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El 28 de septiembre de 2018, las máquinas dejaron de trabajar. La presión de diversos colectivos vecinales y ecologistas y el posicionamiento del Parlamento de Cantabria, en contra del criterio entonces del Ayuntamiento de Santander, surtieron efecto y ese día el Ministerio para ... la Transición Ecológica comunicó a la ciudad la decisión de paralizar la obra de los espigones de La Magdalena, el proyecto con el que se pretendía estabilizar las playas de este entorno de la Bahía y acabar con la pérdida constante de arena en la zona.
El próximo lunes, dos años y medio después, los motores volverán a encenderse, tal y como ha anunciado la delegada del Gobierno en Cantabria, Ainoa Quiñones. Esta vez con el objetivo contrario, comenzar la retirada de los diques una vez que el Gobierno de España ha tomado la decisión de revertir la actuación por petición popular. La decisión se conoce justo 24 horas antes de la concentración convocada por una plataforma de reciente creación en defensa de las estructuras. «Es fea, pero tiene muy buenos resultados», defiende el colectivo, que tiene previsto movilizarse hoy, a las 12.00 horas, frente a la escollera.
El proceso diseñado por el Ministerio será progresivo y se estructurará en diferentes fases. La que comienza esta próxima semana es la primera. La parte menos compleja desde el punto de vista técnico y ambiental. Consistirá, básicamente, en la retirada de todo el material sobrante que quedó depositado en la entrada a la playa de Los Peligros desde el acceso del Museo Marítimo del Cantábrico. Las toneladas de piedras y restos de obra que se llevaron hasta el lugar para levantar el dique del Promontorio de San Martín, el segundo de los dos previstos en el proyecto, que apenas comenzaba a levantarse cuando en Madrid dieron el golpe de timón y decidieron repensar la obra, tres meses después de la moción de censura.
Febrero de 2016. El Ministerio difunde el proyecto y da luz verde a una obra que Santander pide desde hace diez años.
Enero de 2018. Comienzan las obras de los espigones. Las ejecuta Tragsa y están presupuestadas en 2,2 millones
Junio de 2018. El Parlamento aprueba dos propuestas de resolución para pedir al Gobierno central que pare las obras.
Septiembre de 2018. El Ministerio para la Transición Ecológica acuerda la suspensión indefinida del proyecto.
Septiembre de 2020. Pedro Casares anuncia que el Ministerio ha iniciado el proceso administrativo para la retirada.
29 de marzo de 2021. Comenzará la retirada de los espigones con la eliminación de los escombros de Los Peligros.
La segunda fase consistirá, precisamente, en la retirada del otro espigón, el de La Magdalena. El que sí está construido. El que albergó las concentraciones en protesta de la obra y que ha cambiado el paisaje de esta parte del litoral santanderino. Falta algo decisivo: el informe de impacto ambiental. En cuanto esté finalizado este proceso administrativo, la intención del Ministerio es acelerar los plazos lo máximo posible para devolver la playa al estado en que estaba antes del 24 de enero de 2018, cuando llegaron al arenal los contenedores y se hizo el acto solemne de colocación de la primera piedra.
Frente a la apuesta del Gobierno popular de Rajoy –y de la alcaldesa Gema Igual antes de que cambiara de opinión a la fuerza, porque este era uno de los acuerdos del pacto de Gobierno con Ciudadanos– por la solución que se inició y que no llegará a concluirse, la nueva ministra socialista, Teresa Ribera, aunque en un primer momento afirmó que el mal menor era finalizar la actuación, finalmente escuchó las voces que venían de Santander. Incluidas las de su partido a nivel local y regional, que junto con los colectivos ciudadanos y el PRC encabezaron la oposición política al proyecto.
