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Lo que hasta hace poco era el epicentro histórico de un edificio emblemático vinculado al corazón urbano de la ciudad, es hoy la zona cero de un complejo proyecto. En la antigua sede del Banco Santander, futuro Espacio Pereda, asoma ahora un solar donde ... confluyen el trabajo de hasta cerca de setenta operarios al día, maquinaria muy diversa y una serie de actividades paralelas o solapadas a las que desde fuera solo el ruido delata. Todo ello es parte de un proceso técnico de «gran complejidad, que requiere pasos prudentes y muy medidos», derivados de una rehabilitación mediatizada por la conservación de las fachadas.
Alfonso Ráez, director corporativo de Inmuebles de la entidad, define los trabajos de esta renovada edificación como «una labor de auténtica relojería». A su juicio, en estos meses de obras con la vista puesta en la cimentación como final de la primera gran fase antes de empezar a elevar la edificación, «todo responde a una operación de cirugía». Un proyecto que tiene tatuado en la piel dura de sus muros pantalla, anclajes, bataches y hormigonado, entre otras actuaciones, las palabras seguridad, sostenibilidad y eficiencia. Han transcurrido diecisiete meses desde que se celebrara el acto simbólico de colocación de la primera piedra y el paisaje interior es un impresionante espacio en el que se alternan trabajos de contención, excavación, perforación y geotermia, entre otros. Como la mayor parte de obras de grandes dimensiones destinadas a infraestructuras de uso público, los plazos y fases estimadas sufren variaciones. Alfonso Ráez cree -siempre desde la prudencia y contando con que no haya imprevistos- que el Espacio Pereda será una realidad a finales de 2024, un año después de las previsiones iniciales. La complejidad, de acuerdo con la presencia de las fachadas, la ubicación de la construcción en pleno centro de la ciudad y la funcionalidad futura como espacio museístico y centro de ocio son factores muy presentes en cada paso. Los antecedentes de obras como la construcción de Palacio de Festivales de Francisco Javier Sáenz de Oiza, o la más reciente del Centro Botín de Renzo Piano (que se demoró cerca de tres años) son ejemplos de los vaivenes a los que están sometidos los grandes proyectos respecto a las previsiones iniciales. Como imagen futura el diseño de lo que será el Espacio Pereda contempla tres plantas dedicadas a exposiciones, otra concebida como zona multimedia, un auditorio multiuso para 150 personas y una terraza/mirador de unos 1.000 metros cuadrados de superficie para compartir las vistas de la Bahía.
150 metros de profundidad es lo que alcanza el equipo de perforación de Geotermia
30 son los metros de altura del edificio del Paseo de Pereda
10.000 metros cuadrados es la cifra estimada de superficie construida del nuevo edificio
130 es el número máximo de operarios que se darán cita en la obra. Actualmente trabajan entre 55 y 65 personas
La mutación del histórico edificio -en realidad dos inmuebles unidos en el tiempo- es responsabilidad del arquitecto David Chipperfield, intervención paralela a la remodelación del edificio de la calle Hernán Cortés, que será la nueva sede territorial del banco tras la rehabilitación y remodelación que lleva a cabo el estudio Cruz y Ortiz Arquitectos. Cabe recordar que la inversión de ambas intervenciones supera los 85 millones de euros.
La doble edificación originaria del Pereda, los detalles técnicos y la ralentización obligada por la necesidad de primar la seguridad de las fachadas son factores ligados a la nueva estimación de plazos de una obra que apenas ha notado la crisis de entrega de materias y provisiones, o retrasos derivados de la guerra. El inmueble del Paseo de Pereda, primero hotel, luego sede de Banco Santander durante casi un siglo, fue reconstruido en 1880. Cuando lo adquirió la entidad en 1919 era hotel y club de regatas. Como sede financiera, fue inaugurado en 1923. Pasaron más de 30 años hasta que se incorporó la segunda mitad del edificio. Javier González de Riancho fue el arquitecto que ideó la unión de los dos bloques que hay en la actualidad. Se adquirieron los números 9 y 10 del Paseo y se construyó un edificio gemelo. Y para la fusión se diseñó el arco monumental que singulariza el edificio, el cual en el nuevo diseño será acristalado.
