Marta Gómez Arce

Presidenta de los Comerciantes del Mercado de la Esperanza

«Los clientes de la Esperanza pasan a ser amigos y luego se convierten en familia»

–¿Qué le llevó a dar un paso al frente y asumir la presidencia de la asociación?

–Llevo 42 años en el Mercado de la Esperanza y casi desde el principio en la Junta Directiva. Además, hasta el año pasado he sido la vicepresidenta. Como siempre he sido vocal o he asumido algún cargo, he estado al corriente de todas las problemáticas y las cosas que hay que hacer. Por eso, la siguiente tenía que ser yo sí o sí, porque este es un cargo que no quiere nadie.

–¿Quiénes le acompañan en esta nueva etapa?

–Tengo un equipo que conforma el resto de la junta de gente joven que está al corriente de todo lo que pasa. Me ayudan mucho y estamos intentado hacer las cosas lo mejor que podemos.

–¿Objetivos propuestos?

–El propósito siempre ha sido atender bien a nuestro público y ofrecer productos de calidad, de temporada, tanto la carne y el pescado como la verdura. Nuestro objetivo no ha cambiado y en eso estamos.

–La presencia de gente joven dentro de la junta, ¿mantiene la esperanza de que este negocio tiene futuro?

–Sin duda, ellos son el futuro. Yo empecé siendo la más joven de la junta y ahora soy la mayor. Que haya juventud siempre favorece porque tienen una visión actual de lo que ocurre y también un conocimiento más amplio. Los mayores debemos ir dejando espacio para que haya un relevo. Y hay futuro, claro que lo hay, porque este no deja de ser también su medio de vida y su trabajo, y hay que seguir viviendo de ello.

–La plaza está llena a diario...

–Sí. La plaza siempre ha ofrecido mucha calidad y, sobre todo, buena atención al público, y eso la gente lo valora. Aunque tengamos alrededor supermercados, tenemos una clientela que siempre viene por nuestro producto de calidad, de cercanía y de kilómetro 0. Aunque, insisto, la gran diferencia es la atención que ofrecemos, que en otros sitios no se puede dar.

–Este mercado funciona desde hace 120 años, ¿cuál es la clave de su éxito?

–Tengo que reconocer que soy un poco romántica y creo que el secreto es el ambiente que le damos los comerciantes. Es decir, esto normalmente son negocios familiares que pasan de generación en generación y entonces todos ellos lo han mamado en casa, es de lo que han comido. Lo hemos cuidado mucho y el ambiente es muy familiar, muy de vecinos, de comunidad... Por el bien común de todos siempre se han decidido las cosas de forma consensuada, no hacemos nada a la ligera. En definitiva, contamos con la opinión del vecino de al lado... También tenemos nuestros roces, pero somos una comunidad muy familiar.

–En esa comunidad de la que habla, ¿entran también los clientes que acuden a diario?

–Desde luego. Todos tenemos clientes que ya forman parte de nuestra familia, son de toda la vida porque siempre han sido fieles a la plaza. Todo este buen ambiente que hemos generado con los años creo que también se plasma a la hora de venir a comprar. Si es que aquí hemos ejercido hasta de psicólogos. Hay que pensar que viene mucha gente mayor, que viven solos, y que se dejan asesorar sobre lo que harán esa noche de cenar, o el fin de semana o incluso para un cumpleaños. Nuestros clientes de siempre pasan a ser amigos y después familia. Es así.

–¿Cómo ha influido la gestión de los anteriores presidentes?

–Precisamente quise invitar a todos los expresidentes de la asociación a la visita de la planta baja de la plaza la semana pasada, que se ha reformado, porque todos ellos han contribuido a que esto siguiera adelante. A cada uno le ha tocado lo suyo y este es un cargo que no quiere nadie porque se ve como un marrón... Lo han hecho todos muy bien, desde el primero hasta el último. Siempre en beneficio de la plaza y de los comerciantes.