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Medidas de urgencia para favorecer la movilidad individual y sostenible. Son producto de una crisis sanitaria que obliga a mantener las distancias para garantizar la seguridad de los ciudadanos. Pero, ¿son provisionales o llegan para quedarse? ¿Es esta una oportunidad para que Santander adopte un modelo de movilidad sostenible duradero? Algunas asociaciones con sideran que es el momento de avanzar y dar mayor protagonismo a la bicicleta y al peatón en un escenario donde el transporte público queda relegado a un segundo plano por las dificultades que supone mantener la distancia en su interior. Pero no sólo crece la movilidad sostenible. En un escenario donde cobra protagonismo el transporte individual, el uso del coche y de las motos también coge fuerza.
Zonas 30, más aparcamientos para bicicletas, restricciones de tráfico en las calles más concurridas... El Ayuntamiento de Santander está poniendo en marcha medidas para adaptar la ciudad a una nueva realidad. Aunque algunas iniciativas están pensadas para el corto plazo, otras están diseñadas para que se mantengan durante años. «Esta situación nos tiene que servir para ir más allá en la sostenibilidad de la ciudad y que la movilidad activa salga reforzada, dando mayores garantías de seguridad a los ciclistas y más protagonismo a los peatones. Tenemos que beneficiarnos de esta inercia», apunta la alcaldesa, Gema Igual.
Los pasos de cebra más concurridos de la ciudad cuentan ahora con señalizaciones que advierten sobre las distancias de seguridad y son más anchos para permitir que pueda cruzar más gente de forma segura. Además, hasta que termine la crisis, estarán más tiempo en verde para evitar que la gente tenga más prisa por cruzar y se acerque a los demás y los botones están desactivados por considerarse un foco de contagio. Hasta que llegue la 'nueva normalidad', además, los autobuses viajarán a la mitad de su capacidad, serán gratuitos mientras dure el estado de alarma y los conductores estarán protegidos por mamparas.
Los paseantes y ciclistas están de suerte. De seis a diez de la mañana y de ocho a once de la noche, algunas de las vías más grandes de la ciudad –como Reina Victoria o la avenida del Stadium– están restringidas al tráfico para facilitar el mantenimiento de la distancia de seguridad entre aquellos que aprovechan estas franjas horarias para salir a dar una vuelta. Una medida aplaudida por la asociación Cantabria ConBici. «Bicis hay y ya hemos visto que la gente las usa, es el momento de aprovechar para transformar la movilidad», apunta Raúl Reyes. Aunque todas estas medidas son temporales y sólo estáran vigentes mientras dure la crisis, otras tantas perdurarán en el tiempo. Además de las que pone en marcha el Ayuntamiento, diferentes instituciones han expuesto iniciativas que consideran que pueden mejorar la movilidad de Santander.
Zona 30 Las vías de un solo carril y de un carril para cada dirección tendrán una restricción de 30 kilómetros por hora como máximo desde la próxima semana.
Más carril bici El Ayuntamiento y Cantabria ConBici trabajan en nuevos itinerarios que interconecten mejor la ciudad y permitan desplazarse a los trabajadores
Aparcamiento disuasorio Esta infraestructura en La Marga evitaría que todos los coches que llegan de otros municipios saturen el centro de la ciudad.
Aparcamiento cerrado Con un presupuesto de 190.000 euros, el Consistorio creará aparcamientos cerrados para bicicletas para fomentar su uso.
¿Qué medidas vienen para quedarse? La capital cántabra será, desde la próxima semana, Ciudad 30. Esta será la velocidad máxima a la que podrán desplazarse los coches por las calzadas de un sólo carril o de un carril por sentido. «Se disminuirá el ruido, los niveles de dióxido de nitrógeno, los atascos y se aportará mayor seguridad a peatones y ciclistas», afirma el concejal de Movilidad, César Díaz. También se favorecerá más la bicicleta con la creación de aparcamientos cerrados –que se adquirirán en los próximos días por valor de 190.000 euros– y la puesta en marcha de más itinerarios de carril bici, que actualmente se están diseñando con Cantabria ConBici. Los aparcamientos disuarios, como el de La Marga, también son proyectos demandados por las asociaciones, que los consideran fundamentales para liberar el centro de coches. «Estamos analizando en coordinación con el Puerto la tramitación de esta actuación, con el objetivo de acelerarla todo lo posible», afirma Díaz. «Nuestro objetivo es garantizar la movilidad de la ciudadanía de forma segura y activa, tanto en el transporte público como en el transporte individual, impulsando sobre todo la movilidad que promueva los hábitos más saludables», añade Igual.
