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El sacerdote Alberto Pico posa en el Barrio Pesquero de Santander en 1991.

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El sacerdote Alberto Pico posa en el Barrio Pesquero de Santander en 1991. Manuel Bustamante

Diez años sin Alberto Pico, el cura de salitre

El sacerdote dejó en el Barrio Pesquero y en varias generaciones de vecinos un legado impagable de amor al prójimo y humanidad

Álvaro Machín

Santander

Lunes, 3 de junio 2024, 14:13

Hay hombres que mueren sin descendencia pero dejan huérfanos. Que se van sin nada porque lo han dado todo. «¿Cómo se va a comer el cura del Barrio Pesquero esto con la cantidad de gente que lo pasa mal? Es una vergüenza...», decía uno de ... esos hombres cuando, por su 81 cumpleaños y ya pachucho, un vecino le puso a la mesa una bandeja de marisco como regalo. Incluso entonces, con la cabeza lúcida solo a ratos (pero qué ratos) en un piso de la plaza del Muergo, Alberto Pico demostraba una humanidad muy por encima de la media. Hace diez años que recordar estas historias emociona. Diez años sin él, un cura en mayúsculas que vivió en minúsculas y para los demás. Sobre todo, para el Pesquero. Allí, seguro, nadie le olvida.

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