Un empresario de Madrid abrirá en noviembre una nueva discoteca en la Avenida Nueva Montaña

La próxima apertura, en el edificio que anteriormente hubo un call center, ubicado junto al McDonald's, forma parte de un «gran proyecto» que se encuentra en fase de «expansión total» y que abrirá en los próximos diez años siete salas Kaya por toda España. ¿Por qué Santander es una de las ciudades elegidas? Según el dueño del negocio, el empresario madrileño Diego Álvarez, «porque tiene un gran potencial y reconocimiento a nivel nacional, pero se encuentra fuera del recorrido habitual de artistas. De este modo, queremos posicionar a la ciudad de forma natural y progresiva en ese circuito». Y la decisión de abrir un negocio como este fuera del centro urbano, en las afueras, responde a un acto de «respeto» hacia los vecinos. «Son solo ocho minutos en coche y queremos que esté alejado para crear expectativa, queremos que sea 'el plan' para que cada fin de semana haya un evento totalmente distinto», señala Álvarez.

Los 1.700 metros cuadrados de discoteca estarán repartidos en tres plantas. La principal, que será diáfana y acogerá el escenario, dos barras y una cabina flotante para el DJ; la tercera, destinada a palcos, conocidos dentro de las salas de ocio nocturno como 'reservados', con barra privada. Serán 16 y estarán distribuidos en forma de jota (J). Y una última planta, bajo tierra, en la que estarán los aseos, los almacenes y el garaje. La empresa espera crear entre 30 y 35 puestos de trabajo.

Algunos de esos reservados, con vistas privilegiadas y que tendrán cabida para hasta diez personas, aunque los habrá de distintos formatos y tamaños, puede oscilar entre los 175 y los 400 euros, dependiendo del artista, de la capacidad o de la ubicación. Ahora bien, tienen barra propia, alcohol embotellado, atención personalizada, ropero e incluso fotógrafo para la gente más VIP.

Por su sala en Madrid han pasado artistas como Juan Magán, Ana Mena, Rulo y la Contrabanda, Sofía Ellar, Carlos Jean, Andrés Suárez, Sidecars, DVicio... Y la idea en Santander es idéntica, traer a músicos del panorama nacional e internacional. «Seguiremos el mismo modelo de negocio. Le daremos un uso del 70% a conciertos y el resto a discoteca. E incluso en ese 30% restante, dedicado al ocio nocturno, habrá música en directo, como bandas urbanas o de reguetón, que es lo que más se escucha. Aplicaremos distintos formatos, fiestas temáticas y bastante performance», avanza Álvarez.

Entre los vecinos de la zona ya se ha corrido la voz sobre la nueva discoteca y, aunque en un principio no dieron credibilidad a los rumores, el avance de las obras, que comenzaron hace un año y ya se encuentran al 85% de finalización, han hecho realidad los chismes. A unos les agrada, sobre todo a quienes tienen hijos en edad de ir a la discoteca -por eso de tenerlos controlados y cerca-, pero a otros, como a Borja Salas, residente en la calle Francisco Tomás y Valiente, no le hace gracia. Cree que solo traerá problemas, más teniendo en cuenta que se sitúa delante de un colegio: «Se juntará la entrada de los niños a madrugadores y la salida de los bebedores». Aún así, hace una lectura positiva del proyecto: «Si es para traer conciertos y generar cultura, bienvenido sea».

El propietario de la discoteca, Diego Álvarez, asegura que la sala y el colegio «no compartirán en ningún momento horarios, por lo que no habrá ningún conflicto».