«La fama de Santander proviene de los años veinte, fueron un punto de inflexión»

No es casualidad la fecha de edición del libro precisamente este año. Se ha realizado en conmemoración del 110 aniversario del primer verano Real en La Magdalena, que data del año 1913. Durante esos 18 años que los Reyes y su familia se pasaron veraneando en la ciudad, Flores-Gispert explica que la capital sufrió una gran transformación y empezó a ser conocida como una de las mejores ciudades veraniegas de España.

La obra recoge, a lo largo de sus 190 páginas, crónicas de El Diario Montañés de 1916, en las que se habla de la presencia de los Reyes o un bando municipal de cómo tomar los baños de ola. Además, expone una visión global de cómo era aquel Santander de «gran clase» de los años veinte, con especial dedicación al palacio real de La Magdalena. El resto del eje vertebrador de la obra se cimenta en torno al Gran Casino de El Sardinero, el Hotel Real y los baños de ola de la ciudad. Todo ello intercalado con numerosas fotografías de Santander y de las visitas de la Familia Real. La mayoría de las imágenes han sido obtenidas del Centro de Documentación de la Imagen.

La editorial Tantín es la encargada de editar un libro que, con el patrocinio del Ayuntamiento, será presentado este sábado a las 18.00 en Piquío. Será, precisamente, uno de los eventos previstos en la tradicional fiesta de los Baños de Ola, la recreación histórica puesta en marcha por el propio Ayuntamiento hace ya más de veinte años.

En palabras del propio autor, 'Santander años veinte' describe «cómo era la vida social, cultural, musical y recreativa de aquel Santander, la vida en el Casino, la vida en el Hotel Real, la vida en las playas». «En definitiva, cómo era nuestra ciudad hace un siglo. Aquel Santander que vivía en paz y que era el centro de la vida social y cultural de España en verano en torno al imán que suponía tener a los Reyes veraneando en nuestras playas».

Acerca de la segunda década del siglo XX santanderino, encontramos centenares de fotos gracias a las cuales se puede comprobar cómo era la moda de aquellos años, tanto para los hombres como para las mujeres, y hasta cómo eran los automóviles más elegantes de la época.

La capital cántabra adquirió tal importancia que «venían los principales actores, actrices y músicos de la época». «Nombres como Catalina Bárcena, Simó-Raso, La Fornarina, Margarita Xirgu o Raquel Meller eran solo algunos de los que acudían a la ciudad cada verano a actuar», describe Flores-Gispert. Santander vivió uno de sus periodos más fructíferos en aquella época, y el periodista, que no descarta seguir escribiendo sobre ella, se confiesa «enamorado» de ese momento y de sus monumentos. Y en especial de esa «maravillosa» época de la que escribe y de la que, según dice, «nunca se sabe suficiente».

Para Flores-Gispert, la ciudad ha cambiado mucho desde entonces, pero esa esencia de la «época dorada» siempre se encontrará en algunos monumentos santanderinos.