Así controla Santander los aforos de sus playas

Con este método, por cada persona que cruza el sensor se actualiza automáticamente el porcentaje de aforo que hay en la playa, que cambiará en el sistema informático. Luego, esa información actualizada se refleja en las pantallas situadas en los accesos, donde un auxiliar controla mediante una valla el paso a la playa. Así coloca o quita la valla en la medida en que se alcance el aforo máximo o se libere espacio.

En las pantallas, el color verde significa que hay espacio suficiente para acceder a la playa, el color amarillo llamará la atención por una moderada afluencia y el rojo señala la cercanía a completar la capacidad máxima o, directamente, que ya se ha alcanzado el límite de la playa. Así, los bañistas pueden consultar el estado de los arenales antes de salir de casa, a través de la web 'playas.santander.es'. Además, ésta ofrece información como la climatología, la tabla de mareas y otros datos de interés.

Para establecer los aforos, el Consistorio ha establecido una superficie de seis metros cuadrados por persona. Con ello, quieren asegurar que se mantenga la distancia de un metro y medio respecto a las pertenencias de otros bañistas. Estos límites de capacidad no son fijos, ya que cambian varias veces al día en función de las mareas y el espacio de arena que queda libre.

Será a lo largo de esta semana cuando acaben de colocar todos los dispositivos, aunque ya se ha probado su funcionamiento en la Primera y la Segunda de El Sardinero. En total, se utilizará este sistema en quince accesos de nueve playas. Habrá uno en La Virgen del Mar, otro en Mataleñas, cuatro en la Segunda de El Sardinero, tres en la Primera, uno en La Concha, otro en El Camello y cuatro en la zona de La Magdalena, Bikinis y Peligros. 15 vigilantes, 15 sensores y 15 pantallas velarán por que se cumpla la distancia física entre los bañistas.

Además, a partir del 15 de julio, y hasta el 15 de octubre, estará operativo otro sistema de control de aforo, impulsado por el Gobierno de Cantabria, que utilizará cámaras para controlar la ocupación de 55 playas de Cantabria, incluidas las de Santander. Sin embargo, el contenido de las grabaciones estará difuminado, por lo que no se identificará a las personas y sólo servirá para el conteo.