La concesionaria de los bajos del Rhin apuntala la estructura por su mal estado

Sin fechas para ejecutar las intervenciones, varios puntales se suceden uno tras otro desde la esquina que ocupa la escuela de surf hasta la terraza del chiringuito La Boite. Los empleados de los negocios del entorno no estaban al tanto de lo que ocurría, aunque confiaban en que, si no les habían trasladado nada, «no será grave».

La orden de tomar medidas ha saltado de entidad a entidad hasta que se le ha puesto remedio. Al menos, el parche. El Ayuntamiento se lo requirió a la Demarcación de Costas y esta, a su vez, a la concesionaria que explota los bajos ya que, aunque son de su propiedad, los gestiona una empresa privada que a su vez alquila los locales.

A pesar de que la orden de tomar medidas preventivas ha pasado por tres entidades, desde que se dio el aviso hasta que se ha apuntalado no ha pasado mucho tiempo: «El requerimiento del Ayuntamiento se recibió a finales de junio», apuntan fuentes de Costas. Y los puntales llevan colocados algo más de una semana. En concreto, el Consistorio reclamó a Costas que llevase a cabo la reparación y que, mientras tanto, asegurase la zona. «Se hace por prevención», tranquilizan fuentes municipales.

Una vez el requerimiento llegó a Costas, «se dio traslado inmediato a la empresa concesionaria que explota los bajos del Rhin, que por contrato es la responsable de la conservación y mantenimiento de las instalaciones», explican. Y es esa misma empresa quien ha apuntalado ciertas zonas de la estructura deterioradas. Como esto se trata de una solución temporal y de cara a realizar la rehabilitación integral, la concesionaria ya está realizando un estudio técnico que contemple las actuaciones necesarias para su completa reparación, aunque desde Costas no avanzan fechas.

Los bajos del Rhin apuntalados dan una imagen «poco cuidada» de una de las zonas más turísticas de la ciudad. Así coincidían un par de turistas que esta semana tomaban el sol en la Primera Playa de El Sardinero, donde se localizan estos bajos que acogen algunos de los chiringuitos preferidos de los visitantes, ya que tienen una de las vistas más destacadas de la ciudad. El daño no afecta solo a la parte de abajo, ya que la estructura deteriorada sujeta, a la par, la terraza que se despliega a la derecha del Maremondo -según se mira de frente-. La parte afectada, en concreto, no soporta ningún puesto como pasa al otro lado del restaurante, donde hay un Regma, un quiosco de prensa, una 'food truck' del Maremondo y una amplia terraza con mesas y sillas.

No es el único desperfecto que afecta a las playas de Santander, ya que entre Los Peligros y La Magdalena siguen, un verano más, un par de 'clásicos': el edificio de La Horadada en ruina y el acceso roto a Reina Victoria, vallado para evitar accidentes. Son los dos defectos más criticados por los vecinos y los turistas y la falta de soluciones se debe a la falta de acuerdo entre administraciones. En este caso, entre el Ayuntamiento y Costas. Mientras con los bajos del Rhin sí se han puesto de acuerdo para solucionarlo rápidamente -han tardado menos de una semana en apuntalar la zona tras señalarse el peligro-, no pasa lo mismo en las playas más cercanas a Gamazo, donde llevan años sin consenso sobre quién debe ejecutar las obras y reparar por fin el acceso a Reina Victoria y tomar una decisión final respecto a La Horadada: o derribarlo del todo -las obras empezaron, pero se detuvieron- o rehabilitarlo para darle un nuevo uso.

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