![«La esquina que formaban Presmanes y Mafor era un referente en España»](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201712/29/media/cortadas/30631604-kVn--624x885@Diario%20Montanes.jpg)
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Después de 183 años de alta joyería y con cinco generaciones de joyeros al frente, la prestigiosa firma santanderina Presmanes cerró la persiana el pasado mes de septiembre. Juan Pablo Bannatyne (Santander, 1947), descendiente de sus fundadores y gerente durante 25 años, admite que habría ... deseado no haber cerrado, pero reconoce que fue algo necesario pues «las familias van creciendo». Evita -por pena- pasar por la esquina de la avenida de Calvo Sotelo con Lealtad, que tantos años acogió la elegante firma. Nostalgias a un lado, se muestra ilusionado con la reciente apertura en Madrid y en Santander de la Joyería Bannatyne, «la continuidad de Presmanes».
-¿Cuáles son sus recuerdos de infancia en la joyería?
-Recuerdo como si fuera ayer cuando acompañaba de niño a mi padre a su despacho; me fascinaba observarlo todo. Estudié en los Escolapios y a los 18 años mi padre me dijo que me pusiera a trabajar con él en la joyería. De diez hermanos, sólo a mí me picó el gusanillo de la joyería.
-¿Y cómo era trabajar con Santiago Bannatyne Presmanes?
-Mi padre fue un gran ejemplo y aprendí muchísimo de él, sobre todo su tesón y su trato al público, que era siempre excepcional. Con los de casa sí que era más duro (sonríe y guiña un ojo). De este negocio, la parte con la que más disfruto, al igual que hacía él, es con la de atender a los amigos; porque mis clientes son en realidad amigos, gente de mi entorno y familias amigas desde hace varias generaciones. Eso sí, mi padre siempre insistía en dar el mismo trato a todo el mundo.
-¿Cuándo toma usted el relevo en la gerencia del negocio?
-Cuando mi padre falleció en el año 1992. Desde entonces pasé a ocupar la gerencia... y han sido 25 años.
-¿Cuál ha sido la joya que más le ha sorprendido?
-Hemos viajado mucho para comprar piezas en Amberes, la ciudad de los diamantes, y hemos acudido también a ferias: la más importante es la de Basilea, en Suiza, o la de Sudáfrica... Son muchas las piezas antiguas que me han fascinado. Pero la que más me sorprendió, por su pureza y por su color extraordinario, fue un diamante de diez quilates en tonos rosas; una pieza muy difícil de ver.
-¿Cuál es la decisión más difícil que ha tenido que tomar?
-Sin duda tener que cerrar el ciclo de la Joyería Presmanes; ha sido lo más duro de mi vida. Me gustaría no haberlo hecho, aunque reconozco que era necesario. Cuando las familias van creciendo tanto es la mejor solución y los socios así lo acordamos.
-¿Echa en falta el ambiente inglés de Presmanes?
- Sí, muchísimo, por eso intento no pasar por la esquina de Calvo Sotelo con Lealtad. Me da mucha pena y, si paso por delante, casi ni miro. Imaginarme una entrada diferente a la nuestra, tan tradicional, me da mucha tristeza. Del interior de castaño, hemos conservado algunas piezas que tenemos en casa, como lámparas, faroles, mesas isabelinas o el cuadro de la Reina Victoria Eugenia saliendo de la joyería.
-¿Cuál es su joya favorita?
-Depende de quién la lleve. Cada joya tiene un estilo. No es igual en todo el mundo.
-¿Qué opina del cambio en el comercio de Santander?
-Siento mucha nostalgia y siempre echaré en falta la gran relevancia que tuvo la esquina de Mafor y Presmanes juntos. Esa unión se convirtió en una referencia en toda España, cada uno en su sector. Desaparecieron, primero uno y después el otro, pero entiendo que es consecuencia del mundo actual, en el que el negocio tradicional ha cambiado.
Con reloj y gemelos discretos, Juan Pablo Bannatyne, dedicado al mundo de la alta joyería, no le presta demasiada atención a lo que lleva puesto. «Un reloj que me resulte cómodo y gemelos de plata».
Su película favorita es 'Casablanca' y su bebida, «un vino de Rioja acompañando una cena sencilla». Para evadirse le gusta navegar y estar con sus ocho nietos. «No soy de jugar mucho, pero sí de estar con ellos y observarlos».
De niño estudió en Los Escolapios, pero lo que le fascinaba era acompañar a su padre a su despacho en la joyería. Fue el único de diez hermanos que le picó el gusanillo de la alta joyería. Antes, en Presmanes, y ahora, en la nueva joyería Bannatyne, es donde se le puede encontrar a cualquier hora del día.
De su padre aprendió el tesón y el buen trato a los amigos y, aunque es un gran relaciones públicas en su negocio, en el ámbito privado es reservado.
-Bannatyne es la heredera de Presmanes. ¿Qué aires nuevos presenta esta joyería?
- La Joyería Bannatyne es la continuidad de Presmanes y, como tal, lo más importante es que seguimos manteniendo nuestro taller, de una gran tradición y en el que trabajan joyeros expertos dedicados al diseño exclusivo de joyas personalizadas para nuestros clientes. Un trabajo minucioso que busca siempre diseños muy actuales y últimas tendencias. Mantenemos la alta joyería y alta relojería con presencia de las primeras marcas en sus respectivos sectores. Contamos con Pomellato, Dodo, Vhernier o Nardi y, en relojes, Bvlgari, Cartier, IWC, Hublot, Patek Philippe, etc... Todas estas marcas tienen mucha fuerza, calidad y diseño y en su día fueron innovadoras. En esta nueva etapa hemos prescindido de artículos de regalo y apostamos fuerte por la presencia online y las redes sociales.
-¿Cómo surgió la colaboración con la diseñadora Odette?
-Odette Álvarez es amiga, clienta y una brillante diseñadora con mucha proyección. Trabajar con ella es una suerte. Tiene mucha fuerza y es una visionaria. Da gusto estar con ella. La colección ya está fabricada y la intención es sacarla a la venta en breve.
-Acaban de abrir en Madrid, en la calle Serrano, ¿le da vértigo?
- Tener un pie en Madrid era una ilusión desde hace mucho tiempo. Por fin se han dado las circunstancias oportunas y hemos encontrado un local perfecto en el número 56 de la calle Serrano. Queríamos estar en Madrid para poder atender a clientes que residen allí y que están muy vinculados a Santander. Madrid es ciudad de paso, y también así podemos atender a clientes de toda España.
-¿Qué hace en su tiempo libre?
-Tengo muy poco tiempo libre porque paso todas las horas del día aquí, en la joyería, aunque ya he cumplido 70 años y mi intención es ir dejando paso a mis hijos Santiago y Juan Pablo, que ya están al frente del negocio. Lo que más me gusta hacer para desconectar es el mar, navegar y nadar. También, pasar tiempo con mis ocho nietos.
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