Tres factores, según detalla Ráez, caracterizan las señas de identidad de la actual construcción singularmente compleja: su estructura, esa contención dependiente de un edificio existente, y la parte de la cimentación estructural de los muros originales, lo que hace que condicione mucho las soluciones que se van adoptando. Las características del terreno, muy complejas por la zona y la dureza de la roca y su fisuración, obligan a ir dando pasos y soluciones particulares para que quede perfectamente resuelto. La instalación es el segundo factor clave. La pregunta es «cómo hacer que el edifico sea lo más sostenible posible y cómo lograr, frente a otros inmuebles de similares funciones, que no sea vea ninguna máquina de climatización, por ejemplo. La solución es la más eficiente posible, siempre procurando lo diáfano de los espacios expositivos y que el edificio sea más espectacular». El diseño arquitectónico del propio inmueble es la tercera clave de esta rehabilitación. En realidad, históricamente hablando, son dos edificios los que han tenido que ensamblarse. «Ha sido muy complejo, en este sentido, diseñar el edificio, antes destinado a oficinas, con el objetivo de su función expositiva», apuntó Ráez.
Dentro de ese casi mecano de precisión que enmarca las actuales labores de construcción, la obra vive este otoño inmersa en un momento clave. Tras realizarse todas las demoliciones del edificio, los trabajos se centran en las contenciones. «Lo que en cualquier edificación sería una etapa más convencional, en el caso del Espacio Pereda el proceso es más delicado. Los muros-pantalla centran ahora la labor más visible y permiten descender para crear los tres sótanos del edificio oeste (el equivalente a tres pisos) y de ahí poder vaciar y arrancar con las cimentaciones, algo que se espera para los inicios de 2023.
El proceso actual responde a las excavaciones que se ejecutan a través de pequeños tramos alternados para asentar la obra y reducir los peligros que siempre remiten al condicionante que vertebra los tiempos de esta obra: la conservación de las fachadas. La antigua sede de la entidad bancaria tiene como eje ese elemento patrimonial histórico. La complejidad añadida está marcada también por la propia zona de obra acotada, «prácticamente encerrada en un espacio urbano que es al tiempo el centro de la ciudad».
Las soluciones aplicadas para poder abordar las contenciones y las cimentaciones «pasan por tener especial cuidado y ritmos muy ajustados a las situaciones de obra específicas que coexisten en cada momento del trabajo. Y ello a su vez adaptado a los elementos de la fachada, lo que dificulta mucho el proceso y se traduce en una ralentización obligada». Alfonso Ráez asegura que de no haber existido la fachada perimetral de esta rehabilitación esta fase sería mucho más acelerada. «Entrar con la maquinaria necesaria, hacer la contención y ya tirar para arriba. Sin embargo, las circunstancias obligan a un plazo mayor, siempre muy definido, porque lo importante es asegurar la estabilidad y con ese objetivo claro de que el edificio que ahora levantamos sirva para otro siglo».
Tras la contención y los cimientos la obra del Pereda se centrará «en las estructuras y a continuación en las instalaciones, que son críticas, decisivas y muy precisas porque no hay que olvidar que la construcción está destinada a albergar un espacio museístico y un centro de ocio, con lo cual la temperatura y humedad futuras son claves». Unas instalaciones sometidas a un sistema novedoso basado fundamentalmente en la eficiencia energética y sostenida que es única. Ráez explica que se ha certificado el edificio como Breeam (Metodología de evaluación de investigación de edificios) en su máxima categoría, etiqueta de excepcional, lo que cataloga al edificio futuro como el más sostenible al que se puede aspirar actualmente. Para que la maquinaria acceda al terreno en construcción el acceso solo es posible bajo el arco, lo cual limita también el número y el ritmo. La 'estrella' de los trabajos en estas fases cruciales es una Hidrofresa Compacta, una máquina de 8.60 de largo por 6.20 de alto con un peso del equipo completo de unas 60 toneladas, que se utiliza para la excavación de muros pantalla perimetrales. En paralelo destaca un equipo de 'perforación a rotopercusión con entubación simultánea'. Utilizando este sistema, «mediante doble cabezal y circulación directa y lodos», se logra la perforación de Geotermia de 20 intercambiadores de calor de 150 metros de profundidad.
Además, actualmente se trabaja con tres mini retroexcavadoras de forma constante en obra. Y complementariamente se usan tres camiones y otras tantas hormigoneras, más una máquina (Beretta) que ejecuta anclajes en las pantallas de hormigón. Hay cifras llamativas a la hora de ilustrar el movimiento que genera la obra del Pereda. Es el caso de las 12.788 toneladas de residuos gestionados hasta ahora. Los 1.460 m3 de hormigón; las 163,4 toneladas de acero de armar y, finalmente, las 30,5 toneladas de acero estructural.
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