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Los usuarios de Santander se quejan desde el inicio del verano de que en ocasiones resulta imposible tomar un taxi. Estos, a su vez, ... aseguran no dar «abasto». Por la capital circulan actualmente 230 vehículos, que es exactamente el número de licencias que hay en vigor. La alta demanda impide a los profesionales cubrir todas las llamadas. «Es sencillo de entender. Hay más gente de la habitual, pero el número de taxis sigue siendo el mismo», afirma Manu Andoni Ruiz, presidente de la Federación Cántabra. «Hay picos en los que no damos abasto y se convierte en una odisea. Para ellos, sí; pero también para nosotros», añade.
Los taxistas que a diario recorren las calles de la capital aseguran que el verano, en cuanto a visitantes, está siendo «fuerte». El norte está de moda. Sólo hay que echar un vistazo al mapa del tiempo: los 22º, las nubes y la lluvia de aquí son un imán para quienes viven inmersos en plena canícula con el mercurio por encima de los 40º.
230 taxis
circulan por las calles de Santander, que corresponden al número máximo de licencias.
Para los taxistas, sobre el papel, es una buena noticia. Tienen más trabajo; sin embargo, no consiguen sacarlo adelante. Hay más demanda que oferta. «Es inherente al resto de municipios turístico-costeros que hay en Cantabria. La población se multiplica, pero el número de taxis no», explica Ruiz, quien no niega que hay días en los que el usuario no tiene más remedio que esperar.
Las fiestas de la pasada Semana Grande son un buen ejemplo. «Es imposible llegar a todo. Cuando acababan los toros o los conciertos de la noche, eran miles de personas las que necesitaban desplazarse. Y nosotros no podíamos llegar a todo. Bueno, ni nosotros ni los autobuses municipales», subraya el portavoz del sector.
La mayoría de las 230 licencias de taxi que hay en Santander tienen, además, chóferes asalariados. Es decir que, en momentos de mucha demanda, el vehículo no para. Aun así, reconoce Ruiz, «hay déficit de conductores». Calcula que en la actualidad serán «unos 400» en activo, por lo que hacen falta más. «Trabajo sí que hay para ellos. El problema es que tienen que superar un examen para obtener el permiso municipal», añade. Ese permiso se obtiene a través de un examen que los taxistas consideran demasiado riguroso. «Hemos solicitado al Ayuntamiento a ver si puede ser algo más ligero», explican. Los aspirantes tienen que saberse al dedillo el callejero municipal, el reglamento, las tarifas, direcciones de interés... Conceptos que es lógico que dominen, pero que desde el sector entienden que debería adaptarse a las actuales circunstancias. Eso permitiría que circularan más vehículos a la vez precisamente en esos «picos altos» que se registran durante el verano.
La segunda solución al problema, a más largo plazo, depende del Gobierno regional. La Federación del Taxi ansía que el nuevo Ejecutivo del Partido Popular rescate «del cajón donde lleva muchos años» el borrador del decreto regional que debe regular el sector. Según explica su presidente, «ahí aparece la posibilidad de crear licencias temporales para paliar los momentos de más actividad en determinados lugares donde por circunstancias, como el turismo, fuese necesario». Es algo, reconoce, que ya aplica Islas Baleares en Ibiza.
La Federación ya ha solicitado una reunión al nuevo director general de Transportes, Pablo Herrán, para tener una primera toma de contacto y hablar de este y otros asuntos. Lo hace después de haberse querellado contra su predecesor, Felipe Piña, a través de una demanda que la justicia archivó y que el colectivo no quiso recurrir.
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