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Un Consejo de Patrimonio que revise los proyectos de la ciudad antes de que salgan a licitación. El PSOE de Santander llevará al próximo Pleno una moción donde propondrá la creación de este organismo con el objetivo de que expertos y asociaciones emitan informes consultivos no vinculantes donde expongan si las obras planteadas respetan los elementos identitarios de la zona donde vaya a actuarse o de la ciudad en general, y puedan modificarse de no ser así.
El portavoz socialista Daniel Fernández y el concejal Javier González de Riancho se citaron ayer con representantes de diferentes asociaciones, como Concejo Abierto, Deba, Alceda o la Red Ibérica en Defensa del Patrimonio Gráfico, para exponerles la propuesta, que tuvo buena acogida. Se reunieron en la Dársena de Molnedo, una de las áreas que consideran que necesita protección. En la campaña electoral, el PP propuso rehabilitarlo e incorporar zonas verdes e incluso una escultura de Okuda. Este proyecto se echó atrás en el Pleno del pasado noviembre, aunque la zona sigue necesitando un lavado de cara. Los grupos que ayer se reunieron allí expusieron que las vías y el suelo de piedra se había cubierto años atrás con hormigón y que convendría recuperar su imagen original.
La idea es que este consejo esté formado, además de por los presentes en la reunión, por expertos como el Colegio de Arquitectos, la Universidad de Cantabria, el Centro de Estudios Montañeses, o Hispania Nostra, entre otros, aunque se podrían unir más.
«Se puede modernizar sin destruir el pasado». Fernández deja claro que las obras «son bienvenidas», pero que debe existir un debate previo en el que se emita un dictamen sobre la situación del área sobre la que se va a actuar y qué elementos requieren protección. «No puede volver a suceder lo de la Plaza de Italia, que se reformó de espaldas a la ciudadanía. Una zona emblemática de la ciudad en la que se ha roto su esencia». Pone otros ejemplos como el muro de la primera guerra carlista que apareció durante la ejecución de las VPO de la calle Alta y que casi se elimina por completo, el Castillo de Corbanera o la rehabilitación que se plantea para Piquío. «Las obras tienen que garantizar la cohesión de los espacios en lugar de parecer parches que no encajan».
Por su parte, González de Riancho se enfocó en la parte más técnica. «Otras ciudades europeas respetan y revalorizan sus elementos urbanos, como Lisboa o Barcelona». En Santander, por ejemplo, pone de relieve las características barandillas azules de las playas, que se están cambiando en algunos puntos. «Son elementos identitarios que deben conservarse».
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