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Quienes utilizan de forma habitual el ascensor público panorámico que une las calles Alta y Castilla de Santander reconocen que «falla bastante, cada dos por ... tres», comentaba este viernes por la mañana Beatriz Oria tras bajar del mismo. En ese trayecto que hace a diario suele toparse con los operarios que se acercan hasta este itinerario para solucionar las averías que se suceden. «Casi todas las semanas están por aquí los técnicos», añadía. Por eso a la vecina de Santander no le sorprendió la pegatina naranja que a esa ahora estaba pegada en el interior de ambos ascensores –con etiqueta de la Consejería de Innovación, Industria, Turismo y Comercio– en la que podía leerse: «Inspección periódica desfavorable». El espacio no pasó la última revisión llevada a cabo la semana pasada. Pero la avería no era grave. En este caso se debía a que «se detectó un fallo en el teléfono de cabina del ascensor», según indicaron desde la concejalía de Fomento, Vivienda y Movilidad Sostenible del Ayuntamiento de Santander.
Una incidencia que «no impide el normal funcionamiento de los ascensores» y por eso han seguido funcionando estos días. Además, la normativa establece un plazo de 6 meses para solucionar cualquier problema que surja. Un margen que también estaba recogido en la pegatina. En concreto señalaba: «Este ascensor quedará fuera de servicio el 20 de diciembre de 2022» de no solucionarse la incidencia. No obstante, el Consistorio ya tenía previsto dejarlo resuelto a lo largo de este viernes y así lo hizo. La pegatina naranja visible a primera hora de la mañana pasó a ser de color verde por la tarde. Por lo que no ha hecho falta agotar más días del plazo.
Lo cierto es que, a pesar de los fallos que surgen, el ascensor panorámico es un elemento «muy cómodo porque adelantas mucho», reconoce Oria. Y no poder utilizarlo es una «faena». Más allá de la parte técnica, la vecina echa en falta la limpieza, que «brilla por su ausencia», porque los ascensores están decorados con pintadas y grafitis. Además uno de ellos tiene la puerta de cristal rota desde hace «casi seis meses», calculaba también ayer Támara Vargas, otra vecina que utiliza a diario el ascensor y la pasarela que salva las vías del tren. Vargas coincide en que el itinerario «se estropea bastante. No entiendo por qué tienen que venir tanto a arreglarlo», añadía. Sin embargo restó importancia al tema de la limpieza y lo achacó al vandalismo: «Da igual el sitio, si hay un muro en blanco la gente lo pinta, no tiene sentido», reflexionaba sin preocupación mientras el ascensor funcione.
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Ana del Castillo
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