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Era el único superviviente de los tres hermanos que residían en el ático del número 33 de Juan de la Cosa, el edificio centenario en ... el que el pasado día 17 se desató un incendio que terminó con la vida de Pilar y Francisco 'Paco' Moro, de 78 y 76 años. Domingo Barada, de 61, fue trasladado de urgencia al Hospital Universitario Marqués de Valdecilla con una intoxicación grave por inhalación de monóxido de carbono y tras una semana de lucha contra la muerte, ha fallecido esta mañana.
Los sanitarios lo advirtieron el día en que lo asistieron tras el incendio: «Está muy, muy grave», aseguraron a los vecinos tras hablar con los profesionales médicos; pero tanto los familiares, como amigos y vecinos no habían perdido la esperanza.
Domingo recibió dos sesiones de cámara hiperbárica el pasado fin de semana. Dos sesiones de tratamiento que suelen marcar la frontera, de alguna manera, entre quienes conseguirán superar la intoxicación y los que no. La evolución no fue favorable, por eso los sanitarios le retiraron la sedación el pasado martes y esta tarde se tomó la decisión de desconectarlo de las máquinas que lo mantenían con vida, según fuentes médicas.
La familia ha aprobado donar los órganos del tercer hermano fallecido en el fatídico incendio que se desató el pasado día 17 en el quinto izquierda después de que un calefactor incendiara un colchón, según las primeras investigaciones de la Policía Científica, que fueron confirmadas esta semana por la alcaldesa de Santander, Gema Igual.
Lo que aún no ha aclarado la Policía ha sido si ha localizado ya al inquilino que vivía en la habitación donde se originó el fuego. Una persona que desapareció desde que se prendiera el edificio. «Las investigaciones continúan y no podemos confirmar nada», señalaron fuentes del cuerpo sobre una investigación que se centra en ese inmueble, cuyo dueño alquilaba por habitaciones.
Además del quinto izquierda y del ático del número 33 de la calle Juan de la Cosa, en pleno centro de Santander, el fuego calcinó también buena parte del tejado, que era de madera. En los días inmediatamente posteriores al siniestro, los vecinos tuvieron que conformarse con una intervención rápida que consistió en cubrir parte de esa cubierta con una lona. «Pero necesitábamos arreglarlo porque todo el agua de lluvia que entrase podía causar graves desperfectos», argumentaron los responsables vecinales. Por eso esta semana se ha realizado una obra de urgencia para atajar el problema. «Colocaron unos andamios en la fachada y accedieron al tejado en cuanto pudieron para colocar unas tejas provisionales que ya cubren todo y que pueden preservar del daño del agua», aclaró ayer Juan José Merino, vicepresidente de la comunidad.
Una vez asumidos los daños personales, el restablecimiento de los servicios y de la «vida normal» en el edificio fue la segunda de las prioridades de los residentes. Se revisaron las instalaciones de gas, de agua y se comprobó que la estructura del edificio no se había visto comprometida. Por último, cuando la Policía Científica permitió el acceso al tejado, una vez finalizadas sus investigaciones en los pisos afectados, se acometió la obra.
«Ahora hemos contratado a una empresa para que elabore un inventario de todos los desperfectos que hay que arreglar», cuenta el vicepresidente. Habrá que esperar a resolver todos los trámites de los seguros para acometer las reparaciones.
Tras una semana centrada en la limpieza de toda la escalera, la reparación de las calderas, la prueba de seguridad en la instalación de gas y después de confirmar que la estructura del edificio -que es de madera- no había quedado comprometida, los vecinos apremian ahora a los seguros para resolver los trámites pertinentes que permitan acometer cuanto antes la obra de reparación del tejado. Una zona que quedó especialmente dañada, que fue cubierta parcialmente por una lona en un primer momento pero que aún es una importante fuente de filtraciones de humedad, especialmente ahora, en pleno invierno y con lluvias frecuentes.
«Un buen vecino»
Cuando el pasado martes vecinos, amigos y familiares despidieron a los hermanos Pilar yFrancisco en el funeral oficiado en la parroquia San José Obrero de Tetuán, el párroco tuvo también palabras para Domingo. Todos le recordaron como «un buen vecino», «una buena persona». El martes aún se mantenía viva la esperanza de que superara la grave intoxicación por monóxido de carbono.
Con su fallecimiento, el incendio se cobra ya tres fallecidos, los tres hermanos que residían en el ático del edificio, justo encima del inmueble donde se originó el fuego que levantó una columna de humo negro mortal que ascendió al cielo de Santander y pudo divisarse desde kilómetros de distancia.
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