La élite mundial pide más control de los trasplantes en la 'Declaración de Santander'

Natakami reconoció que quedan decenas de retos por delante en el campo de la donación de órganos, células y tejidos humanos porque todo lo que se consensúa globalmente «se aplica con lentitud», pero felicitó a la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) española por la organización de una cita «crucial» que ha sentado las bases para trabajar en el futuro y que ha plasmado sus resultados en una 'Declaración de Santander' de cinco claves que se desdoblan en otras muchas y que han ocupado muchas horas de discusión científica hasta por el más pequeño matiz.

Los puntos acordados en la capital cántabra son muy generales y aún tienen que ser fijados en un documento final que incorporará las numerosas sugerencias que se hicieron ayer, pero a grosso modo la 'Declaración' es un catálogo de recomendaciones a todos los gobiernos del mundo que también insta a los organismos internacionales intermedios (las entidades profesionales que hacen de puente entre los dirigentes gubernamentales y los ciudadanos) a dar soporte a los países menos avanzados para hacer frente a los desafíos.

Esta nueva hoja de ruta debe servir de guía insta a reconocer el trasplante como prioritario dentro de la agenda política sanitaria en todas partes y a desarollarlo particularmente en países de recursos limitados, por el positivo impacto del trasplante en la salud y su contribución al logro de varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 de Naciones Unidas.

Además, el documento reclama que se incorporen a los programas de donación resortes de resiliencia que les permita hacer frente tanto a crisis sanitarias como a las relacionadas con fenómenos migratorios, guerras y desastres naturales. Por otro lado, los expertos quieren que se expandan las técnicas de la donación en asistolia reconociendo su papel transformador de la donación de personas fallecidas (actualmente sólo se desarrolla en 23 países. La mayor actividad la registra España con cerca de 20 donantes en asistolia por millón de habitantes).

Al mismo tiempo, la 'Declaración de Santander' demanda el refuerzo de la protección del donante vivo desde un punto de vista médico y psicosocial y defiende el principio de no remuneración del donante. Reconoce, no obstante, el principio de neutralidad económica de la donación para que los donantes altruistas no sufran pérdidas económicas relacionadas con estos procesos.

Pero si ha habido un punto subrayado por numerosos asistentes a la cumbre como fundamental ha sido el acuerdo para crear registros de donación y trasplante que sinteticen la información sobre las características clínicas y demográficas de donantes y receptores y resultados post-donación y post-trasplante, así como facilitar el intercambio de datos internacionales necesario para garantizar el conocimiento, la comparación internacional y el acceso de toda la población a los avances.

Con la 'Declaración', por otra parte, se insta a los profesionales sanitarios a luchar contra el tráfico de órganos y el turismo de trasplante y también se pide un incremento de la innovación en investigación sobre las materias de origen humano (plasma, córneas y todo tipo de tejidos) con transparencia sobre los costes y beneficios.

De hecho, uno de los grupos de trabajo más activos en la cumbre ha analizado lo urgente que es el desarrollo de terapias innovadoras basadas en sustancias de origen humano (SoHO), y los retos éticos que plantean. En opinión de los especialistas, se debe garantizar la igualdad en el acceso de los pacientes a los nuevos tratamientos y se tiene que respetar -igualmente- el origen único de las SoHO independientemente del nivel de manipulación al que las someta la industria farmacéutica.

Para Beatriz Domínguez-Gil, directora de la ONT, la declaración es «bastante ambiciosa». «No se han hecho peticiones muy específicas», admitió ayer, porque importaba que el documento tuviera «un alto consenso». «Pero el texto cuenta con el nivel de ambición que esperábamos. Ahora quedan cuestiones por refinar con todas las aportaciones finales». A sus ojos, la 'Declaración de Santander' es «potente y ayudará a mejorar» todo lo que tiene que ver con los trasplantes en la próxima década.