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Detalle frontal del edificio de oficinas, proyecto diseñado en el puerto santanderino por el arquitecto Miguel Fisac en los años setenta. Se Quintana
Destruida una obra del arquitecto Miguel Fisac en la demolición de los silos del Puerto

Destruida una obra del arquitecto Miguel Fisac en la demolición de los silos del Puerto

Santander ·

El Colegio de Arquitectos denuncia el derribo del edificio de oficinas integrado en un complejo industrial diseñado por el Premio Nacional | La Autoridad Portuaria sostiene que su actuación cumple con toda la normativa vigente

Guillermo Balbona

Santander

Domingo, 16 de septiembre 2018, 07:16

La reciente demolición del conjunto de naves y silos portuarios ubicados en la fachada sur del Barrio Pesquero ha supuesto la destrucción de un pequeño edificio de oficinas que llevaba la firma de uno de los grandes de la arquitectura española: Miguel Fisac. Considerado uno de los padres de la arquitectura moderna en España, adoptó una nueva visión en la que rechazaba la masificación y la agresión que produce a la naturaleza la arquitectura. Además, todo el complejo industrial que albergaba las oficinas, configurado básicamente por silos de grano, almacenes y oficinas, proyectado y edificado en los setenta, respondía a un diseño del distinguido arquitecto, Medalla de Oro y Premio Nacional. El Colegio de Arquitectos, que denuncia la destrucción de uno de los mejores ejemplos de arquitectura industrial del municipio de Santander, asegura que ya había llamado la atención a los responsables del puerto en varias ocasiones sobre la importancia patrimonial de la edificación. Según el colectivo profesional se había solicitado una negociación para evitar el daño y procurar planificar una actuación a través de diversas propuestas. Los arquitectos lamentan que el puerto haya desoído estas peticiones y consideraciones. Por su parte, la Autoridad Portuaria se defiende apelando a la legalidad de su actuación y a las necesidades presentes y futuras de las instalaciones y su vínculo con la ciudad.

Al inicio del presente mes, este periódico ya informaba de la intervención portuaria sobre una zona industrial construida en 1975, aunque el proyecto aludido está datado en 1972. La fábrica de piensos compuestos Bioter-Biona S.A. -el complejo ya derruido- integraba el edificio de oficinas que mostraba las señas de identidad formales y estéticas características del estilo y de la concepción arquitectónica de Fisac. Según Coacan, en las fachadas del edificio se experimentaba con texturas y se innovó empleando «almohadillados orgánicos», dando al inmueble un característico lenguaje compositivo. Un recurso inherente al proceso investigador del autor a lo largo de su trayectoria profesional. Las fachadas «eran el elemento más representativo del conjunto». No obstante, como advirtió el Colegio, todo el complejo de silos cilíndricos maclados de gran envergadura que identificaban al complejo en el entorno próximo, eran singulares y el edificio se halla recogido tanto en el tercer volumen del Catálogo del Patrimonio Cultural de Cantabria (Gobierno de regional), como en el archivo de la Fundación Miguel Fisac, y en una de las versiones del Catálogo del Documento de Avance del PGOU de Santander, con protección ambiental. Ya en un trabajo de investigación publicado hace seis años por el Colegio de Arquitectos, en colaboración con la Dirección General de Cultura, se apuntaba que al tratarse del «único edificio del autor (Fisac) en Cantabria y por el evidente interés del mismo», se proponía «la eliminación de las rejas en los huecos (existen otras soluciones), la sustitución de los sistemas de climatización de la fachada este por otros situados en cubierta y una limpieza profunda de la fachada, medidas todas ellas, encaminadas a recuperar la imagen original del edificio».

De 'La Pagoda' de Fisac a La Casa Guzmánde De la Sota

Conocimiento, curiosidad vivaz, empirismo funcionalista y organicismo cauteloso son características de la obra de Miguel Fisac Serna, según el estudioso Luis Fernández Galiano. El que fuera uno de los arquitectos más representativos de España –defensor de la prefabricación y de la producción en serie, que inventó e introdujo en España el hormigón pretensado y postensado– sostenía que «para el diseño de sus obras uno primero tiene que preguntarse el para qué de la obra, y luego el dónde». La arquitectura de Fisac ya sufrió un caso histórico de daño al patrimonio cuando en 1999 las excavadoras demolieron en Madrid los laboratorios Jorba 'La Pagoda'. De poco sirvieron las protestas de arquitectos, ingenieros e historiadores. Era propiedad privada y no estaba catalogado como protegido. Un documental de Andrés Rubio narró los hechos. El pasado año el escándalo saltó cuando se conoció el derribo de la Casa Guzmán, una obra maestra del arquitecto Alejandro de la Sota situado en Algete (Madrid), ejemplo de la mejor arquitectura española contemporánea, perfectamente integrada en su entorno natural.

