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El verde, por la vida y la esperanza. El rojo, por su fuerza y como símbolo de realeza. Y, en general, una atmósfera de calidez. ... La que da la familia, la tradición y, también, la mano amiga o la palabra amable del sanitario en los momentos difíciles. Son las ideas que inspiran el trabajo del joven diseñador e interiorista corraliego Martín Vuelta en la decoración del árbol navideño del Hotel Real. Ya brilla. Desde anoche. Como cada año. Situado junto al piano del salón principal. Pero esta vez con un tono especial, el del reconocimiento a enfermeras y médicos. A los presidentes de ambos colegios profesionales, María Luz Fernández y Javier Hernández de Sande, les tocó algo tan emotivo como dar luz. Como hicieron en los tiempos más difíciles. Darnos luz. Hace bien poco.
Vuelta pensó en «figuras de cascanueces realizadas artesanalmente en madera, como si de un cuento navideño se tratase». También en «grandes esferas de distintas tonalidades de rojo que sobresalen del abeto para aportar volumen e intensidad cromática». Y eso, un trabajo artesanal, colorido y materiales con historia como para escribir un cuento es lo que tienen los nacimientos del periodista cántabro José Emilio Pelayo, protagonistas también de la decoración del Real con una muestra de sus trabajos.
La luz del árbol se unió a la de los jardines exteriores del hotel, que este 2022 celebra su 105 aniversario. En eso, en celebrar, se unió a los 120 años de El Diario Montañés. Lo recordó el conductor del acto, José Luis Callejo, en presencia del director del periódico, Íñigo Noriega. Fue, como abundan en estos días, una fiesta. María Martínez-Alberdi, de Eurostars Hotel Real, y Concepción Revuelta, de la Asociación de Creadores de Cantabria, hicieron de anfitrionas en compañía de la artista Gloria Torner, la consejera de Educación, Marina Lombó, y la alcaldesa de Santander, Gema Igual.
«Sin salud no hay nada», se escuchó durante las intervenciones. Justo antes de pulsar el botón que iluminó el árbol. Justo antes de la luz. Por fin luz después de años oscuros. Se brindó por eso. Porque divertirse –lo que toca, como dijeron– también es salud.
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