Adiós al chiringuito de La Magdalena

Cuando el día acompaña, es un plan que se ajusta a pequeños y mayores. Mientras unos aprovechan el fin de semana o las vacaciones para jugar en los columpios, los padres y madres que les acompañan pueden sentarse en la terraza y tomar un café en grupo. Esa es la estampa que se ha repetido a menudo en la Campa de La Magdalena, donde se ubica el bar-cafetería -o, más bien, la nave de tejado de chapa- en el que puede leerse una placa con el nombre 'Campo Polo'. Pero ahora esa imagen quedará atrás: «No sabía que lo iban a quitar, pensé que no era temporada», comenta Sara Santana, residente en Santander, que ayer mismo tenía pensado tomarse un café allí y se llevó una sorpresa al verlo con la persiana bajada. Un cierre que ya será permanente porque el Ayuntamiento ha decidido retirar el módulo de hostelería como parte del plan de mejora de las instalaciones de la Península. «Pues aquí hace falta un bar. Es cómodo estar sentada tranquilamente, en una mesa, junto a los columpios», añade la vecina.

Ella acostumbra a visitar la Campa con su familia -que no viven en la capital cántabra- y ha pasado muchas jornadas en esa terraza mientras los más pequeños jugaban en el parque. Justo enfrente y donde alcanza la vista para vigilarles. «Venimos a la playa y nos acercamos a pedir un helado o a tomar algo. Nos gusta mucho», reconoce. Es más, algunas veces han cambiado el plan al ver que el bar estaba cerrado porque el establecimiento es, precisamente, lo que les atrae a visitar La Magdalena. Se trata de una actuación que el Consistorio afrontará en las próximas semanas para dejar el espacio libre de una instalación que, con más de 30 años de antigüedad, ha quedado obsoleta y no cumple con los requisitos de seguridad y sanidad que exigen las construcciones modernas, según indica el Ayuntamiento.

El módulo «no está a la altura» de lo que requiere un espacio como la Península de La Magdalena y la fecha de la obra la marcará la obtención de los permisos pertinentes, como la autorización para la retirada de elementos con presencia de amianto. Y es que el deterioro puede verse a simple vista. Las canalizaciones están rotas, la infraestructura urge una reforma y a algunos de los carteles con el horario de cierre les faltan letras. «Si no cumple las normas, entiendo que no hay más remedio», opina Javier Santiago. El vecino lamenta que por la retirada puedan perderse puestos de trabajo y admite que «siempre está bien que haya un bar en esta zona», donde ya solo queda disponible el restaurante-cafetería situado en las Caballerizas. Un punto más alejado del parque y, por ende, mal localizado para que las familias puedan disfrutar de un refrigerio a la par que controlan y ven cómo juegan los pequeños.

«Sí se ve deteriorado», valoraba ayer por la mañana Pepa Bracho, otra vecina de la capital que aprovechó el día soleado para bajar a la Campa con su hijo. «Cuando tengo tiempo vengo y sí he usado más de una vez el bar», añadía. En su opinión, «siempre está bien tener un sitio cerca para tomar algo». Pero también para comprar una botella de agua o cualquier otra necesidad que pueda surgir. Aunque no era asidua a visitar el módulo hostelero, afirma que es «una pena» que lo retiren y no lo sustituyan por otro. Y es que la zona se ajardinará y se colocarán bancos y mesas fijos para uso ciudadano. Esto supone un cambio con respecto al proyecto que se encargó en 2010 y que incluía la instalación de tres módulos en esa misma zona. No obstante, el Ayuntamiento ha optado por aplazar la ejecución del mismo porque, indica, no tiene cabida en la actualidad «ya que las necesidades son otras» tras más de una década. En primer lugar se procederá a la mejora de las instalaciones de los baños ubicados en el margen izquierdo de la vía principal, respondiendo a las peticiones de los visitantes del recinto.

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