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¿Azul o negro? El futuro de los Jardines de Piquío está en manos de los santanderinos, que pueden participar hasta el domingo en la ... consulta pública que el Ayuntamiento ha puesto a su disposición en el Casino de El Sardinero. Las dos opciones tienen sus adeptos: el negro es el color original del parque, aunque el azul presente desde 1998 es ya, para muchos, el color representativo de estos jardines. Pero, ¿qué opinan algunos de los santanderinos más destacados? Periodistas, escritores, cantantes y, en general, figuras muy vinculadas a la ciudad opinan sobre el color que prefieren para la renovación de este parque. Gana, por goleada, el azul, del que destacan que da «alegría» a la zona, combina con el mar y es el color de la ciudad. Ellos exponen sus razones –algunos han ido a votar al Casino–, aunque la decisión final está en la mano de todo aquel –empadronado o no– que se haya acercado ya o se acerque a votar antes del domingo (de 17.00 a 21.00 horas).
Azul
Apasionado de la historia de Santander y experto en los Baños de Ola, el periodista –ya jubilado– de El Diario Montañés y escritor Juan Carlos Flores no necesita pensárselo ni un segundo para dar una respuesta: «Sin duda, el azul». «Es el color que ha tenido durante los últimos 30 años y es más alegre». Además, destaca que, combinado con los cantos rodados blancos que rodean el pavimento, «se crea la bandera de Santander». Recuerda que, cuando el suelo era negro, «se formaban burbujas de alquitrán». «Cuando se pintó de azul, se iluminó el suelo. Fue una gran idea a la que ya estamos acostumbrados. Me gusta».
Negro
Aunque Jesús Fiochi es un hombre de mar –no solo trajo el surf a Cantabria, también ha sido pescador, estibador y navega a diario–, no se decanta por el color que le rodea cuando surca el agua. En el caso de los Jardines de Piquío, prefiere el negro. Es una cuestión práctica. «Si lo pintan de azul, terminará por desgastarse y aparecerá el negro de debajo. Prefiero negro porque durará más». Apunta que el azul le gusta, «es bonito y queda bien», pero no es tan fácil de mantener. «Está bonito al principio, pero allí va mucha gente, se pisa mucho, se degrada y acabará por aparecer el negro que hay debajo».
Azul
La pintora Gloria Pereda responde rápidamente: «Me gusta como está, azul». Aunque después explica que, lo que realmente quiere, es que los Jardines de Piquío sean lo más fieles posible a su imagen clásica, más enfocada en su diseño que en su color. «Quiero que sean como antes de que empezasen las obras, pero restaurado. Que se conserve lo que hay, que sea el parque de siempre, pero arreglado», insiste. Para Pereda, es fundamental que conserven «la belleza de su época». Y el azul es el color que asocia a los jardines, aunque lo principal, como subraya, «es que se respeten, con los arreglos que sean necesarios para que nadie se tropiece».
Azul
A sus 90 años, Conchita Mantilla –que fue concejala del Ayuntamiento de Santander, fundó la asociación de Mujeres Empresarias y dirigió durante más de 30 años el hotel Rex de la calle Calvo Sotelo– ha visto los Jardines de Piquío de los dos colores, azul y negro. Aunque ha convivido más tiempo con su color histórico, prefiere que sigan siendo azules. «Los he visto de las dos formas, pero ya llevo 30 años viéndolos de color azul y si ahora los cambian y los pintan de negro los voy a ver demasiado oscuros. Ya hay demasiadas cosas oscuras en esta vida y a estas alturas de la vida prefiero ver cosas alegres», concluye.
Azul
El azul es un color representativo para Federico Lucendo Pombo y su familia y, por eso, tiene claro que quiere que ese siga siendo el color de los Jardines de Piquío. «Sin ninguna duda, azul. Clásico color santanderino». Como anécdota, cuenta que la vivienda estival de su tatarabuelo Juan Pombo, que estaba «muy cerca de donde hoy está el Casino» era de color azul y allí se alojó Amadeo I de Saboya. «Después, en los años 20, muchas casas de esa zona se pintaron de color azul». Para Pombo, «el negro es macabro». «En Santander, cuando hace mal tiempo en invierno, los nubarrones están negros, esa zona estaría demasiado oscura». Algo que no ocurriría con el azul, que haría contraste y evitaría que se sumieran en la penumbra.
Azul
Tampoco duda al decantarse por el azul la historiadora Elisa Gómez Pedraja. «Llevo más de 50 años viviendo en El Sardinero y lo recuerdo azul, a pesar de que antes no lo fuera», explica. Además, ha «pateado» mucho por allí. Quizá por eso, por ser una habitual entre los paseantes de la zona, tiene tan interiorizado su color actual. Son muchos años viéndolo así. Cuando el Ayuntamiento planteó renovar los jardines en 2022, ya defendió su postura de conservarlos tal cual estaban. Y ese sigue siendo su planteamiento.
Negro
Con la misma seguridad que la mayoría se inclina por el azul, González de Riancho lo hace por el negro: «Por supuesto, me gusta negro. Absolutamente». Para el experto en patrimonio, el color azul que se eligió hace cerca de 30 años para los Jardines de Piquío «se hizo en una época en la que daba igual todo y fue chapucero». Tiene claro que «azul no lo veo» y que debe recuperarse el histórico negro. También apunta que ojalá esta consulta ciudadana realizada por el Ayuntamiento «sea la primera de muchas» y que «ojalá se hubiera hecho en la Plaza de Italia».
Azul
Los Jardines de Piquío son uno de los escenarios de la canción El Sardinero de Los Carabelas. En la letra, recorren localizaciones como Mataleñas, La Primera o estos emblemáticos jardines. Y, por eso, para Cholo Mariño, uno de los integrantes del grupo, este es un parque digno de conservar tal y como está. «A mí me gusta azul, así además pega con el mar», considera. Aunque «dicen que antes eran de color negro», Cholo no los recuerda así y no tiene interés en que lo vuelvan a ser. «Me parece que Piquío queda más bonito de azul y quiero que siga así».
Azul
Ahora es el vicepresidente del Centro de Estudios Montañeses, hasta el año pasado fue el presidente y lleva muchos años vinculado al centro. Como experto en la historia de Santander, Francisco Gutiérrez sí recuerda cómo eran los jardines cuando era niño, pero aún así los prefiere como están. «Los conocí de negro, pero creo que el azul es preferible, más alegre y que queda bien con el mar de fondo». Él recuerda bien cómo era antes porque vivía por allí e iba a menudo a pasear. También le gusta el azul que se eligió para Piquío en 1998 porque después, cuando se rehabilitaron los Jardines de Pereda, «también se pusieron de azul y ahora es el color de los parques de Santander».
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