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Ha habido que echarle paciencia. Tanta como unos 920 días con sus noches pensando que hay 125.000 euros al alcance de la mano... pero ... que habría que seguir esperando. Finalmente, el caso ha tenido una solución feliz para una mujer y no tanto para la decena de personas que se habían presentado en el Ayuntamiento de Santander reclamando tener algún derecho sobre un décimo de lotería premiado. La chica que se lo encontró ya lo tiene en su poder y es de suponer que ya lo habrá cobrado. Dos años y más de seis meses después, la afortunada lo recibió de vuelta de manos de la alcaldesa de Santander, Gema Igual, a quien la ley hizo depositaria de la participación durante todo este tiempo. La mujer no ha querido protagonismos.
Este cuento de navidad comenzó al día siguiente del sorteo del 22 de diciembre de 2017 cuando una joven se acercó a una sede de la Policía Nacional de Santander e hizo entrega de un participación de lotería premiada diciendo que se la había encontrado en la calle. Los agentes tuvieron que consultar el proceder a la delegación en Cantabria del organismo de Loterías y Apuestas del Estado y, todos de acuerdo, se inició oficialmente un expediente de hallazgo que involucraba también al Consistorio santanderino, puesto que todo aquel que encuentra algo de valor tiene que devolvérselo a su propietario y, si éste no se conoce, cedérselo a la autoridad local hasta que se dilucide de quién es.
En esta ocasión, lo primero fue suspender el derecho de cobro del premio (que normalmente caduca a los tres meses) y dar publicidad al caso para que quienes creyeran que era suyo lo reclamaran. Y así se hizo. En los anuncios publicados en enero de 2018 por el Ayuntamiento en El Diario Montañés se especificó que, quien pretendiera ser su dueño, tendría que conocer «las circunstancias expresadas al dorso» del boleto, que ha tenido una decena de pretendientes en todo este tiempo sin que ninguno pudiera demostrar que era su dueño, como señalan los artículos (615 y 616) del Código Civil de 1889.
En ellos se establece que «el que encontrare una cosa mueble, que no sea tesoro, debe restituirla a su anterior poseedor. Si este no fuere conocido, deberá consignarla inmediatamente en poder del alcalde del pueblo donde se hubiese verificado el hallazgo. El alcalde hará publicar éste dos domingos consecutivos. Pasados dos años a contar desde el día de la segunda publicación sin haberse presentado el dueño, se adjudicará la cosa encontrada al que la hubiese hallado».
De modo que el Ayuntamiento publicó y esperó. Y la mujer en cuestión también esperó, quizá tachando los días en el calendario. Los dos años de paciencia preceptivos vencieron en la tercera semana de enero de este año y, desde entonces, en el Consistorio se ha gestionado de forma discreta la forma de entregar el décimo con todas las garantías legales a la persona que lo encontró y entregó a la policía. En cualquier caso, esta joven no se hubiera ido de vacío, ya que la ley dice que, si hubiera aparecido un propietario del décimo, éste le hubiera tenido que gratificar a ella con la décima parte de su valor. Esto es, con 12.500 euros. Aunque no hubiera sido lo mismo y, menos, después de tanta espera.
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