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La clínica iDental de Santander ha sido desahuciada por falta de pago de renta. Las autoridades judiciales se presentaron ayer por la mañana para proceder al lanzamiento del local, mientras dos policías flanqueaban la puerta de acceso y dejaban pasar únicamente a la plantilla, ... para que recogiera sus pertenencias. Ni los trabajadores ni los pacientes habían sido avisados del cierre, a pesar de que el gerente de la franquicia dental tenía notificación de ello, según informaron fuentes judiciales.
«Me he quedado con la boca sin poner y llevo un año pagando el tratamiento. Me dieron un presupuesto de 8.000 euros, pero me dijeron que solo tendría que pagar 1.800 porque estaba subvencionado», explicó Gloria Bernard, a las puertas de la clínica, a la que seguían acudiendo pacientes que estaban citados. Son cientos de personas afectadas que se han quedado con tratamientos ya pagados sin terminar y créditos pendientes.
La franquicia dental –que ha registrado desahucios en otras ciudades–, se anunciaba como 'Dentistas con corazón' y presentaba su ejercicio profesional como una 'causa social' para ayudar a un sector de bajos recursos a quienes, presuntamente, ofrecía tratamientos por debajo del precio de mercado haciendo entender que «una subvención gubernamental» financiaba la diferencia. Sin embargo, desde los Servicios Sociales del Gobierno de Cantabria se aclaró ayer a este periódico que «nunca se ha asignado subvención alguna a esta empresa».
Iván López, miembro de la plataforma de afectados Adafi, denunció ser víctima de «un falso reclamo, ya que no había ninguna subvención, sino baja calidad de los materiales y nuestra boca puesta en manos de personal no cualificado, en algunos casos, estudiantes de odontología sin título para ejercer».
No es la primera polémica que envuelve a esta clínica ubicada en la calle Gutiérrez Solana, en Santander. El pasado octubre, un paciente entró en el local y arremetió contra la plantilla con un extintor, provocando serios daños materiales en la clínica y amenazando al personal por la «la tomadura de pelo» de la que era víctima. Entonces, la franquicia cambió de manos y fue adquirida en octubre por el fondo de inversión Weston Hill, que anunció un cambio de estilo y cuentas depuradas. A pesar de ello, los pacientes de la clínica denunciaron ayer que en estos últimos meses «no habían cambiado las condiciones nefastas de atención al cliente, con infecciones bucales y mala praxis».
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