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Pasadas las doce de la mañana del miércoles, por algunos de los pasillos del Mercado de la Esperanza costaba avanzar. La mayoría, clientes de « ... toda la vida». Aunque también había grupos de visitantes «fascinados» con la actividad de esta plaza de abastos que tiene más de 120 años de historia. Entre esas pequeñas calles que separan unos puestos de otros, llama la atención que algunos de ellos estén vacíos. Incluso hay carteles en los que se puede leer: 'Se traspasa'. Y varios números de contacto. Otros, a pesar de que no tienen un cartel, se entiende que ya no están funcionando por su aspecto: persianas bajadas, escaparates vacíos o carteles históricos en el lugar que antes ocupaban los productos frescos. Unos puestos que desde la Asociación de Comerciantes del Mercado de la Esperanza esperan que se ocupen «todos» con negocios minoristas. Igual que los que hay ahora mismo.
Condiciones El precio de licitación de los puestos oscila entre los 3.097 euros del más económico a los 17.422 del más caro
Plazos Los interesados tienen 15 días naturales para presentar ofertas en el perfil del contratante, una vez publicado el acuerdo
El futuro Los comerciantes están a la espera del resultado de un estudio que será decisivo de cara a los «próximos años»
Precisamente esta semana, el Ayuntamiento de Santander ha licitado la adjudicación, mediante subasta, de la concesión de once puestos de venta en el Mercado de La Esperanza, «en lotes susceptibles de adjudicación de forma independiente». Unos puestos que llevaban ya mucho tiempo desocupados y cuyo futuro marcará también el de la propia plaza. «Nosotros estaríamos encantados de que abrieran todos esos puestos y que hubiera más gente vendiendo porque, de no ser así, la plaza se quedaría muy triste. No es igual la imagen de un mercado a medias, a uno que esté a plena actividad», comenta Marta Gómez Arce, que es la presidenta de la asociación y que también está al frente de la pescadería Marta y Enchi.
El anuncio de la subasta se ha dado a conocer en un contexto en el que los comerciantes esperan los resultados de un estudio encargado hace meses que será «decisivo». Una especie de hoja de ruta de cara a los «próximos años». Y es que a pesar de que a día de hoy las cosas funcionan bien, «a medida que van cerrando comercios uno se preocupa». Por eso, es tan importante para ellos lo que diga ese informe.
El pasado lunes la Junta de Gobierno Local dio luz verde al acuerdo con el que se aprueban los pliegos de las condiciones administrativas particulares y las técnicas que regirán el procedimiento y la concesión de estos puestos. Los interesados tienen un plazo de 15 días naturales para presentar ofertas en el perfil del contratante del Ayuntamiento de Santander, una vez publicado el acuerdo.
El anuncio del Consistorio recoge cinco puestos de pescadería -cuatro de pescado fresco y uno de ellos de congelado-, uno de charcutería y ultramarinos, otro de ultramarinos y salazones, otro de frutas y verduras, el noveno de carnicería y charcutería, el décimo sólo de carnicería y el último dedicado a café e infusiones. Según el acuerdo aprobado, el precio de licitación oscila desde los 3.097 euros el puesto más económico a los 17.422 euros del más caro. Y el plazo de concesión será hasta el 30 de abril del año 2032, año en el que también termina la concesión del resto de comercios. Una fecha que será decisiva.
Precisamente el año pasado desde el equipo de gobierno del PP ya explicaron su postura respecto a los puestos del Mercado. Fue a raíz de un reportaje que publicó El Diario Montañés sobre la situación del mercadillo de puestos de alimentación ubicado en la plaza anexa al Mercado de la Esperanza, que cada vez va a menos. El Ayuntamiento explicó que su objetivo era trabajar para proteger e impulsar a los comerciantes de la ciudad. «En este sentido, se está dando prioridad a los espacios libres que existen en el interior del mercado a donde ya se han trasladado varios puestos que antes se ubicaban en el exterior», comentaron fuentes municipales.
Entonces, justificaron su actuación ya que entienden que el Mercado de la Esperanza «es un edificio emblemático y protegido que estamos mejorando continuamente para favorecer una actividad comercial en las mejores condiciones para los propios comerciantes y en favor del mejor servicio a los ciudadanos».
Lo mismo que los comerciantes, que quieren que se llenen todos los huecos que ahora están vacíos. Eso sí, que se mantenga como un mercado tradicional, que fue la premisa con la que se inauguró en 1904 -el año pasado estuvieron de aniversario-. También surgió con el objetivo de convertirse en la plaza de abastos por excelencia de la ciudad, título que mantiene a día de hoy. A pesar de la evolución que ha vivido -y vive- el sector y el auge de los supermercados.
Más allá de los resultados del estudio que esperan, la representante de los comerciantes considera «crucial» para el futuro del negocio que continúe el relevo generacional en los puestos. Además de la presencia de la juventud en la Junta Directiva de la asociación, que se renovó el año pasado. «Lo que veo es que es gente que tiene ganas de dinamizar el Mercado, con ideas y propuestas y con muchas ganas de que lleguen nuevos compañeros».
Ese espíritu es, a su juicio, garantía de que la plaza tiene futuro. «Este es su medio de vida también porque lo han vivido desde pequeños». Y recuerda que recientemente han abierto «unos cuantos» puestos minoristas y una cafetería «preciosa». «Todo es de gente joven. Esa es la actitud y el camino que nos gustaría seguir», concluye.
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Nacho González Ucelay
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