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«Hablemos de restauración y no de cambios. Y nada más. Restauración y conservación». La frase es de la historiadora e investigadora Elisa Gómez Pedraja. Sirve como resumen de la conversación con tres santanderinos que han 'pateado' mucho los rincones de la ciudad y que ... sienten los Jardines de Piquío como la terraza de un piso compartido. Ante la obra prevista en este espacio y el repaso que hizo ayer este periódico de su estado, los tres coinciden. «Con dejarlo como ha estado siempre, vale», responde Jesús Fiochi, pionero del surf, hombre de mar y vecino del Sardinero. El Ayuntamiento presentará el proyecto la semana que viene, pero el lunes ya confirmaron a El Diario Montañés que «las obras van a reparar el pavimento y demás desperfectos, pero se va a respetar y conservar estrictamente la tipología y fisonomía de los jardines».
Gómez Pedraja recuerda que Piquío «es un promontorio promocionado a finales del XIX y no hay que inventar nada ni mezclarlo con nada». «Es -dice- una preciosidad en sí mismo». Por eso no es partidaria de «cambios», de «añadir monumentos» o de «homenajes». «Lo que tiene es bonito. Con ese aspecto antiguo».
Fiochi, en la misma línea, cree que con la obra «hay que llegar hasta dónde hay que llegar». «A dejarlo como siempre fue. Porque ahora no está muy allá y es un sitio señero, visitado por los naturales y por los que vienen de fuera. Es la joya de la pulsera que es el Sardinero, la guinda del helado. Tanto en verano como en invierno», explica. A su juicio, sí que toca «echar el resto» en la reparación de los elementos deteriorados («como creo -opina- que van a hacer desde el Ayuntamiento), pero siempre desde la idea de respetar su estado original. «Está bien como está. Sin hacer nada raro. Siempre ha sido muy bonito y ahora, en estos años, se ha dejado ir demasiado lejos y por eso está en ese estado». Puestos a elegir, entiende que una obra que concluyera antes del verano sería la mejor opción.
Juan Carlos Flores | Periodista
Elisa Gómez Pedraja| Historiadora
Jesús Fiochi | Hombre de mar
Con el repaso que hizo el lunes El Diario y con su propia experiencia como paseante, el periodista Juan Carlos Flores enumera las tareas que considera que debe acometer el proyecto. «Levantar el suelo y mantener ese azul verdoso tan típico de allí y que se ha copiado, por ejemplo, para el Centro Botín y los Jardines de Pereda. También conservar los cantos rodados de blanco y arreglar las escaleras y los parterres levantados por las raíces de los tamariz. O reparar todas las baldosas». Flores considera, igualmente, «fundamental» la «reparación de los monumentos» que hay hoy en día, «que son una parte esencial de los jardines».
Puestos a seguir con los detalles, es partidario de «no cambiar los bancos por otros modelos». «Pueden parecer antiguos, pero recogen una parte de la infancia de generaciones de santanderinos». Habla de cuidar la jardinería o de cambiar la estructura del actual puesto de helados por uno con un toque 'histórico' (como los del Paseo de Pereda o el que hay frente al restaurante El Parque). Y apunta, como sugerencia, que la obra incluya «mejorar el paseo que hay entre Piquío y el Rema». «Allí se desmontaron unas pérgolas que había sobre los bancos, porque se cayó alguna y corrían peligro, pero no se repusieron y formaban parte del paisaje».
«Los santanderinos -resume- celebrarán enormemente que el Ayuntamiento se decida a restaurar y mejorar, pero no a transformar». Recuerda, en este sentido, el descontento de una parte con el proyecto de la Plaza de Italia. Y, ya puestos, pide actuar en el mapa de Cantabria de la cercana plaza de Colón.
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