Secciones
Servicios
Destacamos
¿Se acuerdan de la iglesia y del faro en miniatura que apareció en lo alto de una roca rodeada de mar en la senda costera? Casi llegando a Ciriego. Lo publicó este periódico en octubre. El tema dio que hablar. Un misterio. Pues ... si lo vieron y pensaron eso de «tenemos que ir a verlo», pero lo dejaron pasar, ya no se molesten. No está. Con el mismo misterio con el que apareció, la doble construcción ha desaparecido. Según ha podido confirmar este periódico, se ha esfumado entre el pasado día 7 y el 14 de mayo. Lo cuenta un testigo, un habitual del paseo. De sábado a sábado. «El anterior sí que estaba, pero este ya no».
Lo primero es situarse. Las peñucas, como llaman a estas rocas por la zona de San Román, están casi llegando al cementerio de Ciriego si uno viene andando por la senda costera desde La Maruca. Un peñasco que, con la marea alta, queda completamente rodeado, pero al que, con bajamar, resulta más fácil acceder porque lo que parecen dos rocas distintas en realidad es una sola (aún así hay que trepar para llegar a lo alto). Se sitúan justo antes de un espacio que en el barrio conocen como 'La playuca de Nando', una cala rocosa bautizada con el nombre de un personaje popular para los lugareños. Es una de las partes del recorrido en la que aún sobreviven las empalizadas de madera que se colocaron con motivo de la polémica obra de la senda (la que se paralizó y de la que nada ha vuelto a saberse).
Pues allí, en lo alto, aparecieron las dos pequeñas construcciones. Lo publicó El Diario a principios de octubre. «Un misterio a la espalda de Ciriego», fue el titular. Por el barrio contaron que estaban «desde el final de la primavera o principio del verano». Nadie pudo concretar, pero sí quedó claro que antes no estaban. De hecho, no aparecían en las fotos de un reportaje del periódico de hace un par de años y tampoco en las imágenes de una búsqueda en Google. Eso sí, pocos sabían quién era el autor y cómo y por qué colocó las dos figuras allí. Y los que lo sabían optaron por no decir nada por si acaso. Ahí quedó la cosa. Con la certeza de que la torre de la iglesia guardaba bastante parecido con la de San Román. Y con el mensaje, casi poético, de que en una zona donde el Cantábrico ruge, hacía falta la luz de un faro.
Precisamente las olas estaban en todas las conversaciones que se iniciaron en octubre al hablar del misterio. «¿Aguantará los temporales?». Sí, en principio, el invierno no pasó factura y sobrevivió a los meses más duros.
«Ningún temporal había conseguido derribar lo que instaló una mano anónima. Ahora, desafortunadamente, otra mano anónima e incalificable ha actuado como el peor temporal», contaba el sábado el caminante que contactó con este periódico. Sacó unas fotos con la marea baja en las que se intuía en el agua «unas partes rectangulares». Unas piezas alargadas de color blanco. «Creo -comentaba el autor de las imágenes- que se corresponden con parte de la iglesia». El lunes por la tarde no quedaba rastro.
Utilizando el objetivo de la cámara de fotos para obtener una imagen cercana sí que se aprecian en la roca los restos de la base en la que se ubicaba la iglesia (puede verse en las dos fotos comparadas que acompañan este texto). Pero nada más. No hay más pistas ni se puede confirmar al 100% que haya sido un acto vandálico (aunque lo parezca).
¿Lo ha quitado el mismo que lo puso? ¿Le molestaba a alguien? ¿Se ha acabado rompiendo por el desgaste al que estaba sometido en ese punto? No hay respuesta. La iglesia y el faro aparecieron con misterio y así mismo han desaparecido.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.