Comienza la Semana de Pasión

Ya comienza a resonar por nuestras calles el sonido acompasado de los tambores y timbales de las marchas procesionales, que resuenan en el silencio de la tarde-noche, rompiendo las tinieblas con sus constantes redobles. Y nos parece sentir el roce de los pies de los penitentes contra el asfalto. Y escuchamos el soniquete de las bocinas, y contemplamos las pesadas mazas sobre los hombros que las soportan. Las trabajaderas ya están listas para posarlas sobre sus portadores, costaleros o anderos. Ya están impacientes todos los integrantes de las distintas cofradías: sacerdotes, acólitos, penitentes, monaguillos, turiferarios, nazarenos y nazarenas… Ya sentimos el aroma del incienso que emana del turíbulo, invadiendo las calles santanderinas.

Este año procesionarán por nuestras calles diez cofradías de Pasión y podremos admirar sus imágenes en las trece procesiones que hay programadas, la primera de las cuales se celebró el sábado con la procesión de Nuestra Madre la Virgen María en la Vía Dolorosa. El cartel oficial de nuestra Semana Santa ha sido realizado por José Manuel Serrano, un cartel en el que se nos muestra un Cristo Yacente, una obra del escultor Lorenzo Coullat, con motivo de la celebración de su 100 aniversario. Hoy, Domingo de Ramos, las características y tradicionales palmas fueron bendecidas por el nuevo obispo de la Diócesis, Arturo Ros. Después, en una soleada mañana, procesionaron por las calles de Santander los miembros de la Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Sagrado Descendimiento del Señor y San Felipe Apóstol, con sede en la parroquia de San Francisco, fundada el 5 de mayo de 1946 como filial de Los Dolores. En sus orígenes, estaba integrada por personas del gremio de la alimentación.

Dicha hermandad procesiona en la actualidad con el paso 'La entrada en Jerusalén', más popularmente conocido como 'La Borriquilla', una obra del escultor cántabro Manuel Cacicedo, fallecido en 1990. Antes de este paso existió otro que se exponía cada Domingo de Ramos en la antigua iglesia de San Francisco en el último cuarto del siglo XIX. Fue destruido durante el incendio ocurrido en dicha iglesia el 20 de diciembre de 1920. El paso actual está formado por ocho figuras escultóricas y su autor siempre estuvo muy orgulloso de conseguir que el gran volumen del Cristo sentado sobre la borriquilla descanse sólo sobre las cuatro patas del equino, con una altura de 2,40 metros desde el suelo hasta la cabeza del Señor.

La talla de San Pedro tiene toda la expresividad en su rostro de aquel que reprende airadamente al fariseo que, con sus manos y con el huraño gesto de su rostro, quiere imponer silencio a los presentes.

Este grupo escultórico está considerado por su calidad artística y por su expresividad como uno de los mejores conjuntos procesionales sobre este tema de todos los que procesionan en nuestro país.