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Cien años después de su llegada a Santander, los capuchinos abandonan el convento, situado en la calle Juan de la Cosa. «La falta de vocación es el motivo del cierre del convento. Nosotros ya somos mayores y nos merecemos un descanso», apuntó ayer a ... este periódico el padre superior Domingo Fernández (quien en noviembre cumplirá 87), refiriéndose a él y a dos hermanos más, el padre José Martínez y el padre Miguel Fuente.
«Hoy (por ayer) hemos dado las últimas misas en la iglesia de San Antonio, situada junto al convento. Nos da mucha pena. Hemos dicho adiós a nuestros fieles feligreses y las despedidas siempre son tristes, para los que se quedan y para los que se van», confesó el padre Domingo.
Pero aunque el convento cierre sus puertas, el padre superior quiso dejar claro «que nosotros somos los únicos que nos vamos. El Colegio San Antonio, anexo al convento, y la revista 'El Santo' seguirán funcionando como hasta ahora. Nuestra marcha no les atañe, en absoluto».
El padre Domingo llegó a Santander, por primera vez, en 1968, cuando la iglesia de San Antonio era parroquia, ya que era de culto y santuario, «pero en 2004 perdió estas características y desde entonces funciona como iglesia, lo que implica que no se puedan celebrar bautizos o dar clases de catequesis».
En esta primera etapa pasó nueve años en Santander. «Después me moví por media España, hasta que regresé hace siete años», rememora en el momento de la despedida.
Aunque afirma que se lleva «muy buenos recuerdos», también una gran preocupación: «El obispo debe de encontrar ahora un sacerdote diocesano para que dé misas, al menos, los domingos».
«Son momentos muy difíciles. No hay vocación. Nadie quiere tomar los hábitos. Recientemente se han muerto dos hermanos. Para que los siguientes canten misa, faltan entre siete u ocho años». Este es el mismo motivo por el que la congregación de los Capuchinos cerrará mañana, día 31 de agosto, otros cuatro conventos en Coruña, Valencia, Antequera y en Orito (Alicante).
Los hermanos de Santander no harán sus maletas hasta el día 9 de septiembre. «Tenemos cosas por hacer, como finiquitar a las tres empleadas que tenemos en el convento. Pero lo principal es que el padre Miguel, director y profesor del colegio San Antonio. quiere asistir a la inauguración del curso escolar y así poder despedirse de sus alumnos y compañeros».
Los Capuchinos llegaron a Cantabria el 2 de enero de 1871 y se establecieron en el histórico convento de Montehano (Escalante). Se instalaron en Santander en abril de 1921 y fue en 1939 cuando se adquirió el solar donde actualmente se levanta la iglesia y el convento de San Antonio de Padua, en la calle Juan de la Cosa. En enero de 1941 se puso la primera piedra y las obras se terminaron en 1942.
El padre Domingo se instalará a descansar en el convento de Logroño, mientras que el padre Miguel lo hará en el de Salamanca y el padre José en el de Gijón.
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