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Pronto hará un año que un décimo de lotería premiado con 125.000 euros duerme el sueño de los justos en una entidad bancaria santanderina, ... a la espera de que se tome una decisión sobre quién es su legítimo dueño... o dueña. Porque dentro de otro año más, si no se ha conseguido saber de quién es, la ley dice que se lo quedará la mujer que lo encontró y lo entregó en las dependencias de la Policía Nacional de La Albericia. A día de hoy, nueve personas han reclamado su titularidad, las mismas que lo habían hecho hasta marzo de este año. Desde entonces, no se ha sumado nadie más a la reivindicación de propiedad.
El Ayuntamiento de Santander -que es el depositario oficial hasta que se establezca quién se queda con el dinero- pasó el expediente del hallazgo al Juzgado de Instrucción número 2 de Santander, el que desde el primer momento tuvo conocimiento del asunto. El boleto (encontrado en la calle el 23 de diciembre, según el relato de la persona que lo entregó cuando ya se sabía lo que valía) correspondería al número 51244, un segundo premio que regó de millones la capital el año pasado por estas fechas. Con él, Santander recogió 164 millones de euros de la mano de la peña taurina Félix Rodríguez, que distribuyó la mayoría de las participaciones.
Como se recordará, el décimo hizo un particular periplo: de la Policía a la entidad Loterías y Apuestas del Estado (LAE) y, de ahí, al despacho de la alcaldesa Gema Igual (que, a su vez, lo llevó a un banco) porque la ley señala que quien halla «algo de valor» lo tiene que entregar al alcalde de la localidad. El Consistorio está obligado por el Código Civil (por unos artículos que datan de 1889) a coger el objeto y custodiarlo. Y también estaba obligado a publicitar el hallazgo, para lo cual insertó dos anuncios en domingos consecutivos en El Diario Montañés. En ellos se especificaba que quien quisiera cobrarlo tendría que informar del número premiado, la serie y la fracción, así como de «las circunstancias expresadas al dorso». En los avisos municipales también se indicaba que el reclamante debería aportar pruebas que le identificaran «indubitadamente» como propietario.
Desde que se hizo público el caso, el Ayuntamiento no dejó de recibir aspirantes al cobro del premio. En un primer momento se presentaron tres. A las pocas semanas ya lo reclamaban seis. Y ahora mismo son nueve. El Consistorio no facilita más información para no infringir la Ley de Protección de Datos: a quien llega pretendiendo ser el dueño del décimo se le hace rellenar una instancia oficial. Por su parte, el organismo de loterías ha suspendido el periodo de pago, ya que el derecho general caduca a los tres meses.
Si nadie consigue acreditar en un año más que el billete es suyo, la señora que lo encontró disfrutará de los 125.000 euros. Así lo especifica el Código Civil (artículos el 615 y el 616): «Pasados dos años a contar desde el día de la segunda publicación sin haberse presentado el dueño, se adjudicará la cosa encontrada al que la hubiese hallado».
Y si aparece alguien que lo prueba, tendrá que compartir una parte con la mujer que se lo llevó a la Policía ya que el Código Civil da este derecho: «El propietario estará obligado a abonar al que hubiese hecho el hallazgo la décima parte de la suma o del precio de la cosa encontrada». Para ser más exactos, si aparece el propietario, su bocado de consolación ascenderá a 12.500 euros brutos.
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