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Varios peatones atraviesan el túnel de Tetuán, que conecta El Sardinero y el centro de Santander. Roberto Ruiz
Una ducha en el túnel de Tetuán

Una ducha en el túnel de Tetuán

Las filtraciones que presenta el pasadizo desde su reapertura en 2022 han ido a más y ahora una «cascada» moja a los peatones. El Ayuntamiento evaluará si es necesario actuar

Candela Gordovil

Santander

Sábado, 25 de enero 2025, 01:00

Pasadas las 10.30 horas de ayer, numerosos peatones cruzaban el túnel de Tetuán, que conecta El Sardinero con el centro de Santander en apenas cinco minutos. Algunos lo incluyen dentro de su paseo diario y otros lo utilizan para acortar distancias a la hora de ir a trabajar o hacer recados. Es el caso de Puri, que compra en el Mercado de Puertochico y luego vuelve a casa, en la calle Joaquín Costa. «Está claro que esto es muy útil. Y por esa parte estamos encantados. Pero no puede ser que haya que utilizar chubasquero, sea invierno o verano». Y es que las filtraciones que presenta el pasadizo tras su reapertura en mayo de 2022 han ido a más y ahora una «cascada» a mitad del túnel encharca el suelo y moja a los vecinos y turistas que pasan por allí.

Desde el Ayuntamiento explican que las filtraciones que afectan al túnel responden a las características específicas de los terrenos por donde discurre. «Hay que recordar que estaba completamente inundado cuando comenzamos las obras para su reapertura al tránsito ciudadano», apuntan fuentes municipales. Aunque, a través de los cuatro sensores instalados para controlar el túnel, desde el Consistorio evaluarán si es necesario actuar ante esta nueva situación en el pasadizo. El problema, comenta un grupo de amigos, no solo es «calarnos, es peor correr el riesgo de resbalarnos, porque esto es un peligro», apunta Arturo López, un paseante habitual. «Al suelo húmedo de las goteras ya nos habíamos acostumbrado. Pero esto es otro tema. Es como una fuente, ni más ni menos», añade.

Humedad en las paredes del túnel, como consecuencia de las filtraciones. Roberto Ruiz

La explicación que dan desde el equipo de gobierno del PP es la misma que hace tres años, cuando se inauguró de nuevo el túnel. A los pocos días, comenzaron las críticas vecinales por las goteras. «Para minimizar las filtraciones, el proyecto de recuperación incidió en hacer el interior del túnel lo más estanco posible, pero manteniendo su revestimiento original. Garantizar la impermeabilidad absoluta suponía ocultar ese revestimiento original. Por ello se recurrió a realizar inyecciones de cemento para garantizar la estabilidad estructural y para atajar en todo lo posible las filtraciones», detallan las mismas fuentes municipales.

Sensores de control

También se colocaron cuatro puntos de control que siguen operativos recogiendo datos, lo que «permite supervisar el comportamiento del túnel». De acuerdo con las referencias obtenidas a través de ese seguimiento y de la evolución de las incidencias, «el Ayuntamiento evaluará posibles actuaciones en caso de que resulten precisas». Poco después de su apertura, el entonces concejal de Fomento, César Díaz, salió al paso de las quejas y explicó el detalle de los trabajos y por qué optaron por inyectar cemento. «Las otras soluciones que garantizaban completamente la impermeabilidad del túnel suponían ocultar el revestimiento original». Además, detalló que consiguieron reducir «casi al 99%» la entrada de agua.

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