Una estrella en el palmarés de Uco Lastra

Con 72 años, y a pocos días de recibir un nuevo reconocimiento, Uco hace balance de una vida marcada por las alegrías, pero también por la tristeza. «Ha habido de todo. Lo bueno ha sido muy bueno. Pero también ha habido momentos muy tristes cuando a uno no le salen las cosas como quiere». Lastra comenzó a boxear tan joven porque acompañaba a sus hermanos al gimnasio: «Me gustaba desde pequeño». Lo que no se imaginaba entonces es que tras 121 combates como boxeador amateur, debutaría como profesional en 1975, junto a José Luis Torcida, en el pabellón de los Escolapios, en Santander. Aunque el momento dorado de su carrera llegaría en 1977. Cuando lo ganó todo. Primero fue el Campeonato de España de peso pluma. Y luego, el del mundo. «Fue el 17 de diciembre de 1977. Es una fecha que tengo marcada para siempre. Lo que ocurrió ese día es inolvidable», reconoce.

A lo largo de su carrera ha recibido otras distinciones y homenajes, como el de Boxeador del Mes, concedido por el Consejo Mundial; el premio Alerta de Plata al mejor deportista montañés de 1977; la Medalla de Oro del Deporte Cántabro, y la Insignia de Oro del Atlético España de Cueto. Unos logros que forman parte de la historia del deporte de Cantabria y que están plasmados en el Museo del Deporte santanderino, en el que puede verse un par de guantes del exboxeador. Además, desde 2018, el pabellón polideportivo de Cueto, su barrio, lleva su nombre.

Aunque, como todo lo bueno, llegó el final de su trayectoria profesional. Hace ya «cuarenta años» volvió a la cotidianidad de su barrio, Cueto, que le vio crecer. «La gente se piensa que con esto del boxeo te haces rico. Y para nada es así». Así que, «como todo hijo de señor», se puso a buscar trabajo. «Estuve trabajando en la obra. Después salió una plaza para el Ayuntamiento y estuve primero de barrendero, al año siguiente otra plaza en Parques y Jardines y luego ya fui vigilante en un camping». Un poco de todo. Ahora sus días son «de lo más tranquilos». Eso sí, acompañado por su familia, especialmente por su sobrina, Andrea Aja Lastra, que precisamente fue la que le avisó de que el domingo iba a ser homenajeado. «Mi tío es lo que se ve. Una persona muy sencilla. Muy justa. Eso sí, con su carácter. Pero si todo el mundo le quiere, por algo será», apunta la sobrina del exboxeador.

En todos estos años, Uco ha visto cómo ha cambiado la visión de la gente del boxeo, el deporte de su vida. «Ahora la gente lo ve como algo más fino, más elegante, y se lo toman más en serio. Antes, cuando yo boxeaba, se pensaban que lo que hacíamos era darnos cabezazos y pensaban que éramos unos bestias», concluye.

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