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Su apertura ha generado cierta «expectación». Estos días algunos curiosos se han acercado a preguntar e incluso ya había quien tenía bien marcado en el calendario el día de ayer, miércoles 5 de abril. «Sabíamos que abría hoy (por ayer)», reconocía José Salas mientras disfrutaba de las vistas panorámicas a la bahía de Santander acompañado de un grupo de amigos. Estaban encantados con el escenario elegido para su aperitivo así que no dudaron en inmortalizar el momento con una foto de recuerdo que luego enviaron a algún conocido con el mensaje: «Estrenando la cafetería del Marítimo». El nuevo establecimiento ubicado en la segunda planta del edificio que acoge el Museo Marítimo del Cantábrico abrió ayer sus puertas a las 11.00 horas de la mañana y ellos una hora después ya tenían el plato vacío. ¿Qué tal el primer desayuno? «Mira, mira...», contestó señalando los platos. Casi limpios. «Veníamos a lo que veníamos», añadía entre risas. Una afirmación que el resto de la mesa acompañó con la cabeza. Cada miércoles salen a dar un paseo y el de esta semana lo aprovecharon para llegar hasta la playa conocida como La Fenómeno, inaugurar la cafetería y, de paso, celebrar el cumpleaños de Luisa, que fue el martes. Fue ella quien propuso la idea. «Me enteré de que abrían se lo dije» y el resto no necesitó ni un segundo para pensarlo. Y volverán:«Es estupendo, para repetir», coincidieron todos. Porque desayunar con esas vistas «no tiene precio, es maravilloso», valoraba Luisa, y sobre todo una mañana como la de ayer que hizo un «día inmejorable», añadió Jose.
Y no fueron los únicos que tuvieron la misma idea porque pasadas las 12.00 del mediodía (apenas una hora después de la apertura) podía verse al personal del establecimiento ir y venir con bandejas con cafés y pinchos o ubicando a los clientes que iban llegando para el aperitivo. La aceptación fue buena. Algo que, ya podían intuir dado que a lo largo de estos días han sido varias las personas que, al ver trasiego de gente, han preguntado si ya era posible subir a tomar algo. Por eso la mayoría de quienes tomaron algo en la cafetería ayer por la mañana no llegaron por casualidad. Lo tenían anotado.
«Sabíamos que abría y hemos venido», coincidían Marisa, Jesús y Chelo, sentados en la mesa del fondo. «Ha sido un éxito abrir este sitio y aprovecharlo», valoraban sin quitar la mirada de las vistas. «Ya hemos hecho muchas fotos y eso que somos de aquí», añadían.Es decir, que se conocen esa imagen casi de memoria. Para ellos resultaba un «sinsentido» tener ese espacio cerrado y destacan, sobre todo, que la entrada sea libre y se pueda acceder sin necesidad de pagar.
El espacio está atendido por el Grupo Bodi que ofrece el servicio a través de un contrato con la Sociedad de Cultura y Deporte del Gobierno para la gestión de todas sus cafeterías, como las del Palacio de Festivales. En cuanto al acceso, se hace a través de la propia puerta del museo, pero no hace falta pagar la entrada para dirigirse al espacio de restauración. Y, por ahora, el horario está sujeto al del Museo Marítimo: de octubre a abril, abre de martes a domingo de 10.00 a 18.00 horas; y del 1 de mayo al 30 de septiembre, de martes a domingo de 10.00 a 19.30 horas. No dará servicio los lunes y tampoco dará cenas; al menos, de momento.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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