De hecho, este fue uno de los principales asuntos que se trataron en la reunión que Ribera mantuvo el pasado 28 de febrero en Santander con Ainoa Quiñones y el diputado y último candidato socialista a la Alcaldía de la ciudad, Pedro Casares. En esta cita, ambos trasladaron a la vicepresidenta cuarta la necesidad de llevar a cabo estos trabajos cuanto antes. Un mes después, las labores se pondrán en marcha ya este lunes.
Lo que va a retirar la Demarcación de Costas es una parte del acopio de materiales que se depositó allí para la construcción del segundo espigón. Son 500 metros cúbicos depositados en el aparcamiento de la playa de Los Peligros. El plazo legal establecido para su retirada es de cinco días, aunque la estimación es que los trabajos puedan culminarse, si todo va bien, este próximo miércoles. En tres días, aunque no estará todo hecho. Otra parte del material le corresponde retirarlo a Tragsa y se llevará a cabo tras las jornadas festivas de Semana Santa.
La obra, inacabada, con un único dique construido frente al Balneario de La Magdalena, nació y morirá en medio de la polémica. Hace menos de una semana, el portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Santander, Javier Ceruti, hacía la última y áspera declaración al respecto: el tipo de escollera colocada es «un verdadero insulto a la ciudad».
Fueron Ceruti y Cs quienes propiciaron el cambio de postura del Ayuntamiento de Santander, incluyendo la retirada de los espigones en su pacto de Gobierno con el PP para gobernar la capital. Sin embargo, los portavoces más beligerantes, más opuestos a la obra, han sido Casares y José María Fuentes-Pila, del PRC.
El primero ya anunció en septiembre de 2020 que el proyecto para suprimir las escolleras había iniciado sus trámites administrativos. Entonces se comenzó a poner punto y final a una obra que arrancó en enero de 2018, con un presupuesto de 2,2 millones, y una ejecución de siete meses a manos de la empresa Tragsa.
El PP, tanto desde el Ejecutivo central del por entonces presidente Mariano Rajoy, como desde el Ayuntamiento de Santander, promovió la obra. Le encontraba múltiples beneficios: estabilización del sistema de playas La Magdalena- Los Peligros; freno, por tanto, a su pérdida de arena; y, finalmente, más seguridad ciudadana. Sin embargo, las reticencias y el rechazo social y político se manifestaron incluso antes de que las palas empezaran a horadar el suelo.
Dependerá de la ciudad
la actuación
Posturas encontradas
los que sí la defienden
La cronología del rechazo a las escolleras es larga, pero entre las fechas más señaladas figura el 27 de junio de 2018, cuando el Parlamento de Cantabria aprobó dos propuestas de resolución, una de Podemos y otra conjunta de PRC-PSOE, que instaban al bipartito autonómico a pedir al nuevo Ejecutivo de Pedro Sánchez que parase las obras de los diques. Con el cambio de signo político en Moncloa, aquello parecía más factible, pero el Ayuntamiento confiaba por entonces en reanudar el proyecto en octubre, tras un parón estival para disfrutar las playas, y levantar el segundo dique.
Nada más lejos de la realidad. La plataforma 'Salvar La Magdalena' convocaba concentraciones para denunciar el «atentado paisajístico» de las escolleras, y la oposición intensificó sus críticas. En septiembre de 2018, el Ministerio para la Transición Ecológica acordó la suspensión indefinida del proyecto, si bien no se frenaron ni las protestas sociales ni las resoluciones políticas en contra, alentando todas la retirada de las piedras.
Dos años y medio después, se vislumbra la solución para los espigones: su supresión. Santander dice adiós a los diques, pero tendrá que solucionar el problema de la pérdida de arena a consecuencia de temporales o corrientes. Lo que tiene claro el Ministerio para la Transición Ecológica es que no es la Administración competente para realizar los rellenos una vez que la zona vuelva a su estado original;ni para hacerlo, ni para sufragarlo. Esto dependería en tal caso del Ayuntamiento de Santander. ¿Reiniciará esto la polémica?
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