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Todo empezó en 2016, cuando el equipo educativo del colegio público Manuel Llano de Santander puso en marcha una nueva manera de impartir contenidos. En realidad, la manera no es que fuera nueva, sino más bien distinta: consistía en hacer que los alumnos miraran a ... su alrededor y se preguntaran si aquello que veían estaba bien. ¿Y cómo lo sabrían? «Informándose, aprendiendo, comparando y generando una conciencia crítica», explica la directora del centro, Natalia Velasco. Ese proyecto inicial se llamaba 'Me gusta el mundo... y lo cuido', y consistía, por ejemplo, en organizar mercadillos con productos locales y poner en práctica la materia que daban en Matemáticas, o hacer desayunos solidarios y aprender cómo funciona el cuerpo tomando repostería hecha en casa y no comprada.
Esta forma de impartir los contenidos curriculares llamó la atención cuando, en 2018, recibió el Premio Nacional de Educación para el Desarrollo Vicente Ferrer por proponer «un proyecto educativo que habla de colaborar en vez de competir». Ahora, cuatro años después y una pandemia mediante, ese proyecto ha evolucionado a otro nuevo llamado 'Una vuelta a la ciudad de la mano de Greta', que se ha llevado por segunda vez este galardón, en este caso por su «propuesta ecosocial» al plantear un aprendizaje en valores sostenibles de acuerdo a los Objetivos del Milenio y la figura de Greta Thunberg.
El Manuel Llano, situado en la Bajada del Caleruco, cuenta con 351 alumnos desde Infantil hasta 6º de Primaria y un claustro de 34 profesores. Todos participan en este proyecto que sale adelante en colaboración con la Asociación Imagine, de la que forman parte familias del colegio, y que cuenta con financiación de la Dirección General de Cooperación al Desarrollo.
El proyecto ganador se basa nuevamente «en el poder transformador de la escuela» que busca, a través del contenido curricular, «generar alumnos con una conciencia crítica, capaces de informarse y de analizar. Para ello les damos herramientas con las que sean capaces de tomar decisiones para transformar la sociedad en la que viven dentro de una justicia social, sin dejar atrás a nadie y cuidando el planeta».
Natalia Velasco | Directora del colegio Manuel Llano
¿Cómo han logrado que los alumnos vean qué se puede mejorar en Santander para hacerla más sostenible? Fijándose en la ciudad alemana de Friburgo, con una población y extensión similar a la capital cántabra y reconocida como un modelo europeo en sostenibilidad. Allí viajaron los tres alumnos del centro que fueron seleccionados tras una prueba en la que todos los estudiantes tenían que preparar una campaña que respondiera a esta pregunta: ¿Por qué quiero ir a Friburgo? Profesores de universidad y expertos de comunicación fueron el jurado y finalmente Amira Abbas, Sofía Setién y Raúl Morín salieron elegidos. Viajaron a la ciudad alemana, estudiaron cómo se mueven, dónde conviven, cómo cuidan el medio ambiente, el consumo local, y a la vuelta lo compartieron con todos los alumnos del Manuel Llano. «Después, miraron su propia ciudad con otros ojos porque sabían qué propuestas hacer para volverla más sostenible», apunta la directora, que enfatiza el hecho de que este premio no es a un profesor «sino a toda la comunidad educativa» del centro. «Alumnos, docentes y familias colaboran en un aprendizaje cooperativo que tiene como referente la ciudad alemana para después opinar, proponer, decidir y actuar en su propio entorno».
El resultado de ese trabajo lo transformaron el pasado año en una enorme maqueta de la ciudad de Santander con sus aportaciones para hacer de la ciudad un entorno sostenible. Y ahora, ese trabajo tiene premio, el que recogen hoy en Madrid los tres alumnos que viajaron a Friburgo en 2021 y que, aunque ya están en el instituto, representarán una vez más a su colegio: Amira, Sofía y Raúl. Junto a ellos, las dos madres, Ana Agudo y Soledad Baeza, que los acompañaron en aquel viaje, y la directora general de Cultura del Gobierno cántabro, Gema Agudo. «Este premio pone en evidencia que se puede educar de otra manera», resalta Velasco. «Estos alumnos van a vivir tiempos complejos y estamos formando ciudadanos del futuro que se van a enfrentar a una sociedad muy compleja: el cambio climático está aquí, la emergencia social está aquí y reconocer esta manera de trabajar siempre ayuda», concluye la directora.
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