Pero, ¿los vecinos seguirán optando por la bicicleta y los paseos una vez finalizada la crisis? El transporte público se ha visto afectado por la situación y su uso ya no es el más recomendable, lo que puede beneficiar a coches y motos. Sin embargo, Cantabria ConBici, Mesas de Movilidad de la Bahía, la Federación Cántabra de Asociaciones de Vecinos (Fecav) y el catedrático del departamento de Transportes de la Universidad de Cantabria Luigi Dell'Olio consideran que la bicicleta y el tranporte a pie pueden perdurar siempre que se fomenten y mejoren. «Los autobuses de Santander sólo están llenos en los periodos punta, el resto del día no hay problemas de saturación, hay que fomentar que lo utilicen aquellas personas que realmente lo necesitan», expone Dell'Olio. Considera que duplicar la oferta para que cada automóvil pueda ir a la mitad de su capacidad no es viable y existe el riesgo de que prolifere el transporte individual no sostenible.
«Durante estas fases de desconfinamiento parcial en las que apenas hay tráfico y las carreteras están más vacías se pueden habilitar algunos carriles de coches para las bicicletas. En función de las etapas habrá que gestionar la demanda». Cuando se llegue a la 'nueva normalidad', se deberán buscar fórmulas que permitan que la gente no se acumule ni en la calle ni en el transporte. Según Dell'Olio, una buena alternativa para evitar que algunas calles y líneas se saturen a determinadas horas del día es escalonar los horarios laborales. «Aunque no siempre es posible y depende del colectivo, si la entrada al trabajo no rondase para todos en torno a las mismas horas se evitaría esa saturación».
El transporte activo debe fomentarse, por ejemplo, con ayudas para comprar bicicletas. El presidente de la Fecav, Ricardo Sáinz, asegura que «llevamos años pidiendo que se diseñen de nuevo los carriles de bici, los de ahora son sólo de paseo y no sirven para ir a trabajar». También considera fundamental la creación del aparcamiento disuasorio de La Marga. «Bien conectado con bicicletas y autobuses municipales, bajaría la densidad de tráfico en el centro. La gente poco a poco se acostumbra, todo está inventado. Das una vuelta por ciudades de Europa y las ves por todas partes, en sitios más fríos y con más lluvia que Santander».
Cantabria ConBici propone al Ayuntamiento siete itinearios ciclistas que considera válidos para el transporte en la ciudad. «Los que hay se confeccionaron para el ocio, no para la interconexión, es el momento de arreglarlo», expone su potavoz, Raúl Reyes. Los ejes longitudinales propuestos son desde Valdecilla a Puertochico, desde la Albericia al Alisal, desde el Alto de Miranda al Pctcan, desde el Túnel de Tetuán al Corte Inglés y uno por la avenida de la Constitución. Y los ejes transversales son desde La Marga a La Albericia y desde Valdecilla Sur a la avenida Constitución. Todos interconectados.
Mucha bicicleta y mucho transporte público, especialmente los trenes de Cercanías. El portavoz de la Mesa de Movilidad de la Bahía, Rafael Casuso, pone de relieve la importancia de potenciar el tren, un transporte amplio y que nunca se satura, por lo que permite mantener las distancias entre los pasajeros. «Se necesitan buenas frecuencias, especialmente entre Torrelavega y Santander, que es el tramo más utilizado. Eso sí, es fundamental mejorar las infraestructuras y los trenes, porque actuamente dan muchos problemas». Casuso defiende la intermovilidad, la conexión entre diferentes transportes públicos y activos que permitan a los ciudadanos desplazarse sin tener que recurrir al coche, o hacerlo mínimo posible.
Casuso considera que debería crearse un área metropolitana que abarcase todos los municipios que rodean a Santander y donde vive mucha gente que se desplaza diariamente a la capital cántabra. «No podemos seguir permitiendo que entren 40.000 coches diarios por Parayas, es muy contaminante». Su idea es que se cree una tarjeta única para todo el transporte público regional, con muchos puntos de carga y precios relacionados. «Santander no puede ser una isla». Esos trenes y autobuses que conecten la ciudad con otros núcleos estarían, a su vez, conectados con otros transportes como las bicicletas. «No puede haber sólo autobuses urbanos que recorran la ciudad de este a oeste, también hay que conectar el norte y el sur». Piensa en barrios como Cueto, Monte y Valdenoja, que carecen de conexiones con el centro. «A los vecinos no les queda otra que bajar al centro en coche, colapsando el tráfico». También valora la creación de una OLA verde, sólo para residentes, que ayude a aliviar la sobrecarga de algunos puntos, como los alrededores de Valdecilla. «Aparcan los trabajadores y los vecinos no encuentran sitio».
«Pese a todo lo malo que ha traído, el bicho nos ha dejado ver todas las bicicletas que hay en Santander. ¿Por qué salen ahora? Porque ahora hay más espacio público por donde utilizarlas».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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