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En octubre de 2013, las puertas de la plaza de Cuatro Caminos se abrieron para acoger a un grupo de aficionados prácticos que quería mantener ... viva la llama de los toros en Cantabria en los meses de menos actividad. Empezaron de manera tímida, aunque con el paso de los sábados, que ese era su día de entrenamiento, la cuadrilla ganó en componentes y acabó formando casi un paseíllo completo. Fue el germen de lo que hoy es la Escuela Taurina de Santander, un centro que nació en junio de 2021 con cuatro alumnos (el resto de inscritos eran aficionados prácticos) y que hoy tiene diez jóvenes, entre ellos tres que ya han debutado con erales en los últimos meses.
El centro está asociado a la Escuela Taurina de Palencia, una matriz que dirigen José María González y Juan Cantora y a la que, oficialmente, pertenecen los alumnos de la academia cántabra. Los viernes es el día fijado para las clases, que bajo la dirección de Cantora cuentan con profesores como Mario Campillo, Raúl Juan Lanchares 'Rally', que se encarga de la preparación física, y Víctor Cañas, novillero y banderillero toledano residente en Hinojedo. El manchego fue el encargado de dirigir hace unos días el II Certamen de Escuelas Taurinas de Cantabria, uno de los hitos logrados por la Escuela, que comenzó sus festejos con las clases prácticas en Rasines en mayo de 2022 y que ha conseguido organizar dos novilladas sin caballos en Cuatro Caminos. Un éxito que en los dos últimos años ha devuelto la actividad al recinto más allá de la Feria de Santiago.
El buen trabajo de dirigentes y profesores dio sus frutos desde el principio. Y es que entre los aprendices se encuentra, por ejemplo, Eduardo Ruiz de Velasco, burgalés residente en San Sebastián y ganador de uno de los certámenes de novilladas más prestigiosos de España, el que honra la memoria de Iván Fandiño en Bilbao. Además, han debutado en novilladas con muerte Eduardo Rodríguez, de Labarces, y Hugo de Juana, que inició su formación en Santander, su ciudad natal, y actualmente reside, estudia y entrena en Badajoz. Los últimos en estrenarse sobre el ruedo han sido Jorge Morante y Manuel García, dos camargueses que participaron en el certamen de hace unos días. En total, cinco novilleros que han debutado en apenas dos años de vida del centro.
Eduardo Ruiz de Velasco ganó hace pocos días el certamen que rinde homenaje a Iván Fandiño
El centro ha organizado dos certámenes de escuelas y dos novilladas sin picadores
Pero hay más. Está Rodrigo, el único natural de Santander. Está Lucía, que viene desde Cabezón de la Sal. Cada viernes entrenan además Emilio, de Torrelavega, Gabriel Felipe, oriundo de Bogotá, o Mario, el benjamín, también de Maliaño y que, a sus 9 años, es, sobre todo, un ejemplo de educación. Porque por encima de los éxitos taurinos, la Escuela tiene muy claro que, ante todo, la persona es lo primero. Y, todo ello, sin apenas apoyo de las instituciones. Ni Ayuntamiento de Santander ni Gobierno de Cantabria realizan aportación económica alguna y la Escuela se ha visto obligada a entrenar, en invierno, en un local cedido por la Asociación de Vecinos de Cueto, aunque ahora el Consistorio ha aprobado el estudio de la cesión de un recinto público más adecuado para que se ejerciten los garantes del futuro de la tauromaquia. Y es que pese el recinto, utilizado cuando el mal tiempo impide usar la plaza de toros, no reúne las condiciones para desarrollar las tareas físicas, artísticas y técnicas que requiere la preparación para ponerse delante de la cara de un toro.
El proyecto, impulsado por la Asociación Taurina de Cantabria y la peña Félix Rodríguez, cuenta con el respaldo del grueso del resto de agrupaciones taurinas de la capital y da pasos agigantados para crecer y expandirse más allá de Cuatro Caminos y organizar festejos en diferentes zonas de la región. Llevar la tauromaquia a los pueblos, despertar una afición latente que arrope a los chavales de la zona que buscan su sueño. Ayuda parece que no les faltará y, de momento, los aprendices responden en el ruedo. Donde hay que hacerlo.
Con todo, el proyecto, como todo lo relacionado con el mundo taurino, no está exento de polémica. Algunas críticas han llegado desde entes ajenos, al considerar que la Escuela ha perdido el 54% de sus alumnos, cuando es precisamente al revés. El centro abrió con cuatro aprendices de toreros y diez aficionados prácticos, mientras que ahora la proporción es al revés y cada sesión está protagonizada por diez alumnos y cuatro aficionados prácticos.
Otra de las críticas llegó tras el II Certamen de Escuelas, cuando el mal tiempo hizo que todo el público asistente a un recinto de las dimensiones de la plaza de Cuatro Caminos se refugiara bajo la cubierta de la grada. Una asistencia acorde al tipo de festejo, que no fue nada más que un entrenamiento con las puertas abiertas. La crítica viene de una fundación con base en Holanda, que ha lanzado el mismo alegato contra todas las escuelas de España.
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