Los efectos del 'Brexit' retrasan la obra de la segunda valla del puerto

Para lo segundo, que suponía intercambiar el espacio por el que embarcan actualmente coches y camiones, y construir una especie de jaula en torno a la zona de semiremolques, el proyecto está licitado y hasta adjudicado. Más aún, se han hecho ya todos los trabajos previos de acondicionamiento del terreno. Sin embargo, el contrato permanece pendiente de firma. ¿Por qué? «La lucha contra el intrusismo se mezcla con la llegada del 'Brexit'», respondió ayer a este periódico Jaime González, presidente de la Autoridad Portuaria. Hasta que no se sepa exactamente en qué se va a concretar lo firmado ayer con la Unión Europea, qué controles serán necesarios efectuar y cómo se pueden hacer de forma óptima para no alterar el servicio, no se firmará ese contrato. No se ejecutará la obra. «Tenemos que garantizar que cualquier cambio no perjudique la viabilidad del trabajo». Y el asunto tiene aún más calado. Desde el puerto confirman que se están captando nuevos tráficos. Que se están ganando clientes. Pero para mantener esta línea es clave «conservar la inviolabilidad de las mercancías». Y los intentos de los polizones, un problema que «sigue latente», que «no está eliminado», no ayudan. En lo que va de año, la Policía Nacional confirma que ha habido 24 devoluciones desde el Reino Unido. Cazados al llegar.

El Diario confirmó en mayo los planes del puerto al hilo de los temores que existían por los daños que estaban causando los intentos de los polizones en las mercancías y sus consecuencias. Por un lado, los gastos de su devolución. Y, por otro, los casos de contenedores que, en destino, tenían que ser devueltos al detectar problemas en las mercancías (lonas rasgasdas, destrozos en camiones...). Desde la Autoridad Portuaria entienden, en este sentido, que «garantizar la confianza en el sistema» es determinante en un momento clave como éste. Y más si se tiene en cuenta que los números van bien. El puerto crece por encima del 14% cuando la media nacional está en torno al 2% y su línea en lo que va de año es mucho más positiva que la de sus competidores en la fachada Norte. Una gran noticia para la economía cántabra. «Hay demanda de mayor capacidad de conexión marítima -confirma González- con Inglaterra y con Irlanda».

El 'Brexit' está detrás y ya se nota. Tanto que en el Muelle de Maliaño está atracado desde hace días el 'Kerry', el buque de Brittany Ferries que se va a encargar desde noviembre de cubrir la ruta a Cork (Irlanda). El 'Connemara' (el que lo hacía hasta ahora) reforzará las conexiones en el Canal de la Mancha.

«Estamos en una incertidumbre constante. Como todo el mundo. Y tenemos que garantizar que cualquier cambio no perjudique la viabilidad de las operaciones», explica el presidente de la Autoridad Portuaria. En ese contexto encaja lo hecho y lo que queda pendiente. Por un lado, en los últimos cuatro meses se ha colocado lo que restaba de valla. Inicialmente se instaló la nueva -la de cuatro metros de altura- desde el Centro Botín coincidiendo con en el tramo del nuevo paseo hasta el inicio de Antonio López. Allí y, en el otro extremo, también por el Barrio Pesquero (avenida de Sotileza). Faltaba el tramo que, básicamente, transcurre por el interior de los terrenos del Puerto y que va por detrás de alguno de sus edificios, como el de Sanidad Exterior, hasta conectar con los tinglados de Antonio López. Y ya está colocada. Así que ahora, en una zona puede verse la valla antigua en la zona por la caminan los vecinos, más baja, y una segunda más alta unos metros más allá, en dirección al mar. Queda únicamente lo que rodea al acceso a la altura de la Biblioteca Central (se calcula que estará puesta a finales del primer trimestre de 2020) y la que habrá que colocar cuando se derriben finalmente los tinglados (edificios que ahora marcan la separación puerto-ciudad).

Con todo eso no hay problema. Pero el plan de cambiar el lugar por el que embarcan los coches y los camiones y apuntalar este último con una especie de jaula depende de las nuevas condiciones. «Para hacer este cambio experimentaremos con la nueva situación que depare el 'Brexit' unos tres meses para asegurar que los controles necesarios y el embarque se pueden desarrollar de forma óptima». Tras el acuerdo de ayer, la agenda política marcará el ritmo. Y después la práctica, el día a día. «Dependiendo del contexto decidiremos la fecha en la que hacemos la obra», explica González.

Porque la lucha contra los intentos de colarse en los barcos no cesa por parte de la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Policía Portuaria (además de las medidas que toma la Autoridad Portuaria). «En lo que llevamos de octubre está un poco más tranquilo, pero el problema no ha remitido y tampoco las intenciones de saltar la valla o de meterse en los coches o en los camiones. El problema no está eliminado ni en una posición que pueda tranquilizar».

Las palabras de González están avaladas por los números. Según datos pedidos por este periódico a la Policía Nacional, en lo que va de año se contabilizan 24 devoluciones desde el Reino Unido y, en horario diurno, 653 «intrusiones» en el puerto. De ellas, 256 se contabilizan como «primera intrusión». O sea, los que saltan por vez primera. Para hacerse una idea de la dimensión, ya en agosto la Guardia Civil hablaba de más de 1.100 saltos de valla en total (día y noche) por entonces.