«El dilema está en si debemos dejar de ofrecer un servicio que es público, aunque no sea rentable para nosotros, porque dejar de darlo perjudicaría al usuario y no es lo queremos», planteó la presidenta de la Asociación de Estanqueros de Cantabria, Esperanza García de los Salmones, que consideró que «plantarse es lícito porque al echar cuentas ves que el negocio no da, pero dejar desabastecido al usuario, y más estos meses con la llegada de los veraneantes, da una imagen desastrosa de la ciudad».
García de los Salmones reconoce que la comisión para los estanqueros es a día de hoy «insignificante». Según el colectivo, el beneficio del servicio es de 0,8 euros por cliente cuando paga en efectivo y de 0,4 cuando lo hace con VISA. Esto último «es lo que pasa la mayoría de las veces, pero no le puedes negar al cliente el pago con tarjeta», añade.
En el caso de la venta de las tarjetas de plástico del TUS, que al cliente le cuesta un euro, «el beneficio para el que está detrás del mostrador es cero. Somos meros facilitadores, y además de no ganar nada, tenemos que adelantar el pago de las tarjetas», criticó García de los Salmones, estanquera en la calle San Fernando. Ante esta situación, el colectivo ha anunciado que quiere «renegociar» con el Ayuntamiento las comisiones por este servicio. Según explicó, el pliego de condiciones acordado en 2017 entre el Consistorio y las distribuidoras dejó fuera de la negociación a los estanqueros. «Queremos estar en la próxima firma y presionaremos para redondear el margen que nos repercute, ya que es un servicio público que hacemos y queremos seguir dándolo, pero sin perder dinero a nuestra costa», aclaró la asociación.
«El beneficio para el que está detrás del mostrador es cero. Somos meros facilitadores, y además de no ganar nada, tenemos que adelantar el pago de las tarjetas»
Esperanza García de los Salmones | presidenta de la Asociación de Estanqueros de Cantabria
Para que esta reunión a tres se produzca habrá que esperar por lo menos hasta que finalice el contrato de adhesión del Ayuntamiento con las dos empresas distribuidoras: uno con Logística, que distribuye a los estancos, y el otro con Beralan, que distribuye a quioscos. «Ambos contratos tienen una vigencia de cinco años con posibilidad de dos más de prórroga. Hasta entonces no se podrán modificar las cifras acordadas en las condiciones discrecionalmente», explicaron fuentes del Ayuntamiento.
El contrato vigente
Al conocerse hace dos años el nuevo pliego de condiciones vigente, que presentaba una bajada de la comisión para los estanqueros, varios establecimientos dejaron de vender la tarjeta. «Fue una medida de presión durante unas semanas, pero no cambió nada y todos los negocios volvimos a dar el servicio. Ahora bien, cuando finalice este contrato volveremos a plantear esta medida de presión», aseguró García Salmones. La reivindicación de la asociación que representa a 253 estancos de toda la región, 64 de ellos en Santander, es que «no se vuelvan a sentar a negociar sin ningún representante que defienda sus intereses».
En el negocio de los quioscos tampoco les salen las cuentas: «No sé la comisión que se queda la distribuidora, ni el margen para el Ayuntamiento, pero puedo asegurar que la nuestra no lo hace rentable. Lo único es pensar que sirve de reclamo y que el que viene a recargar se lleva una revista, que es el argumento que da el Ayuntamiento», apuntó Estefanía Moreno, desde su quiosco de Hernán Cortés.
En contra de esta argumentación, un estanquero de la calle Marcelino Sanz de Sautuola asegura que ha hecho un estudio de mercado los últimos tres meses y «he sacado ocho euros a la semana por este servicio. Estamos aquí para ganar dinero, pero el Ayuntamiento no lo ve». En la misma línea, otra propietaria de un estanco de Hernán Cortés entiende que ofrecen «un servicio público para gente que lo necesita», pero a la vez destacó que «nos lleva trabajo dar la información al ciudadano y al turista en cualquier idioma y el autónomo no sobrevive con esto».
Sin embargo, desde el estanco de Juan de Herrera opinaron que «vendemos muchos productos poco rentables, como los sellos, llaveros... No comprendo por qué con las tarjetas va a ser mayor problema. Pronto sacarán una 'app' que nos pasará por encima y nos quejaremos».
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