![Se pueden leer ya los carteles que han colocado en las vallas ante la obra de Somorrostro.](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201904/05/media/cortadas/catedral%20(2)-k7LC--624x385@Diario%20Montanes.jpg)
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Ponen, para hacerse una idea, la imagen de la famosa estatua de Velarde con su cañón. Justo al lado de una foto de las dos balas de una y dos libras que han encontrado excavando en Somorrostro. Por tamaño, encajan. Los proyectiles eran para un ... cañón similar al del héroe. «Arqueología abierta», lo llaman. «A veces estos hallazgos se quedaban sólo en los círculos académicos y no trascendían a la ciudadanía. Nos parece fenomenal que se divulgue, partiendo de la base de que aún estamos en pleno proceso de investigación», explica Javier Marcos, uno de los arqueólogos que se está encargando de los trabajos que se desarrollan en el entorno de la catedral. Esta semana han colgado de las vallas unos carteles explicativos. Qué había ahí y qué han encontrado. Los paneles son una novedad, pero no la única en esta obra que supone una reforma urbana al uso en un par de calles y, a la vez, un estudio histórico. La segunda es que esta misma semana han iniciado la segunda fase de las excavaciones. En la calle Los Azogues. Para los expertos, un punto «mucho más fértil» en cuanto a lo que esperan encontrar. «Sabemos que aquí había una necrópolis medieval».
Para ubicarse, los carteles -los primeros, porque van a poner más- están en la valla que hay entre la catedral y Correos. «Están teniendo un resultado muy bueno. La gente se para y lee». Desde allí mismo, si uno mira hacia arriba, verá una carpa pegada al muro del templo. Los Azogues. Justo ahí están excavando ahora tras retirar la pasada semana una solera de hormigón, una tarea que se hizo «con toda la prudencia» y supervisado en todo momento por los expertos. Marcos destaca que el método de trabajo en esta obra es «sensible a la historia». Se construye un nuevo acceso a la catedral, se reforman dos calles, «pero con respeto a la herencia cultural» que hay en ese lugar.
¿Y por qué es tan importante la segunda fase? En los sondeos que hicieron ya en enero de 2018 confirmaron que allí abajo hay una necrópolis. Encontraron una moneda de vellón de plata del siglo XIII. «En la Edad Media los cementerios estaban alrededor de los templos, extramuros. Lo que encontramos es del último momento en el que estuvo funcionando, pero creemos que hay enterramientos de una fase más antigua, en la Alta Edad Media». Creen que se toparán con eso y «también con restos romanos». Su hipótesis es que difícilmente encontrarán estructuras de esta época -que tampoco lo descartan-, pero, en el peor de los casos, esperan recuperar «materiales removidos por el efecto de fases posteriores».
Los arqueólogos saben que afrontan una etapa decisiva. «Culturalmente, de más valor». Si en Somorrostro -una zona que estaba al pie del cerro, que se comió al monte- han podido reconstruir la casa tapón, las antiguas forjas o aspectos vinculados a la Casona del Mayorazgo de los Ceballos, Los Azogues es «un lugar muy importante desde un punto de vista medieval». «Está más próximo a los muros y muy próximo a la antigua cabecera gótica de la iglesia colegial de los Santos Mártires. Cuanto más cerca de la cabecera de la iglesia, más densidad de tumbas y de mayor riqueza. Es -apunta Marcos- el punto neurálgico de la organización de un cementerio medieval».
Tanto, que según los escritos antiguos, aquí podría estar lo que en el Santander de entonces era la calle del Cementerio.
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