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El edificio Villa Iris, situado en el Paseo de Pérez Galdós, deja de tener un uso de oficinas para convertirse en residencial. Tras una larga tramitación, el Boletín Oficial de Cantabria (BOC) ha publicado esta semana la aprobación definitiva de la modificación puntual del Plan Especial de El Sardinero ... necesaria para llevar a cabo el cambio. El inmueble, que fue propiedad de la Fundación Botín y acogió en su interior innumerables talleres de arte y exposiciones, se vendió en 2018. Pero esta modificación puntual del plan apenas repercutirá en la imagen externa del edificio, que no sufrirá alteraciones a nivel estructural. Así, los cambios que se realizarán serán sólo los necesarios para adaptarlo al nuevo uso.
La promotora que actuará en el inmueble, Villa Trigo Real Estate, convertirá el conjunto de la finca en un espacio residencial y ese cambio de uso le permitirá flexibilizar el régimen de obras permitidas. Aunque la edificación principal no sufrirá cambios visibles y únicamente se adecuará su interior para adaptar su uso de oficinas al residencial, sí habrá cambios en el resto de las edificaciones de la finca. Así, una edificación de planta baja ubicada al sur del inmueble principal se mantendrá, a pesar de que el Plan Especial contemplaba su eliminación. Para conservarlo de la mejor manera posible, este pequeño inmueble se rehabilitará y se decorará con dinteles, rasgado de huecos, tratamiento de carpinterías e incorporación de dos poyos pétreos en barandilla de terraza. Con esta intervención, se busca hacer más homogénea la presencia del conjunto.
La casa de los guardeses presente en la finca, una edificación que no tiene tratamiento en el Plan Especial, se desplazará manteniendo su superficie construida para separarlo del inmueble principal al que ahora se adosa. Se reducirá ligeramente su altura de cornisa y se reconfigurará su cubierta, que pasará de tres a cuatro aguadas. También se conservará el pequeño cenador, que tampoco está presente en el Plan Especial y que consiste en cuatro arcos de medio punto sobre columnas rematadas en capiteles corintios y zócalo alicatado con piezas de tracería típicamente andaluza. Esta estructura se mantendrá porque, como recoge la documentación desarrollada por la promotora, «merece ser preservado». Además, se incorporará un volumen bajo rasante (540,4 metros cuadrados de ocupación) destinado a aparcamiento de vehículos e instalaciones.
En el entorno de la finca se sustituirá el actual cierre de parcela en su linde oriental, ejecutado en mampostería, por una solución que reproducirá el cerramiento del frente sur, protegido por su gran valor.
Además del edificio Villa Iris, el Plan Especial de El Sardinero sufre más modificaciones para actuar en más inmuebles. Es el caso de los bajos del Casino y de los hoteles Hoyuela y París. Los tres espacios son propiedad del Grupo Armando Álvarez. En los bajos del Casino se van a retirar las 'peceras', los espacios que sobresalen de los locales y se recuperará la imagen original. Por su parte, los hoteles se unirán con una pasarela acristalada que permitirá que los clientes de ambos establecimientos puedan usar los servicios indistintamente. Además, también se construirá un aparcamiento subterráneo.
La tramitación para poder actuar en este inmueble protegido se inició a finales de 2019. Entonces, la promotora solicitó el trámite de evaluación ambiental por la Consejería de Obras Públicas. Tras recibir este visto bueno, la modificación puntual del Plan Especial de El Sardinero ha ido en dos ocasiones al Pleno del Ayuntamiento de Santander, en su aprobación inicial y la definitiva. Ahora, acaba de publicarse en el BOC, aunque todavía existe un derecho a réplica para quienes no estén conformes con las actuaciones que se van a desarrollar allí. Contra el acuerdo podrá interponerse recurso ante la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria en el plazo de dos meses.
Hace tres años la Fundación Botín desvelaba la venta de Villa Iris, uno de los lugares emblemáticos de su trabajo artístico. Con más de un siglo de historia, construido en 1913 por el arquitecto Eloy Martínez del Valle y reformado en 1944 por Javier González de Riancho, se convirtió durante más de un cuarto de siglo en epicentro de una activa labor artística con proyección internacional. También destacó por su acción formativa y el contacto entre artistas consagrados y las nuevas generaciones.
Villa Iris albergó durante cerca de tres décadas actividades relacionadas con la formación, la investigación y la experimentación. Contaba con una superficie de 360 metros cuadrados útiles de exposición en tres plantas y, sucesivamente, programó talleres de artes plásticas y exposiciones. Sus instalaciones también fueron sometidas a diversas reformas para mejorar espacios y facilitar las actividades.
Desde 2004 los talleres fueron adquiriendo gran proyección internacional tanto por los directores que los impartieron como por los artistas participantes.
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