es que un museo no es un edificio, es un trabajo. Y aunque en dos años no hayan reparado el edificio, desde luego que tampoco se ha hecho ningún trabajo. ¿Qué espero yo de la reapertura? Que cambien las personas que lo llevan y que se trabaje y se haga el trabajo de un museo de arte contemporáneo, que está sin hacer».
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