En julio el nuevo decano del Colegio de Arquitectos de Cantabria, Moisés Castro, manifestaba en un escrito enviado al Puerto el «tremendo desacierto» que supondría la demolición y solicitaba una cita con el presidente de la Autoridad Portuaria, Jaime González, para poder exponer sus tesis «a favor de la única obra de Fisac en nuestra ciudad y de la oportunidad de ser preservada, dada su escasa superficie respecto al conjunto».

Normativa vigente

Por su parte la Autoridad Portuaria de Santander, en respuesta a esta denuncia que hace pública ahora el Colegio, subraya que su labor se caracteriza «por mantener y proteger siempre su patrimonio portuario». Y como prueba de ello recuerda «el esfuerzo realizado para que en instalaciones como el Dique de Gamazo, la Grúa de Piedra, el Palacete del Embarcadero, la Caseta de Bombas, el archivo o los diversos faros, entre otros, se hayan realizado importantes inversiones para ponerlos en valor y sirvan para el disfrute de la ciudadanía».

En el caso de la demolición de la instalación, una nave que actualmente estaba en desuso, «cumple con toda la normativa vigente. Téngase en cuenta que el proyecto ha sido informado por el Ayuntamiento, sin alegaciones ni objeciones».

Por otra parte, resalta que los tráficos del puerto de Santander «están en pleno crecimiento y nos encontramos con un fuerte incremento de actividad en el Muelle de la Margen Norte gracias a tráficos recientes como el de contenedores y semirremolques».

Tráficos, matiza, que «si no disponen de las infraestructuras adecuadas se irán a otros puertos en condiciones de ofrecérselas poniendo en serio peligro el desarrollo industrial y socioeconómico del Puerto». En este sentido, se apunta desde la Autoridad Portuaria, «debemos poner todos los recursos a su alcance, incluidos los espacios en desuso, para garantizar suelo disponible y, con él, ese desarrollo industrial».

Vista área general del complejo industrial demolido. Andrés Fernández

El Colegio de Arquitectos al respecto refiere que, aunque el Puerto sea soberano en su ámbito y admitida en lo portuario su costumbre, «la demolición de un edificio de valor histórico y arquitectónico no puede ser comprendida ni es compatible con la mínima responsabilidad social del Puerto ni con el compromiso cultural que se quiere alcanzar, y parece contrario a cualquier aspiración de relación simbiótica de la actividad portuaria con el desarrollo histórico de la ciudad». Desde Coacan se admite que la adaptación del proyecto hubiera exigido un esfuerzo, pero «la conservación de un edificio culturalmente valioso debiera haber sido, al menos, considerada».

Asimismo lamentan que el encuentro con la Autoridad Portuaria plasmado el pasado día 5, finalmente, no se tradujo en una búsqueda de posibles soluciones, sino en una mera comunicación de que la demolición ya estaba iniciada, «y por tanto ya no cabía posibilidad de diálogo». Las oficinas de Fisac en Santander no estaban protegidas por ninguna figura legal por estar incluidas en el ámbito portuario, admiten los arquitectos, pero consideran que el poder y autoridad ejercidos se ha abordado «sin atender al menos a dos importantes responsabilidades: la de escuchar y la de proteger y preservar el patrimonio común», por lo que califican de «lamentable» la actuación.

Las naves de Basterrechea y el silo de Sergacán derruidos suponen el banderazo de salida de la remodelación de la fachada sur para convertir el espacio en un aparcamiento para salvaguardar su tráfico estratégico de vehículos y acoger 10.000 nuevos remolques y contenedores que la empresa holandesa CLdN comenzará a descargar en Santander desde finales de este mes. La operación permitirá cambiar la estética del muelle del margen norte.

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