Devoción matinal

El Paso de Cristo representa un episodio de la Pasión de Cristo, desde la Crucifixión hasta su Entierro, mediante una sola imagen de Jesús, o como mucho acompañada de una sola talla.

En el Paso de Virgen o Paso de Palio, la Virgen aparece sola o también acompañada por el Apóstol San Juan. Va cubierto en su totalidad con un palio y se diferencia de los demás pasos en que está sostenido por varales, hasta un máximo de doce, y lleva una peana colocada sobre la plataforma, sobre la que va sustentada la Virgen. El origen del palio estaba asociado a la jerarquía y su misión era proteger a las personas de la lluvia y del sol. Más tarde, se decidió colocárselo también a la Virgen a mediados del siglo XVII.

El Paso Alegórico es el menos conocido por estar casi desaparecido. Representa con figuras alegóricas un pasaje bíblico o que destaca alguna enseñanza evangélica. Se conservan en Sevilla, Jerez, Orihuela y Santomera.

Este Sábado Santo, se celebró (la lluvia lo permitió esta vez) la Procesión de La Soledad, una Procesión que, junto a la Santa Vera Cruz y Pasión del Señor, del Jueves Santo, es la más antigua de la Semana Santa santanderina, pues se tiene constancia que comenzó a mediados del siglo XVI. La Procesión de La Soledad la protagonizó por vez primera la Cofradía de la Santa Vera Cruz hasta que desapareció en 1715, siendo sustituida por la Orden Tercera de San Francisco. Posteriormente, en los años cuarenta del siglo pasado, la relevaron las hermandades actuales.

Está organizada por la Cofradía de La Esperanza, fundada en marzo de 1946, como filial de Los Dolores. Procesiona con dos pasos: el paso de 'San Juan' y el paso de 'Nuestra Señora de La Esperanza'.

La anterior imagen de 'San Juan' databa del año 1915 y fue destruida en un incendio en 1920, siendo sustituida por la actual, tallada por el imaginero Lorenzo Coullaut, en los años 1924-1925. Sus manos fueron renovadas y talladas en 1997 por Gema Soldevila. Este año estrena una saya de color blanco roto, a juego con un manto verde, bordado en la década de los noventa. 'Nuestra Señora de La Esperanza' es del autor Manuel Cacicedo y fue tallada en 1958-1959. Su rostro refleja dos aspectos muy distintos que su escultor ha sabido reunir en uno solo: la alegría de María por el nacimiento de su hijo y las lágrimas de tristeza y sufrimiento tras la muerte de Jesús.

La Pasión, la Muerte y la Resurrección de Jesucristo constituyen las tres partes principales de nuestra Semana Santa, son su esencia. Tiene hundidas sus raíces en la historia de los tiempos, y nos enseña esos frutos recogidos, tanto Cristológicos como Mariológicos tan admirables, que saben a historia, que nos ponen de manifiesto su entereza, su generosidad, su benevolencia y su madurez histórica.