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La Guardia Civil ha detenido al menos a siete personas en Santander y en el País Vasco en una operación contra el tráfico ilegal de seres humanos que capitanea la Comandancia de Vizcaya. Los arrestados están acusados de facilitar la entrada de inmigrantes irregulares en Reino Unido a través de los puertos de Bilbao y Santander, que cuentan con ferries que viajan a este país todas las semanas. A cambio de dinero, los detenidos -entre los que hay ciudadanos kurdos, albaneses y una mujer española- facilitaban escondrijos a las personas en situación ilegal en vehículos y remolques con destino a tierras británicas.
El fuerte despliegue policial en la capital cántabra se concentró en la calle Liébana, tomada desde primera hora por al menos una quincena de agentes que entraron en un edificio de cinco plantas y se llevaron arrestados a dos hombres jóvenes, aunque hay un tercer detenido en la capital cántabra. El dispositivo, desarrollado por orden judicial, comenzó a las 6.30 horas y continúa abierto, por lo que no se descartan más detenciones durante los próximos días. Aunque está bajo secreto de sumario, ha trascendido que la trama cuenta con importantes conexiones internacionales.
Además de los dos detenidos en Santander hay otros cuatro arrestados en Bilbao y Portugalete, en acciones llevadas a cabo de forma simultánea.
En Santander, numerosos vecinos se han despertado cuando todavía era de noche alertados por los fuertes ruidos del dispositivo policial. Varias furgonetas camufladas de la Unidad de Seguridad Ciudadana (Usecic) entraron en esta calle, situada cerca del Ayuntamiento, obstaculizando la salida del garaje del nº 11 de la calle Liébana y controlando los dos extremos del vial. De estos vehículos salieron numerosos efectivos fuertemente armados, con chalecos antibalas, escudos, arietes y con el rostro cubierto con pasamontañas. Seis de ellos se quedaron abajo, en el portal, mientras otros compañeros subieron hasta uno de los pisos superiores. Allí, derribaron la puerta, generando un estruendo que despertó a los residentes. Algunos incluso llamaron al 112 asustados por el ruido escuchado en su edificio. «Pensé que se caía el piso de arriba», comentó una mujer que vive en el tercero, que tres horas después aseguraba: «Todavía tengo el susto en el cuerpo».
Un vecino de la zona, que justo en ese momento llegaba de trabajar, no se atrevió ni a bajar del coche. Sorprendido ante el despliegue se quedó observando desde su vehículo. «Nunca había visto en Santander un dispositivo tan gordo», explica. Primero vio cómo un grupo de agentes se acercaba al portal del número 11 de la calle Liébana. En ese momento escuchó un «ruido tremendo, como si derribaran la puerta y después gritos como en las películas: ¡alto la Guardia Civil, al suelo!». A este vecino le pareció ver por la ventana «que tiraban una bomba de humo».
En las calles adyacentes había guardias de incógnito y con chalecos, que cerraban la salida a la cercana calle Francisco de Quevedo.
En un momento dado, otros agentes de paisano con brazaletes de color rosa subieron con cajas de cartón, que después volvieron a bajar llenas de documentación intervenida en esta vivienda.
Un hombre que vive en el edificio de enfrente ha destacado la rapidez de la actuación de la Benemérita. «Aunque había muchísimos agentes, la actuación ha sido suave, han venido pim-pam y para arriba, y no han dejado ni respirar a nadie», ha asegurado.
Sobre las 08.00 horas, los agentes bajaron con los dos jóvenes esposados, que fueron introducidos en uno de los furgones camuflados. Solo entonces la calle Liébana recobró la calma.
En los últimos meses, efectivos policiales -tanto españoles como británicos- han detenido a varias personas que pretendían hacer negocio a costa de los inmigrantes ilegales que quieren llegar a Reino Unido. El pasado 18 de enero, un hombre y una mujer, de nacionalidad española y residentes en Cantabria, fueron detenidos en el Puerto de Bilbao por la Guardia Civil al intentar colar en el ferry a cuatro albaneses que habían ocultado en el maletero de su caravana. Estaban escondidos bajo lo que parecía ser un colchón y «en pésimas condiciones de salubridad», ya que se encontraban muy apretados y sin un lugar donde hacer sus necesidades. Los arrestados quedaron en libertad, a espera de juicio.
También en enero, agentes la Guardia Civil y la Policía Nacional, con la colaboración de Europol, desarticularon una organización en España que llevaba varios años favoreciendo la inmigración irregular de ciudadanos del Kurdistán iraquí con tránsito en nuestro país, desde donde se les introducía en camiones frigoríficos con destino a Reino Unido a través de los puertos de Santander y Santurce.
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