Escaleras para subir en calidad de vida

Buena parte recibió con regocijo la noticia del pasado miércoles, en la que el Consistorio detallaba que parte de los 7,6 millones de euros conseguidos de los Fondos europeos de Recuperación, Transformación y Resiliencia irán destinados al proyecto de mejora de la movilidad entre Jesús de Monasterio y Juan XXIII. La iniciativa, que en los próximos días saldrá a licitación, incluirá tres rampas en la calle Florida y dos tramos más de escaleras mecánicas en el parque Recaredo. Aunque el presupuesto es de 1.237.000 euros, según explica el concejal de Fomento, César Díaz, «solicitamos el 70%, ya que no estaba permitido pedir a Europa el cien por cien de la financiación de los proyectos», lo que implica que Santander recibirá para este fin un montante de 866.000 euros.

Pilar Iglesias, presidenta de la Asociación de Vecinos La Florida, resalta los beneficios «para todos los residentes de esta zona. Tenga en cuenta que la mayoría de las personas que viven por aquí son gente mayor y que las cuestas son muy pindias». También expresa un deseo: «Que estas obras traigan consigo una regeneración de la zona, porque hay calles con delincuencia y en las que los negocios cierran y no se vuelven a abrir otros. Quizá, facilitando la movilidad por estas vías, mejore en ambiente, en todos los sentidos».

Por su parte, Adolfo Vélez, presidente de La Amistad (entorno que forman la calle del Monte, La Amistad y Juan José Pérez del Molino), indica que «muchos de los que tienen mi edad, entre los 40 y 50 años, ya se han ido del barrio y aquí quedan sus padres, gente de edad avanzada, que además, por miedo al covid, muchos han dejado de utilizar el microbús que pasa por esta zona, por lo que esta conexión es esencial para ellos». Sin embargo, desde su punto de vista «hubiera siendo fantástico que en lugar de hacer las escaleras mecánicas en el parque Recaredo, las hubieran puesto en la cuesta de Los Acebedos, aunque entiendo que sería una obra ingente».

Ya fuera de las ayudas europeas, pero incluido dentro del Presupuesto municipal de la capital para este año, aún no aprobado, están los cinco tramos de rampas mecánicas del paseo de Canalejas, que partirán desde el colegio Calasanz hasta la calle León Felipe. La intención del Ayuntamiento es que estos trabajos comiencen este mismo año, con lo que los vecinos podrán salvar el desnivel de 50 metros existente en el kilómetro de distancia que hay entre Puertochico y el Alto de Miranda. El presupuesto previsto es de 2,4 millones de euros.

Miguel Ponte, presidente de la Asociación de Vecinos de Tetuán, no oculta su alegría por esta intervención programada. «¡Ya llegaremos todos a la edad en que estos mecanismos nos sean fundamentales para movernos!», dice, con humor. Está orgulloso de cómo está quedando el barrio. «Esto, junto con el túnel de Tetuán y el carril bici, va a hacer que la calidad de vida de los vecinos mejore mucho», resume.

La última actuación prevista, por el momento, en el plan de movilidad sostenible del ayuntamiento de Santander es la relativa a los tres tramos de escaleras mecánicas para salvar el desnivel entre Gamazo y Reina Victoria, pegadas al Palacio de Festivales y que supondrían un millón de euros de inversión.

Aunque esta iniciativa aún está muy verde («todavía no tenemos redactado el proyecto», señala Díaz), para la presidenta de la Asociación de Vecinos San Martín de la Mar «es una gran alegría. Van a ser muy utilizado por muchos vecinos, que ya tenemos una edad, y que nos gusta tanto ir a pasear al dique, como decimos nosotros. Además, también será una manera de poder sortear la Cuesta del Gas (inicio de Reina Victoria). Podremos ir desde el la zona de Gamazo hasta el Alto de Miranda, enlazando escaleras eléctricas, como las de la bajada del Gurugú».

El otro lado de la moneda refleja la parte menos agradable de lo que implican estas obras: menos aparcamientos. Pero los responsables de los asociaciones vecinales indican que «hay veces que por el bien común hay que hacer sacrificios y en este caso son los aparcamientos», reflexiona Ponte. En su caso, requiere al Ayuntamiento «que nos haga caso y amplíe la OLA a todo el barrio»