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María Gil Lastra
Una fuga en un edificio de Santander dispara el recibo de agua hasta los 62.799 euros

Una fuga en un edificio de Santander dispara el recibo de agua hasta los 62.799 euros

Los inquilinos del nº 11 de la calle Burgos reciben «estupefactos» una factura de Aqualia por este importe, motivada por una fuga de grandes dimensiones

Mariña Álvarez

Santander

Miércoles, 18 de abril 2018, 10:11

Los inquilinos de un edificio de la calle Burgos, el número 11, se han quedado «estupefactos» al conocer el montante que deben pagar a Aqualia este mes: 62.799 euros por el agua presuntamente consumida en el último trimestre. Esta cantidad es un 15.700% superior a la que suelen pagar, algo más de 400 euros entre los siete pisos. No hay ninguna vivienda. Todo son oficinas y el consumo es mínimo. Pero han sufrido una fuga de tal magnitud que no se conocen precedentes en Santander. Han sido 22.000 metros cúbicos (equivalentes a 22 millones de litros) los que se han ido por el subsuelo sin que nadie se diera cuenta a tiempo de frenar este derroche. Una comparativa: «Es más que si el depósito de Pronillo, uno de los más grandes de la ciudad, con 16.000 metros cúbicos, se hubiera vaciado entero; o el de Peñacastillo, que tiene 9.000, y que nadie se hubiera dado cuenta», explica el gerente de Aqualia en Santander, Leofredo Pellón.

La comunidad de propietarios ha celebrado una reunión de urgencia para hablar del «quebranto económico» si se ven obligados a pagar. Podrían pretender negociar una solución -que no parece fácil- con las administraciones implicadas (Gobierno de Cantabria y Ayuntamiento de Santander).

Aqualia: «Es una situación muy anómala, pero no podemos echar atrás una factura correcta»

Según ha contado a este periódico uno de los inquilinos, fue el 5 de febrero cuando el portero detectó «un ruido extraño en una tubería». Llamaron a un fontanero y «a los dos días» tenía localizada la fuga y se procedió a la reparación, una obra importante por la que incluso hubo que abrir una zanja en el pasadizo de la calle Burgos. Según su versión, han sido «solo dos o tres días» lo que ha durado la fuga. Pero Aqualia rebate con un contundente: «es imposible». La concesionaria de agua piensa que el escape «ha tenido que durar un máximo de 90 días, desde la última lectura del contador, y un mínimo de 60», soltando agua a todo lo que da. Lo extraño, dice Pellón, «es que no se percibiera». No hubo salida de agua a la calle ni daños en ningún sótano, circunstancias que hubieran hecho saltar la alarma mucho antes. En el tiempo que él lleva de gerente jamás se topó con un caso semejante: «Desde que estoy al frente ha habido otras veces fugas ocultas, pero nunca han llegado a estas cantidades tan grandes y sin que fuera percibida».

El desglose de la factura

La factura de 62.799 euros se desglosa en tres partes: por el abastecimiento de agua y el alcantarillado son 46.573 euros; más el 10% de IVA (4.657 euros) son 51.230 euros, que es la parte municipal. Además, en la misma factura se incluye el canon de saneamiento del Gobierno de Cantabria, que son 11.477 euros, un dinero que recauda Aqualia e ingresa en las arcas regionales. Por último, el recibo también contempla 91,42 euros de basura.

Todas estas desorbitadas cantidades son proporcionales al agua que ha pasado por el contador del edificio de la calle Burgos, nº11. Porque aquí radica el problema para los afectados: «Han tenido una fuga interior del inmueble, con muchos, muchísimos días tirando agua sin ser detectada por su parte», sostiene Leofredo Pellón. Deja claro, por tanto, que la fuga es «de ellos», no de la instalación de la calle. Ha debido ser por la mínima, según uno de los afectados, «si la avería llega a ser un poco más atrás del contador ya no sería nuestra».

Sede de sindicatos, despachos de abogados y asesorías

En este edificio de siete plantas tienen sus oficinas aseguradoras como Catalana Occidente y sindicatos como ANPE y USO (este tiene un piso entero). También hay varios despachos de abogados, entre ellos el de Juan Hormaechea, está la sede del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales, hasta figura una oficina de la Reserva Natural de las Marismas de Santoña y Noja, y otra de Sicán. Hay también un centro de acupuntura china, una autoescuela, una clínica de fisioterapia, la cooperativa Comaes y empresas de desarrollo de software y asesorías, la mayoría en régimen de alquiler. Son numerosas las entidades que figuran en el panel de la entrada del edificio, pero a la reunión solo han asistido unas quince personas.

No tienen fácil solventar esta situación. Pellón explica que en la ordenanza municipal hay un apartado que observa bonificaciones para consumos domésticos. «Pero no creo que se puedan acoger porque su contador no es doméstico». En cualquier caso, entiende que lo que ha pasado «abre una vía para pensar cómo gestionar este asunto entre las administraciones competentes. Nosotros, como concesionaria, ya lo hemos puesto en conocimiento del Ayuntamiento de Santander». En cuanto a la responsabilidad de Aqualia, el gerente señala que «el agua pasó por el contador. Legalmente está todo correcto y la lectura es correcta. Es una situación muy anómala, pero no hay error y no podemos echar atrás una factura correcta».

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