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Muy nerviosa y hablando continuamente por teléfono. Así se encontraba ayer Jenifer Alcántara tras ser desahuciada de la casa en la que vivía en la calle Isla de Cuba, en Santander. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) arropó a esta joven de 27 ... años tras haber sido «víctima de una red de alquileres falsos» que opera en pisos okupados. Es el primer caso que se conoce en Cantabria de este tipo de práctica, que consiste en que una persona alquila una vivienda de la que no es propietaria a otra y, por lo tanto, esta última está ocupando de forma ilegal dicho inmueble.
Esto es precisamente lo que, según la PAH, le ha ocurrido a Jenifer que, con dos hijas de 3 y 7 años a su cargo y tras haber denunciado a su expareja el viernes pasado por violencia machista, se ve «en la calle sola y sin ayuda». El Gobierno de Cantabria ofreció ayer a la afectada vivir en un centro de acogida con otras víctimas de este tipo de abusos. Su «drama» se remonta a hace un par de semanas, cuando logró, gracias a la movilización social, frenar el primer lanzamiento de desahucio programado. Sin embargo, ayer por la mañana no le quedó otra opción que abandonar por su propio pie la vivienda. «La Policía Nacional acordonó mi calle a las siete de la mañana. Por suerte, el día anterior entregué a mis hijas a unos familiares para que no tuviesen que presenciar este momento tan desagradable que he vivido», aseguraba muy emocionada.
Y es que la situación de Jenifer es más compleja de lo habitual. «A mí me alquiló el piso una persona por 300 euros al mes. De hecho, la primera mensualidad aboné 600 euros, incluyendo la fianza. Yo pensaba que esta persona era la propietaria de la vivienda. Cuando entré estaba en muy malas condiciones y tuve que arreglar la casa de mi bolsillo», explica la afectada.
Con el tiempo se enteró de que «cabía la posibilidad de que el piso perteneciese al banco». Pero, «por miedo a verse en la calle», siguió pagando «religiosamente». De hecho, ya estaba empadronada en esa dirección.
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Algunos vecinos de la zona –que prefieren no desvelar sus nombres– señalan que esa vivienda pertenece al banco y que por lo tanto Jenifer «es una okupa». Pero la PAH insiste en que se trata de una «víctima de una red de alquileres falsos en la que lamentablemente ha caído. Pero no es una okupa. Ni mucho menos. Es indignante que una mujer con dos menores a su cargo esté en la calle y sin posibilidad de criar sus hijas en una casa».
Tampoco Jenifer se considera una okupa: «Solo quiero vivir tranquila con mis niñas, tener estabilidad y vivir en una casa que me pueda permitir». Actualmente no tiene trabajo y recibe el Ingreso Mínimo Vital.
Lo primero que hizo la mujer al ver frustrado el intento de paralización del lanzamiento fue dirigirse hasta la sede de la Dirección General de Vivienda del Gobierno regional para «intentar buscar una solución y no dormir en la calle». Acompañada de Antonia Luengo y Carolina Cañizo, integrantes de la PAH, Jenifer trató de tranquilizarse «y mantener la esperanza».
Tardó exactamente media hora en abandonar el edificio. Lo hizo con la misma cara con la que entró y de brazos cruzados. «Me ofrecen ir a un centro de acogida con otras mujeres que son víctimas de violencia de género. No sé qué voy a hacer. Estoy desesperada. Ahora mismo no sé qué va a pasar, de verdad», relataba.
Lo que está claro es que a la vivienda de la calle Isla de Cubas, cerca del Hospital Valdecilla, no va poder entrar nadie ya que, tras consumarse el desahucio, ya había obreros tapiando la puerta para imposibilitar el acceso.
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